martes, 29 de diciembre de 2020

Esa vacuna llamada Esperanza

A menudo la Esperanza adopta distintos nombres. Y en estos tiempos del Coronavirus, me da que uno de ellos es el de Vacuna. En este martes 29 de diciembre quisiera dar las gracias a todos por haberme permitido recibir las primeras dosis vacunales que se distribuirán en mi provincia, al equipo y responsables de nuestra Sección de Epidemiología - incluido en el Servicio de Sanidad, de León- por su labor inestimable, y por supuesto a mi familia por el tiempo y los detalles que les haya podido restar en estos meses.
Como profesional de la Sanidad y sobre todo como persona, creo haber participado en un reto sumamente importante. De hecho, comparto que me he emocionado. En el momento de abrir la caja, un aluvión de imágenes -unas mejores, otras no tanto- han pasado por mi mente. Porque ha sido duro, va a seguir siéndolo... pero de esta, vamos a salir. Y es que siempre lo he tenido claro: esa Esperanza -se llame como se llame- no es nunca lo último que se pierde; será siempre lo primero que se encuentra.

domingo, 27 de diciembre de 2020

Vacunando frente a Coronavirus

En este último domingo de diciembre se han administrado en España las primeras dosis de vacuna frente a Coronavirus. Ciertamente se trata de un día histórico, que ojalá signifique el principio del fin de la pandemia. Aun cuando no sea un proceso inmediato, estoy convencido de que será así. 
Mañana iniciaremos la campaña en nuestra provincia, con dos Áreas sanitarias. Todo está preparado. 
Hasta entonces, hoy toca dar las gracias a quienes han puesto su conocimiento al servicio de los demás, a los ingenieros del preparado, a los investigadores... A todas las personas que directa o indirectamente han participado en cada fase del desarrollo, velando por su eficacia y seguridad. A fin de cuentas, ¡las vacunas no vienen del cielo!... Y por supuesto, a esos residentes y profesionales -sanitarios o no- que vinculados a centros de mayores han recibido a lo largo del día esas primeras vacunas.

sábado, 26 de diciembre de 2020

Regalando Lunas por Navidad

Sé que soy un escritor atípico al que para bien o para mal nunca le ha importado demasiado la cantidad de libros que vendía. Viviendo del ejercicio de la Medicina, siempre he reconocido que escribo porque constituye mi válvula de escape, un hobby, la meditación nuestra de cada día, mi Mindfulness particular. Todo lo que venga a partir de ahí será siempre un regalo.  
Y es que hablando de regalos, me consta que este año Papá Noel ha repartido en su saca muchos ejemplares de mis Catorce lunas menguantes (MAR Editor). Lo sé, porque empiezan a llegarme las opiniones de sus lectores. Entre ellas la de nuestros amigos Ana (León) -quien se declarase fan de mi Literatura, junto a una foto con su ejemplar en plena Naturaleza-, Sergio (Madrid) -como profesor de Secundaria lo incluirá como lectura altamente recomendada para sus alumnos- o Manuel, de Librería Albareda (Zaragoza), quien esta misma tarde compartía conmigo: Acabo de terminar tu maravillosa obra. Si por mí fuera, te daría el Premio Nobel. Que sepas que ayudado por Fortaleza, Bondad, Humildad y Entusiasmo daré a conocer tu obra. Me encantaría que estuviera en todas las bibliotecas.
No lo niego: el niño que sigue habiendo dentro de mí continúa sorprendiéndose cuando desenvuelve cualquiera de estos presentes. Será que, parafraseando a otro de mis maestros llamado Julio Cortázar, no te regalan un libro, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del libro.

viernes, 25 de diciembre de 2020

En el Día de Navidad

En este día de Navidad podría compartir como médico epidemiólogo que, a pesar de las fechas, estamos trabajando duro para que todo esté listo de cara a esa campaña de vacunación frente al Coronavirus que empezará este próximo domingo. 
Sin embargo, aun a sabiendas de resultar más monótono y por el mero hecho de desconectar, compartiré desde mi faceta de escritor que esta semana he sido entrevistado en el programa literario Sexto Continente, de Radio Nacional de España, adjuntando el enlace al audio del programa por si a alguien le pudiera interesar:

https://www.rtve.es/alacarta/audios/sexto-continente/sexto-contiente-reyes-traen-saco-mas-lleno-nunca-26-12-20/5745621/?fbclid=IwAR3COU4k_6-iou5Jj_vErul1f00h9E6M22PWDSvBOGA0STEtZ1-oqKO8s3E

