viernes, 31 de diciembre de 2021

Orgullosos de ti

No tenía intención por este año de escribir más entradas aquí. De hecho, esa reseña sobre mi participación en la carrera popular a beneficio de la lucha contra el cáncer infantil, disputada ayer en nuestro Toral de los Guzmanes, la había colgado en otro blog alternativo. Sin embargo, durante esos seis kilómetros de recorrido, he sentido una vivencia que no quisiera dejar de compartir.
Con las zapatillas deportivas de su abuelo y los sabios consejos de su padrino, nuestro Manuel pequeño decidió participar en ella, dentro de la categoría infantil. Comió ligero como procede, cumplió con el ritual del calentamiento antes de la salida y dio todo cuanto llevaba hasta llegar a la meta, con un crono más que digno y subiendo con él al tercer cajón del pódium. 
Mientras tanto yo, que solo pretendía asistir al evento como andarín, decidí en el último instante enrolarme en tal aventura para de paso ayudarle en lo que pudiera. Así, en la distancia visual que me sacaba, vislumbré su esfuerzo, su empatía con otros corredores, su tesón... Incluso aquel gesto solidario de esperarme para llegar juntos, que acabé diluyendo con ese aliento de que no bajase ritmo. Y aun a sabiendas de que su deporte es el Balonmano, recordé aquel tiempo en el que yo practicaba Atletismo, sumando kilómetros e ilusiones entre tantas carreras similares.
Sin duda, una tarde emotiva ayer y una última entrada hoy para expresar, querido Principito, lo orgullosos que estamos de ti.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Por un año nuevo con más Oxitocina

A pesar de tantas tasas de incidencia y de esa lluvia que asoma, esta mañana mi amigo Nicasio y yo recuperamos nuestros paseos por la ribera del Bernesga. Además de hacer ejercicio retirando parte de su basura -otra decena de bolsas entre los dos-, intercambiamos pareceres como siempre. 
Todavía en voz bajita, le confesé mi esperanza de que se cumpla la predicción de esos virólogos a quienes admiro -Ana Fernández Sesma y Adolfo García Sastre- de que con su mutación Ómicron, aun debiendo seguir con las medidas preventivas indicadas, podríamos estar ante el último coletazo de la COVID19. Ambos especialistas, referentes mundiales en el tema desde su puesto en el Hospital Monte Sinaí, coinciden en que gracias a la Ciencia vamos a salir de esta; la enfermedad seguirá entre nosotros, pero básicamente como un catarro. Con toda prudencia y respeto para quienes la padecen -Nicasio se acordó entonces de su admirado Antonio Resines-, ¡ojalá que sea así!
Luego surgió otra vez el tema del precio de la luz. Aun siendo menor que la semana pasada, hoy es un 368% más caro que justamente hace un año. Con razón aquel amigo común le ha quitado las bombillas a su arbolito de Navidad... También compartimos sueños con ese décimo de lotería que jugamos a medias. Como nos toque el gordo, hemos acordado poner la lavadora al mediodía para celebrarlo. ¡A lo loco!, ¡que se note la abundancia!... Y criticamos las colas eternas ante cada banco para realizar cualquier gestión. Con tanto derroche de tecnología, ¿realmente hemos mejorado?
En tono pausado, mostramos nuestros deseos para el año venidero. Él le pide al 2022 lo de la canción: Salud, Dinero y Amor, a ser posible en este mismo orden. Yo, más Oxitocina: esa hormona relacionada con el parto o la lactancia que, entre miles de beneficios -desde establecer vínculos afectivos a incrementar confianzas reduciendo el miedo social-, disminuye los niveles de Cortisol y por tanto de estrés. Nuestro cerebro libera esta hormona del amor mientras meditamos, acariciamos cualquier mascota, somos generosos, reímos, lloramos, nos abrazamos, jugamos, comemos chocolate -como diría mi personaje Benito Expósito, cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que lo tenga- o charlamos plácidamente con un amigo, limpiando de paso nuestra ribera de río favorita. De ahí que ambos, ahora ya sí alzando la voz, acabáramos brindando por un año nuevo con más paseos, con mucha más Oxitocina.

