miércoles, 20 de septiembre de 2017

Sintiendo México

Siento de corazón la tragedia que está viviendo México, a raíz de ese terremoto que le ha hecho temblar. Sé por experiencia que tal desastre natural resulta terrible, y así lo plasmé en uno de mis relatos. Si estuviera ahora mismo en mi mano, como lo estaba entonces, dejaría todo si fuera necesario por ir allí a prestar mi ayuda. Mas en la distancia y ante mis circunstancias, solo queda manifestar mi solidaridad por un país que he sentido siempre muy cercano, ejercerla desde aquí como pueda y seguir llevándolo tan dentro de mí.
Releyendo este párrafo de mis Catorce lunas llenas, hoy México lloro junto a ti.

"A las 15:33 horas del sábado 23 de junio de 2001 –cuando los momentos se recuerdan con detalle es porque en ellos nos sobraron emociones-. Un terremoto tremendo sacude aquella zona del país, sembrando también el pánico en toda la región. No hay señales de apaciguamiento. En apenas un segundo todo se viene abajo, derribando incluso lo ya derribado. Los sistemas de comunicación se han cortado; pasará algún tiempo hasta que alguien del exterior sea consciente de la magnitud de la catástrofe. Una cámara de vídeo sigue grabando para contar esta historia, mientras al lado yace el cuerpo de algún reportero. Asistimos a otro choque frontal entre la fuerza de la Naturaleza y las debilidades del ser humano. Si etimológicamente desastre significa fuera del control de los astros, porque solo queda rezar para que no nos toque a nosotros, resulta evidente que estamos ante uno de ellos.
A la devastación que produce cada réplica se suman los estragos del tsunami posterior: más de 240 muertos, 17.500 casas destruidas, 320.000 personas afectadas –cuando las cifras se recuerdan con detalle es porque en ellas nos faltaron las palabras-… En esas circunstancias, ¿dónde queda la ciudad? Aquel temblor de tierra inutilizó la mayoría de los abastecimientos de agua existentes, arrasó con el tendido eléctrico, demolió los servicios de asistencia sanitaria, arruinó demasiadas esperanzas. No podría ser peor.
Para bien o para mal, estos desastres movilizan lo mejor y lo menos bueno de nosotros. Individualmente solemos reaccionar de manera tardía ante tales situaciones, pues nuestro cerebro no acepta lo que sucede. Con frecuencia apenas sentimos nada, ni siquiera miedo. Y en esa situación de bloqueo tomamos decisiones precipitadas en las que la diferencia entre acertar o fallar puede ser la vida o la muerte...". 

lunes, 18 de septiembre de 2017

Mi pregón

Buenas noches, vecinas y vecinos, visitantes, peñistas, familiares, amigas y amigos:
Permitidme empezar este pregón tirando del sabio refranero popular. Y es que de bien nacidos es ser agradecido. Así que quisiera dar las gracias de corazón a todo el municipio de Toral de los Guzmanes por permitirme ser esta noche el pregonero de nuestra Fiesta.
Fue hace ya más diez años cuando vine a este lugar por primera vez, pues de aquí procedía la familia de la persona que entonces era mi novia y hoy es mi mujer. Ella me había hablado de su Palacio de adobe –el único palacio de tapial que sigue en pie-, de su Museo de los Botijos, de esa historia de su iglesia sin torre y de su torre sin iglesia… También de sus recuerdos de infancia junto a sus primos, de esas meriendas con sus amigos en aquella bodega, de unos dulces llamados feos, de su riquísimo queso, e incluso de esta, su Fiesta del Cristo de la Vega. Recuerdo cómo en aquel primer paseo ella me detallaba dónde nacieron sus abuelos, sus tíos, su madre… Y recuerdo que a mí, que venía de otro pueblo allá por tierras de Zaragoza, el sitio me encantó.
Desde entonces, poco a poco, he ido haciendo de Toral de los Guzmanes mi pueblo de referencia. No sé si es él el que me ha adoptado a mí o he sido yo el que le he adoptado a él. Aquí pasamos los meses de verano, hemos bautizado a nuestra hija, estuvimos empadronados en su día (¡y dad por seguro que volveremos a estarlo en cuanto las circunstancias nos lo permitan!) e incluso desde mi condición de escritor, muchos de sus detalles han servido de inspiración para alguno de mis cuentos. No en vano, presumo con orgullo de que en su biblioteca municipal hay al menos un ejemplar de cada uno de mis libros.
Admito que ahora los paseos familiares son muy distintos a aquellos primeros, pues las referencias nos las marcan nuestros hijos. Montamos en bici hasta la piscina para que Manuel pequeño siga progresando en natación –de hecho, él aprendió a nadar aquí-, damos un paseo para que Amalia juegue en el parque, nos acercamos a alguna vaquería simplemente para que vean las vacas, o vamos a casa de Gloria, quien siempre les premia con alguna onza de chocolate… A ellos también les encanta. Aquí tienen sus amigos. Pero a pesar de los cambios, mi sensación sigue siendo la de entonces: junto a vosotros me siento a gusto; entre estas calles, estoy en paz.
Tirando otra vez de refranero, sé sobradamente que lo bueno, si breve, dos veces bueno. Por eso no quisiera alargarme más. Tan solo me queda reiteraros mi agradecimiento, desearos también de corazón que disfrutéis de estos días de Fiesta y –como médico preventivista que soy- recomendaros que lo hagáis siempre con sentido común y con mucho, muchísimo, sentido del humor. De manera que durante estos días, se prohíbe no sonreír.
Por eso, con todas las fuerzas de esta tierra leonesa, con toda la nobleza de mis orígenes maños: ¡Viva Toral de los Guzmanes! ¡Viva el Cristo de la Vega!

miércoles, 13 de septiembre de 2017

Pregonero en las Fiestas de Toral de los Guzmanes

A partir del próximo sábado 16 de septiembre, el municipio leonés de Toral de los Guzmanes celebra su Fiesta del Cristo de la Vega. De allí procede parte de mi familia, constituye mi refugio de verano, es el pueblo en el que he elegido vivir -de hecho, ya estuve empadronado en él y muy probablemente volveré a estarlo en cuanto las circunstancias lo permitan- e incluso ha servido de inspiración para alguno de mis cuentos. Por todo ello, constituye para mí un honor haber sido la persona elegida para leer su pregón de este año.
Prometo que no será muy largo, a cambio de que resulte emotivo.
¡Felices fiestas a las que, por supuesto, estáis todos invitados!

lunes, 4 de septiembre de 2017

Jurado del Certamen Carta Puebla

Como ganador de la edición del año anterior, he formado parte del jurado del XXXIX Certamen Literario Carta Puebla, X de Novela Corta, habiéndome leído a lo largo del verano las distintas obras que se presentaron. El pasado jueves tuvimos la reunión entre todos los miembros del mismo, concediendo tras las oportunas deliberaciones el primer premio a la obra titulada Memorial del niño de la reliquia, la cual -después de abrir su plica- correspondía al autor Antonio Luis Galán Gall. La obra finalista que obtuvo el segundo premio es la titulada El dorso del miedo, escrita por Manuel García-Fogeda Fernández-Infantes.
Quisiera manifestar mi satisfacción por esta experiencia y, por supuesto, felicitar a todos sus participantes, con un guiño especial a los ganadores de tan importante galardón.