Y que a modo de regalo navideño, hoy he recibido también la primera reseña a propósito de mis Catorce lunas menguantes (MAR Editor), redactada por nuestro amigo lector Santiago. En sus palabras, las comenta así: No quiero pasar el día de NAVIDAD sin defender la BIODIVERSIDAD. Así lo hace mi amigo Manuel Cortés Blanco, autor de las "Catorce lunas menguantes". Cualquiera con un mínimo de sensibilidad ambiental y ecológica deberá adquirir este librito de 140 páginas, que no tiene desperdicio. Recorre los cinco continentes del planeta Tierra y vuelve a despertar nuestras conciencias. Está en juego la salud de la Naturaleza, que también es la nuestra. Y en los tiempos que corren, no puede tener más actualidad, que también rima con Navidad.
Mil gracias, mil y una sonrisas.

miércoles, 23 de diciembre de 2020

Mi Navidad según Nicasio

Mi amigo Nicasio afirma que la Navidad no es solo un mes que empieza cuando lo deciden unos grandes almacenes, sino un estado de ánimo. Al día siguiente del sorteo de lotería más importante del año, él asegura que nuestra suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos... E incluso cuando me ve decaído o saturado por esa sobredosis de responsabilidad que a menudo padezco, me pide que le dé la vuelta y me sienta afortunado por estar haciendo lo que hago, en el momento que me ha tocado y por la mucha gente a la que puedo ayudar. Y es que Nicasio es un especialista en extraer lo bueno hasta de lo malo. 
Por ello, en esta Navidad en la que creía que no tenemos demasiadas razones para felicitarnos, seguiré su consejo y nos felicitaremos a nosotros mismos sencillamente por tenernos.
Así que de corazón, con corazón y desde el corazón, Ánimo, Fuerza y -a pesar de las circunstancias o precisamente por ellas- ¡feliz Navidad!

viernes, 18 de diciembre de 2020

Impresiones de mis Lunas

Nuestras Catorce lunas menguantes (MAR Editor) ya están en pleno proceso de distribución y dispuestas en los stands de muchas librerías. Con el aval de cada ilustración de Raquel Ordóñez Lanza, su objetivo parece claro: salvar nuestro planeta Azul con esos cuentos en modo Verde. Y aunque en su mayoría se encuentren en la sección infantil, no podemos olvidar que su lectura está recomendada para todos los públicos, entre doce y ciento y pico años. 
Alguno de sus pretendientes me ha indicado que al tratar de adquirirlo en unos grandes almacenes, la dependienta que le atendió le ha dicho literalmente que está agotado. Eso es imposible porque acaba de salir; otra cosa es que en estos momentos no dispongan de ningún ejemplar. En tal caso, solo tienen que pedirlo a la editorial -MAR Editor- o a su distribuidora -UDL Libros- y en nada lo tendrán.
Casual o causalmente, mientras componía esta entrada, he recibido la primera crítica del primer lector que las terminó: "Maravillosas lunas. Me han encantado y me han hecho pensar. Gracias por escribirlas", decía nuestra querida Elvira a través del wasap. Mil gracias a ella y a cuantos, a través de nuestras lunas, ofrecen otra oportunidad a mi Literatura... Y en ella, por supuesto, a nuestra propia Naturaleza.

miércoles, 16 de diciembre de 2020

Mi tía Felipa, in memoriam

De pequeño, cuando viajábamos en verano a su querido Burgo de Osma, se deshacía en atenciones con nosotros. Además, como niño y a pesar de los reveses de la vida, siempre la percibí divertida... A pesar de sus achaques, el día del adiós de mis padres viajó esos trescientos kilómetros de propio para despedirles a ellos, para acompañarnos a nosotros. Recuerdo perfectamente tanta ternura en su abrazo, aquel taxi suyo aguardando a la salida... Cuando regresamos a su pueblo para presentarle a nuestro Principito, volvió a hacer gala de un cariño inmenso, siendo otra vez de lo más hospitalaria. Tras compartir que en el hogar de mayores jugaba con sus amigas a una especie de bingo y que le había tocado la tarde anterior, nos regaló un vestido para el chiquillo.
Sabía que últimamente no estaba bien de salud, pero tampoco esperaba el desenlace que hoy ha compartido nuestra prima. En este año de tantas despedidas, se ha ido mi tía Felipa; una de esas personas -tan sencilla como extraordinaria- que componen la nómina de nuestra vida. 
Mil gracias de corazón por haber sido como siempre fue. Ahora, descanse en Paz.