martes, 28 de diciembre de 2021

Vacunando un año después

Hoy hace justo un año que iniciábamos en nuestra provincia la campaña de vacunación frente a ese Coronavirus que se había propuesto fastidiarnos la vida. Por entonces, yo era técnico de una Sección de Epidemiología, con su trabajo añadido en tiempos de pandemia. Admito que pese a mi actitud y disposición, acabé sobrepasado, literalmente desbordado de llamadas, normativas o paneles de incidencia.... Pero reconozco también que aquellos momentos recibiendo cada dosis, preparando su distribución y cumpliendo con la estrategia planeada, nos marcaron tanto que jamás podré olvidarlos. Al igual que ese agradecimiento a mis compañeras de Servicio por haberme permitido recepcionar aquel primer envío. 
Quizá no lo hicimos perfecto pero, a sabiendas de que en tal gesto podría estar el principio del fin, sin duda volveríamos a hacerlo.

lunes, 27 de diciembre de 2021

Otra tarde de Ilusión

Fue otra noche de presentes. Y además -como asegura nuestra Sirenita-, quien nos regala en Nochebuena, nos conoce muy bien. Solo así se explica que bajo aquel árbol hubiera esas entradas con mi nombre. Una para cada uno de la familia, con la que asistir de nuevo a ese lugar donde ocurren los milagros: el circo. En esta ocasión, para el domingo siguiente en el de Nadal, en la ciudad de Vigo. 
Mientras retiraba su envoltorio recordé aquellas tardes de pueblo con mis abuelos, ante cualquier carpa improvisada, aplaudiendo al hombre-orquesta con su cabra equilibrista... esas tardes de barrio junto a mis padres, frente a cierta pista, temerosos de que algún tigre hiriese al fornido domador... estas tardes de pandemia con mis pequeños, permitiéndonos disfrutar del mayor espectáculo del mundo. 
Respetando cada medida establecida, en este 2021 sumamos cuatro sesiones circenses... Y haciendo balance de mi vida, ¡creo que más de cincuenta! Con un detalle así, ¡conmigo siempre aciertan! Será que la Sirenita lleva razón y quien nos quiere sabe de sobras que lo que más me gusta que nos regalen es eso tan sencillo -y a la vez, tan extraordinario- llamado ILUSIÓN.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

14.794 motivos para felicitarnos

En noches como esta, a las puertas de otro sorteo de Lotería de Navidad, me sobrevienen 14.794 deseos. Ese fue el número al que mi padre confiaba su fortuna. Estuvo abonado a él durante más de treinta años en la única administración que había en nuestro pueblo... Pero nunca le tocó. 
A él le habría gustado que su décimo saliese premiado para -según nos decía- que nos quedase una herencia cuando faltara. Mas sin darse cuenta, desde su trabajo, su forma de ser y su día a día junto a mamá, ambos acabaron dejándonos una inmensa: la de saber que esa suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos.
Desde otro recuerdo tan emotivo, deseándonos ese premio gordo consistente a menudo en saber disfrutar de lo más sencillo, vayan 14.794 motivos para felicitarnos y desearnos de corazón algo tan cercano -aunque a veces tan distante- como una ¡Feliz Navidad!

martes, 21 de diciembre de 2021

Los datos del día

Leo entre las noticias de este martes que varias Comunidades han batido récord de contagios COVID19 en un solo día -16 de ellas se encuentran en situación de riesgo muy alto a este respecto-, que alguna ha reinstaurado estrategias restrictivas como el toque de queda o la limitación de aforos, que en este contexto ha crecido significativamente la presión asistencial hospitalaria -especialmente en UCI, estando la media nacional en ese mismo riesgo muy alto-, que el Consejo de Directores de Colegios de Madrid ha solicitado el cierre inmediato de sus centros por el incremento de brotes escolares... E incluso que mi sociedad científica de referencia, la Española de Epidemiología, ha advertido hoy de la necesidad de instaurar medidas urgentes, insistiendo en que la vacunación debería acompañarse de acciones preventivas como el uso adecuado de mascarillas, el mantenimiento de la distancia física y social, una correcta higiene de manos, la ventilación de espacios cerrados y el evitar aglomeraciones.
Ante tal catarata de titulares, empatizo con cada persona que comparte conmigo cualquier preocupación relacionada con esta pandemia que nos azota, entendiendo que recurran a llamarme, en busca de lo que suponen una voz acreditada. ¡Más de cien consultas personales en los últimos tres días! También de récord. Familiares, amigos, vecinos, compañeros, conocidos o incluso alguno que en ocasiones no sé quién puede ser. 
Sea como fuere, aun cuando ya no ocupe un puesto de epidemiólogo y agradeciendo por supuesto su confianza, siempre me tendrán ahí; informándoles, aconsejándoles o simplemente escuchando, como haría ante mis propios hijos. Porque creo firmemente que -ojalá antes que después- acabaremos saliendo de esta... Pero eso sí: siendo responsables y entre todos.

lunes, 20 de diciembre de 2021

Suspendiendo mi Cambio de Estación

Como consecuencia de la realidad epidemiológica que actualmente vivimos y aplicando ese principio de precaución del que hacemos norma los preventivistas, me entristece compartir que el encuentro literario Cambio de Estación, organizado por Bibliotecas Municipales de León y que habríamos celebrado mañana martes por la tarde en su centro de Padre Isla, ha quedado suspendido, posponiéndose sine die para cuando la situación resulte más benévola. Tal vez con la venida de otra nueva primavera.
Reitero mi agradecimiento infinito al personal de Bibliotecas... Y parafraseando a nuestro amigo Nicasio, quien acostumbra a decirme que en los silencios también hay música, asumo que ahora es momento de callar, pese a lo mucho que aún nos quede por contar.

domingo, 19 de diciembre de 2021

Siendo Música y Deporte

En la difícil tarea de ser papás o mamás, hemos procurado desde siempre que dos patas de esa silla llamada Educación sean para nuestros hijos la Música y el Deporte. El Principito apostó desde un inicio por Trombón y Balonmano; la Sirenita, por Piano y Gimnasia Rítmica. Asumimos que en dicho objetivo nuestra implicación acabará siendo máxima, de manera que hemos de acompañarles a sus ensayos o entrenamientos, esperar pacientemente, enseñarles junto a sus monitores que unas veces se gana pero siempre se aprende... En definitiva, cuadrando nuestros horarios para que en ambas ramas -tan cargadas de esos frutos llamados valores- nunca dejen de crecer.
Hemos de reconocer también que a menudo, en tal empresa, nos abrazan con refuerzos positivos. Desde esa sonrisa después de un partido hasta actuaciones como la que este viernes realizó nuestra pequeña, representando a su colegio junto a sus amigas en la exhibición navideña de Gimnasia que organizaron las Escuelas Deportivas Municipales de León. Lo hicieron genial, sencillamente de diez. La señal pactada con ella de que todo iba bien era nuestro pulgar hacia arriba; ¡y desde la grada, no dejamos de tenerlo en dicha posición!
Por ello, quisiéramos felicitar a cada niña gimnasta, y en especial -junto a nuestras mil gracias de cada día- a quien tanto les ayuda en semejante tarea educativa: su profesora Laura. A fin de cuentas, el objetivo resulta complicado... pero actuando en equipo, ¡no parece que lo estemos haciendo tan mal!

sábado, 18 de diciembre de 2021

Blue Christmas

En estos tiempos de verdades absolutas, todos cultivamos un negacionista en nuestro interior. Los hay quienes siguen creyendo que la Tierra es plana -de hecho, alguien aseguró que aún son mayoría entre la población mundial-, que el presidente Kennedy sobrevivió a su propio atentado, que ningún hombre pisó jamás la Luna, que incluso antes de esta pandemia las vacunas no salvaban vidas -pese a haberse constatado que solo la potabilización del agua ha generado mayor beneficio al respecto-... Y en mi caso, que Elvis Presley ni siquiera falleció. Lo digo totalmente convencido. Solo así se explica que su música haya formado parte en tantísimas ocasiones de la banda sonora de mi vida. 
De su mano afrontaría aquel primer baile de graduación -Heartbreak Hotel-, el adiós a nuestros padres tras su accidente -Always on my Mind-, ese camino que lleva hasta el altar -Can't Help Falling in Love-, e incluso algún cuentacuentos que, bajo la mediación de Cáritas, realicé en el Centro Penitenciario de Daroca -Jailhouse Rock-. 
Porque hay presentes como la Música o el significado de otra Navidad que nunca morirán. Sean del color que sean. Y si no, ahí está esa melodía suya titulada Blue Christmas para recordárnoslo cada vez que lo olvidamos.

jueves, 16 de diciembre de 2021

Cambiando de Estación

El próximo martes 21 de diciembre, a partir de las 19:00 horas, seré el invitado del evento Cambio de Estación, organizado por Bibliotecas Municipales de León, que se celebrará en la Biblioteca Padre Isla -Avda. del Padre Isla 57- de la capital leonesa. Durante el acto estaré acompañado por una persona vinculada al mundo de la Literatura desde distintas perspectivas, Héctor Escobar, aprovechando para conversar a propósito de mí como escritor y de toda mi obra. Y más concretamente, de esas Catorce lunas menguantes (MAR Editor), ilustradas por la genial Raquel Ordóñez Lanza, con las que el año pasado obtuvimos el II Premio Liliput de Narrativa Joven.