martes, 15 de diciembre de 2020

Catorce lunas amigas

Mis Catorce lunas menguantes (MAR Editor) ya lucen en nuestra casa junto al árbol de Navidad. Han llegado a última hora de esta tarde y me da que a partir de mañana lo harán en todas las librerías. O al menos, en esas que las hayan solicitado. 
Atendiendo al listado de pedidos, su distribuidor me ha dicho que se nota que mis plazas más fuertes son Zaragoza -tierra natal-, Madrid -tierra de siempre-, Soria -tierra materna- y León -tierra de Vida-... si bien yo le he respondido que mi verdadera fortaleza estará siempre allá donde esté un amigo.
A fin de cuentas, ellos son nuestros principales valedores. Porque como en cierta ocasión nos diría un librero en aquella feria literaria, cuando tus lectores se acercan al stand no preguntan por tus libros... ¡preguntan por ti!
Si mi maestro García Márquez aseguraba que escribía para que sus amigos le quisieran más, yo he descubierto que lo hago para querer más a mis amigos. Y creedme cuando comparto que con estas nuevas lunas -que no Lunas nuevas ya que en verdad son menguantes- también lo hemos conseguido.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Diez años después

Se cumplen diez años de la entrega de aquel Premio Nacional Ulysses a la Investigación que, por un trabajo a propósito del uso problemático de Internet entre estudiantes de la Comunidad de Madrid, obtuve junto a mi colega, paisano y sobre todo amigo Antonio Piñeyroa. Una década en la que, evidentemente, hemos cambiado. A nivel personal, ahora soy más familiar; mis viajes no llegan lejos, ni siquiera sigo a nuestro equipo por los estadios de fútbol. A cambio, me hice asiduo al teatro, a esos paseos por el campo, a una sentida conversación. También investigo menos... aunque escribo más. Como siempre en la vida, he ganado en muchos aspectos y he aprendido en otros. Eso sí, aun cuando haya habido alguna pérdida, nunca tuve la sensación de haberme perdido.
Un decenio para mirar de reojo hacia atrás, pero sobre todo para enfocar de frente el futuro. A sabiendas de que, lejos de conformarme con él, he elegido mi destino.
Y es que, como cantara esa voz de un tal Calamaro, si diez años después vuelvo a encontrarte en algún lugar, no olvides que soy distinto de aquél... pero casi igual.

domingo, 13 de diciembre de 2020

A propósito del racismo

Siendo residente de mi especialidad, Medicina Preventiva y Salud Pública, recuerdo que en aquel semestre que estuve rotando en la Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias -perteneciente al Instituto de Salud Carlos III- alguien nos presentó un estudio a propósito del racismo. Jamás olvidaré lo crítico que fui en mi valoración, al entender que contenía sesgos metodológicos de bulto. Entre ellos, preguntar directamente  a los encuestados si ¿Es usted racista?, a sabiendas de que con todas las connotaciones que eso conlleva, en un altísimo porcentaje -por supuesto, alejado de la realidad que se pretende contrastar- la respuesta sería no. De ahí que nunca se validara, proponiendo como alternativa cuestiones cualitativas indirectas, del tipo ¿Le importaría compartir piso con otras personas de distinta raza? o similares. 
A principios de esta pandemia conversaba con un oficial de Policía por cierto asunto relacionado con la COVID19, si bien él terminaría compartiendo una anécdota que me sorprendió. No hace tanto, se perdió una niña de seis años en algún centro comercial. Sus padres avisaron a seguridad, activándose el protocolo establecido y advirtiendo a la Policía de tal situación. De hecho, ese mismo agente estuvo interrogando a la madre, quien a falta de foto le daría detalles de su hija: edad, color del pelo, estatura, ropa que vestía... A los veinte minutos, la pequeña apareció en un probador. Desde su ingenuidad, alegó que estaba jugando al escondite. Al verla aquel policía, le llamó la atención que tuviera rasgos orientales. De hecho, se trataba de una niña adoptada de origen chino. Fue entonces cuando preguntó a la madre que por qué no le había referido tal circunstancia a fin de facilitar su identificación, a lo que ella respondió: ¡Es que nosotros no somos racistas! En mi opinión, otra sentencia sesgada... Porque probablemente, aquel agente tampoco, pero dicha información habría resultado muy valiosa para su búsqueda, sobre todo en lo referente al visionado de las cámaras.
Este mismo viernes charlaba con cierta concejala de Cultura sobre mi próximo libro, cuando ella comentó lo racista que le parecía nuestro idioma, al incluir expresiones peyorativas con la palabra negro, del tipo estar negro, trabajar como un negro o ser el garbanzo negro. Sin darle ni quitarle su razón, expuse que -ciertamente- existen palabras como esa que en su uso se han ido cargando de connotaciones negativas, que entre todos debemos corregir... si bien yo entendía ese racismo no tanto en su utilización como en la intención/emoción con que se digan. Y así, le expliqué la procedencia de esa última expresión referida a los garbanzos y que desde luego nada tiene que ver con las razas. También le comenté que mi Sirenita se refiere a los Magos de Oriente como el rey blanco -Melchor-, el rey moreno- Gaspar- y el rey negro -precisamente su favorito, Baltasar- y que, en su inocencia, yo no entendía que lo hiciera bajo ningún prejuicio. De hecho, procuramos educarla en la igualdad/tolerancia, corregiremos cualquier falta de respeto que pudiese cometer e incluso defenderemos ante ella que cada cual tiene derecho a sentirse agraviado con lo que pudiera considerar ofensivo.
Entonces aquella edil, sin darme ni quitarme mi razón, me retó a que le dijera una sola frase en la que la palabra blanco tuviera en nuestro lenguaje algún matiz negativo. No existe ninguna, sentenció. Y yo, a bote pronto, le dije las cuatro primeras que se me ocurrieron: estar sin blanca, quedarte en blanco, pasar la noche en blanco o disparar al blanco
¡Pero esas no son expresiones racistas!, respondió. Lo que acabó confirmándome algo que, después de tantas vivencias, me ha enseñado la vida: que a menudo los prejuicios -más que en las meras palabras- descansan en esas emociones o intenciones con las que nosotros las cargamos. 
Así que, por supuesto, ¡No al racismo! y sin fisuras... Pero también, mejor sin tantos sesgos.