miércoles, 15 de diciembre de 2021

Parar a escuchARTE

Parar a escuchARTE: Arte contemporáneo en el Hospital de León a través de la mirada de los jóvenes
 constituye una actividad de aprendizaje-servicio programada en el Complejo Asistencial Universitario de León -CAULE-, en cuyo Servicio de Medicina Preventiva trabajo, en colaboración con al Departamento de Educación y Acción Cultural -DEAC- del Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León -MUSAC-, IES Legio VII, IES Antonio García Bellido y CEO Camino de Santiago. Está vinculada al Proyecto de Investigación Educativa titulado La práctica de las enseñanzas artísticas en tiempos de pandemia, financiado por la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León, a través de la Dirección General de Innovación y Formación del Profesorado.
Mañana jueves, a las 8:30 horas en su aula de formación, asistiré a la presentación de este proyecto, resaltando su aplicación en el ámbito sanitario: una manera de humanizar la formación, trabajando con las emociones del alumnado para aumentar su motivación y actitud positiva hacia el aprendizaje. Y es que, sin duda alguna, esta investigación demuestra que el arte también puede ayudar a superar los efectos emocionales de la pandemia.

sábado, 11 de diciembre de 2021

Una noche en el TEDxLeón

Por gentileza de su alma mater, Ernesto González Castañón, ayer asistimos a la novena edición del evento TEDxLeón en el que -sumidos en su momento Distanxe- distintos oradores comparten sus ideas con el público asistente. No era ni mucho menos la primera vez que acudíamos, pero es cierto que -aun manteniendo su metodología- cada ocasión resulta siempre distinta.
En el evento hubo oradores pertenecientes al ámbito de la Educación, la Historia, la Música, la Acción... Nos ofrecieron desde momentos sobrecogedores a espacios para la sonrisa. Cada cual exponiendo sus vivencias e invitándonos a reflexionar a propósito de ellas. 
Sin duda, otro éxito de público que nos lleva a felicitar de corazón, no solo a sus organizadores y participantes, sino también a tantos voluntarios, patrocinadores y demás que lo han hecho posible. Así que, ¡volveremos a contarnos en la próxima edición! Y es que al final, entre todos, dimos por cierto aquello de que la distancia nunca olvida lo que el corazón recuerda.

jueves, 9 de diciembre de 2021

Viajando a mis raíces

Aun cuando vivo en una ciudad tan mágica como León y, a todos los efectos, me considero un carruzico más, me encanta cada vez que puedo dar una vuelta por mis raíces, para que de paso nuestros hijos las conozcan. En este sentido, el último puente de la Constitución ha sido un momento idóneo. 
Iniciamos aventura alojándonos en Soria capital. De siempre la recuerdo hospitalaria. No en vano, entre sus calles escribí gran parte de mi infancia. Junto a esa familia materna que tanto quiero, recorrimos aquel Collado pintado de Navidad. La calle acaba justo en esa Dehesa que mis padres patearan de novios en muchísimas tardes de domingo. Así se lo conté a mis chiquillos.
De allí, salimos a conocer -en mi caso, reconocer- uno de los pueblos más bonitos de España: Albarracín. Sin duda, de lo más recomendable. Tanto que, en mi próximo libro, alguno de sus cuentos le tomará prestado un escenario. 
A la mañana siguiente nos embarcamos en esa senda de los dinosaurios llamada Dinópolis. La Sirenita y el Principito -confieso en voz bajita que nosotros también- disfrutaron como nunca. Y nos adentramos en esa ciudad de al lado que, además de existir, derrocha hechizo: Teruel.
De allí al Monasterio de Piedra; un paraje tan exclusivo que a cualquiera deja sin calificativos. Eso sí: entre tanto salto de agua, tiro porque se me lleva la corriente. Y estando tan cerca ese Calatayud en el que nació mi abuela materna -en cuya UNED cursé también parte de mis estudios de Psicología-, nos acercamos a recorrerla buscando fonda y pitanza en su célebre Mesón de la Dolores.
El final de esta travesía tenía última parada en Zaragoza. En apenas un día, nos reencontramos con mis hermanos -sentimos de corazón no poder estar junto a otros parientes y amigos- y deambulamos por los rincones más pintorescos de la ciudad... ¡Y de mis raíces! Así, le presenté a nuestros pequeños el barrio en el que crecí -por entonces llamado La Química-, mis colegios de parvulitos -el CN Joaquín Costa- y EGB -el CN Jerónimo Zurita-, mi instituto -el INB Mixto 5-, mi facultad de Medicina, ese estadio de la Romareda que antaño nos diese tantas alegrías... 
En todos estos lugares sentí el paso del dios Cronos. Sin embargo, hubo uno -solo uno- en el que eso no sucedería: en aquel Teatro Principal de Zaragoza, del que fuera abonado durante tantos años, y al que acudimos a ver el musical El tiempo entre costuras. Allí, por un instante, tuve la sensación de que la eternidad se había detenido. Y es que ese podría ser alguno de los efectos no descritos de viajar de vez en cuando a tus raíces.