sábado, 12 de diciembre de 2020

Cuatro noticias con estrella

Siempre he defendido que las alegrías de mis amigos son mis alegrías. Por eso me produce especial satisfacción compartir hoy estas cuatro noticias tan recientes como positivas que tienen que ver con alguno de ellos:
1.- La concesión a la ONG Teléfono de la Esperanza del Premio Fundación Telefónica 2020 en la categoría de Entidad social. A sabiendas de su compromiso, constituye todo un honor para mí ser socio de base y colaborar con ella en cuanto sea preciso.
2.- La adjudicación a mi colega Fernando Escalante, a la Asociación Leonesa contra las Enfermedades de la Sangre -ASCLES- y a su iniciativa pionera "Café con tu hematólogo" del Premio de Atención al Paciente que otorga del Colegio Oficial de Farmacéuticos de León. Sin duda, conociendo su labor, es otro motivo de alborozo.
3.- La proclamación ayer de quien fuera tantos años compañero de entrenamientos, Alberto Pallarés, como presidente de la Federación Aragonesa de Atletismo. Conociéndole personalmente, y desde el amor que siempre tendré por este deporte, me alegro muchísimo.
4.- La mujer de Nicasio, compañero de tantos paseos a orillas del río Bernesga, ha recibido hoy el alta del Hospital, después de superar las complicaciones de esa COVID19 que les tenía en un vilo. Como nos decimos siempre, ¡ánimo y fuerza!
Y es que ya lo pone bien claro en esa taza con la que a diario desayuno: La amistad no se trata de quién vino primero o de quién te conoce más tiempo. Se trata de quién llegó y nunca se fue.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Catorce lunas menguantes