viernes, 3 de diciembre de 2021

Una mañana entre colas

Durante la labor asistencial que ejerzo en mi Hospital, procuro atender a su hora a cada paciente citado, desde la convicción de que la puntualidad por ambas partes -además de ser una virtud- ayuda al buen funcionamiento de nuestro Servicio. 
Hoy pedí el día libre para realizar distintas gestiones personales que ya no podía demorar. Una de ellas, abonar en mi oficina bancaria otro impuesto inventado sobre recogida de aguas, para lo que solicité cita a través de ese agente financiero que tengo asignado -aunque jamás lo haya visto en persona- mediante su portal telemático. 
- Sin problemas -nos respondieron-, mientras pase de 08:30 a 11:00 horas. 
De manera que a las 9:00 horas en punto ya estaba allí. La cola por entonces parecía infinita. Personas de todo tipo y condición guardábamos marcialmente la distancia establecida, a la espera de que los dos cajeros que atendían -entre cafés y necesidades fisiológicas, a veces solo uno- resolvieran nuestras dudas. Allá estuve esperando casi hora y media. De pie, aunque dentro de la entidad. Hacia las 10:30 horas, la persona mayor que me antecede accedió a su ventanilla. Necesitaba realizar una transferencia.
- Esto debe hacerlo desde el cajero automático; o si no mejor, desde el propio portal del banco -le explicaba esa joven cajera a aquel octogenario-. Es muy fácil. Entra con su móvil en la plataforma Google Play, se descarga esta aplicación que le anoto y, una vez esté operativa, desde su propia casa lo gestiona sin problema. Si tuviese cualquier duda, consulte su tutorial.
El señor, tan perplejo como impotente, se excusó insistiendo en que no sabía hacerlo. Entonces la muchacha optó por un plan B:
- Si se la hacemos nosotros desde aquí, le costará tres euros.
Quinientas pesetas de cargo más una eternidad por saltarse tal impedimento y semejante despersonalización impuesta por esas nuevas tecnologías que a algunos les/nos pillan demasiado viejos. Así no es de extrañar los indicadores de salud mental que últimamente constatamos al respecto. Al menos sentí que el hombre los pagó a gusto.
Después liquidé tal deuda con la Administración, domicilié su recibo, me despedí de esa cola aún más infinita y aplacé otro café pendiente con mi amigo Nicasio. Y es que tocaba ir luego a revisión odontológica con nuestra Sirenita, y de seguro que volveríamos a esperar. Tristemente, en esta cotidianidad tan llena de colas, tampoco me equivoqué.

miércoles, 1 de diciembre de 2021

El síndrome de Kessler

Hace apenas unos días, el ejército ruso destruía con un misil cierto satélite durante unas maniobras, generando con ello miles de residuos sólidos en la estratosfera que pusieron en serios riesgos a la Estación Espacial Internacional. Algo similar había hecho China no hace demasiado tiempo.
Y es que ya lo expuse en uno de los capítulos de mi libro Catorce lunas menguantes (MAR Editor), ilustrado por la genial Raquel Ordóñez Lanza, con el que obtuvimos aquel II Premio Liliput de Narrativa Joven: aunque no los veamos, estamos llenando el universo de deshechos. No en vano, se estima que ya hay más de 330 millones de objetos de origen humano orbitando alrededor de la Tierra, habiéndose superado el llamado umbral crítico de permisividad. Son satélites o fragmentos de los mismos que se mueven a una velocidad endiablada, pudiendo chocar contra otros satélites a quienes inutilizan -comprometiendo con ello nuestros sistemas de comunicación o seguridad-, a la vez que generan más basura espacial. Esta reacción en cadena se conoce como Síndrome de Kessler, en honor al científico que la describió.
Ciertamente, tal inmundicia supone un riesgo real para satélites y astronautas, pudiendo inutilizar las órbitas bajas en las que se sitúan muchos de ellos necesarios para nuestras actividades cotidianas: desde comunicaciones a través de teléfonos móviles hasta sistemas de localización tipo gps. Y es que, al igual que leí en cierto cartel en nuestra última excursión por la montaña, la basura que arrojamos -también allá arriba- no habla... pero, tristemente, dice mucho de nosotros.