En estos días de permiso, coincidentes con cierta tregua otorgada por la pandemia, me he permitido dejar de escribir sobre ella, aun cuando ya advierta que confío plenamente en su vacuna. Si no el primero, seré de los primeros que se la administren dentro de mi provincia, una vez tengamos la correspondiente autorización. ¡Alguna ventaja debía tener al ser responsable de su gestión! Y es que, sinceramente, ¡ojalá existiera otra vacuna tan eficaz contra nuestros miedos!
A lo que sí me he dedicado es a promocionar nuestro próximo libro: Catorce lunas menguantes (MAR Editor), ilustrado por la genial Raquel Ordóñez Lanza. Esos cuentos en modo Verde para salvar un planeta Azul, que aun estando en la rampa de salida -saldrá el próximo lunes y la distribuidora UDL ya lo anuncia en su web como novedad- parecen estar teniendo una acogida estupenda. 
De hecho yo, que siempre he sido un escritor peculiar más pendiente de mis lectores que de las listas de ventas, ando sorprendido por estos primeros resultados. Y es que, además de muchos libreros, ya se han interesado por ellos el Instituto Leonés de la Cultura, los equipos directivos de tres colegios -de León, Cuenca y Granada- e incluso dos empresas -una de Vigo, otra de Zaragoza- que incluirán un ejemplar en el aguinaldo navideño para sus clientes.
Dado que su distribución es a nivel nacional, cualquiera que esté interesado podrá adquirirlo en su librería habitual con tan solo pedirlo. A fin de facilitarle tal gestión, adjunto los enlaces a la editorial y a su distribuidora:
http://www.mareditor.com/LILIPUT.html
https://www.udllibros.com/libro-catorce_lunas_menguantes-Y620030007
Mil gracias por permitirme soñar... Y otras mil añadidas por darle una oportunidad a través de mi literatura a ese patrimonio que compartimos: nuestro planeta Tierra. Como diría su personaje Benito Expósito Expósito, el único del universo que tiene chocolate.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Mis lunas y sus valores

A lo largo de estos 15 años de devenir literario, han sido varios los libros míos que se han utilizado en el aula para trabajar distintos valores. De entre todos, quizás el que hasta ahora mejor haya permitido tal objetivo sean mis Catorce lunas llenas, ilustradas por ese mago llamado Lolo, con el que obtuvimos el XLI Certamen Carta Puebla, en su modalidad de libro de cuentos. A través de diferentes vivencias personales acompañadas por un relato, en él abordamos situaciones peculiares como la solidaridad, la guerra, la pobreza, el cambio climático... invitando en cada una de ellas a la reflexión.
Los primeros alumnos que lo trabajaron fueron los de sexto curso de Primaria del Colegio Internacional Peñacorada, y los últimos los de segundo de la ESO del IES Legio VII, ambos en la ciudad de León.
A partir de la próxima semana estará disponible otro libro mío que cumple con esos mismos criterios para considerar un asunto no menos interesante: el respeto a la Naturaleza. Serán mis Catorce lunas menguantes, ilustradas por esa genio llamada Raquel Ordóñez Lanza, con el que logramos el II Premio Liliput de Narrativa Joven
Atendiendo a una estructura similar, en él abordamos cuestiones medioambientales como el calentamiento global, la contaminación acústica, el exceso de plásticos en nuestros mares, la aparición de pandemias o la basura espacial, entre otras. Una obra ideal para concienciar a toda la población, y a los más jóvenes en particular desde sus propios centros de enseñanza.
Catorce lunas menguantes. Esta vez, ¿quién será el primero?

martes, 8 de diciembre de 2020

Civismo en tiempos del Coronavirus

Leía hace unos días al filósofo Byung-Chul Han que el secreto de que a Oriente le vaya significativamente mejor que a Occidente en esta pandemia asienta en el civismo de su población. En ese mindo que literalmente significa nivel de las personas, haciendo referencia a la responsabilidad ciudadana a la hora de cumplir con las medidas preventivas establecidas. 
Tristemente, aun cuando las tasas de incidencia estén disminuyendo, me da que de este mindo no andamos muy sobrados. Para sostener tal afirmación, me baso en la historia de esa obra de arte titulada El recolector de estrellas, del artista Amancio González, que adorna un pasaje ubicado muy cerca de mi casa. En su conjunto incluye dos esculturas realmente emotivas, junto a unos versos escritos y varios cubos metálicos adheridos a la pared, que fueron inaugurados hace menos de dos años.
Durante este tiempo ha sufrido distintos altercados, pues desde el principio hubo quien se subía encima sin advertir su verdadero valor. Por ello, apenas seis meses después, tuvo ya que pasar por el taller de restauración.
En la última quincena -coincidiendo con la ausencia de terrazas- he sido testigo de que esos cubos han servido reiteradamente de mesas improvisadas a los vasos del bar cercano, hasta el punto de que sobre una de las piezas (la niña) se acabó vertiendo el contenido completo de una taza de café. Sin embargo, lo peor aún estaba por llegar, dado que alguien usó como asiento la pieza mayor (el recolector), rompiéndole de nuevo su pie. Así que otra vez a pasar por el taller.
El tratamiento que damos a nuestro entorno es, sin duda, un buen indicador de nuestro nivel de civismo. Mas mientras no respetemos cualquier mobiliario urbano, su Arte o la mismísima Naturaleza, me da que en ese mindo que citan los orientales poco podremos confiar.