jueves, 30 de mayo de 2019

Lo que no conocemos: los Juegos de Rol

16 minutos y 51 segundos. Ese es el tiempo que dura el reportaje Lo que no conocemos: los Juegos de Rol de Mariela Gutiérrez Cortés, realizado como Trabajo Fin de Grado Periodismo dentro del Doble Grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual, de la Universidad Carlos III de Madrid.
En él, se nos revelan las distintas perspectivas de ese tipo de juegos, con un contenido ameno, oportuno, actual y por supuesto de lo más entretenido. Desde el jugador al organizador de encuentros, pasando por la joven supuestamente adicta, un tendero que los vende o el público en general.
La aportación al tema como médico y psicólogo ha corrido de mi parte. De hecho, me enorgullece haber participado en un reportaje tan divulgativo como interesante. Y mucho, muchísimo más, que su directora, editora y guionista haya sido Mariela... mi sobrina.

lunes, 27 de mayo de 2019

De Cherofobias, Filofobias y otros trastornos

Aun cuando hasta hace muy poco desconocía su nombre técnico, llevo demasiado tiempo convencido de que muchas personas padecen aversión a ser felices. Se trata de esa entidad llamada Cherofobia, considerada otra de las epidemias silentes de nuestro siglo.
Sus síntomas son relevantes: sujetos más bien introvertidos con un perfil conservador y poco abiertos a ideas nuevas, invención de miedos irracionales que dan argumentos a su actitud, evitación voluntaria de experiencias agradables, temor injustificado y alejado del sentido común ante la pérdida de la felicidad o a las obligaciones que esta conlleva... para acabar siendo un problema serio que hace sentir mal a quien la padece. 
Muy próxima a ella encontramos la denominada Filofobia, o pánico a enamorarse. Las personas que la sufren presentan episodios de ansiedad ante la mera posibilidad de iniciar una relación afectiva. Contra pronóstico, generan un miedo ilógico al establecimiento de cualquier lazo emocional que finalmente no supiesen controlar. Por ello, evitan mostrarse como son, rodeándose de una coraza en sus relaciones interpersonales que les impida sentirse vulnerables.
Ambas fobias -como tantas otras- pueden acabar siendo altamente incapacitantes, llevando en los casos más graves al aislamiento social. No obstante, ambas también se pueden prevenir y tratar. Además de recurrir a un profesional de ser necesario, destacamos la importancia de vivir el presente, aceptándolo y sin pretenderlo controlar -en ello, la práctica del Mindfulness podría resultar de gran ayuda-, concederse los tiempos que sean precisos, verbalizar y compartir los temores para poder superarlos o permitirse conscientemente algo tan sencillo -aunque a veces lo hagamos tan complicado- como ser feliz.

domingo, 26 de mayo de 2019

36 maneras de quitarse el sombrero

Recuerdo que en cierta tertulia otro escritor apuntó que Miguel Ángel de Rus sería un autor de estudio imprescindible cuando se analice la literatura actual dentro de un siglo. Sea en modo novela, artículo, ensayo o relato, su lenguaje cercano y fluido para contarnos historias cargadas de realismo, crítica social o ironía, nunca deja indiferente. Como poco, deliciosamente entretenido, que diría el genial Luis Alberto de Cuenca.
Al revisar mi biblioteca concluyo que sus estantes le lleva cien años de ventaja a ese análisis futuro, pues en ellos reposan a día de hoy todas las obras de este autor madrileño. La última, esas 36 maneras de quitarse el sombrero (MAR Editor) en la que, como advierte en su contraportada, nos hace sentir al mismo tiempo protagonistas, víctimas y lectores divertidos. 36 relatos en 357 páginas por los que desfila toda una legión de personajes famosos con cuyas tramas pensamos, sonreímos, reflexionamos. De Adolf Hitler a Woody Allen; de Miguel Mihura a Marcel Proust. Algunas magistrales, otras más sencillas... Y todas, al más puro estilo De Rus.
36 maneras de quitarse el sombrero. ¡Que nadie espere un siglo para descubrirlo!   

jueves, 23 de mayo de 2019

La gripe estacional y el Programa PISA

Esta semana he asistido en Valladolid al seminario La gripe estacional y el Programa PISA -Pandemic Influenza Severity Assessment-, organizado por el Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León, impartido por Tomás Vega y José Eugenio Lozano.
Realmente ha sido un curso estupendo en el que desde nuestra condición de epidemiólogos garantes de la Salud Pública hemos descubierto un programa tan intuitivo como eficaz para el conocimiento, valoración y control de posibles epidemias.
Me ha encantado constatar el diseño original de estos compañeros de Servicio, con una aplicación reconocida por la Organización Mundial de la Salud y ese Método de Epidemias Móviles tan valorado a nivel internacional. No en vano, allá donde lo desarrollan lejos de nuestras fronteras, a Tomás y José Eugenio les conocen como el Spanish team.
Finalmente, me ha sorprendido saber que cada vez hay menos casos de gripe en nuestro medio. No porque vacunemos más que diría alguna autoridad sanitaria, ni porque seamos mejores que antes que afirmaría cualquier gestor. Ni siquiera por el cambio climático, que apuntaría mi yo más ecologista. Simplemente porque al haber menos chiquillos se ha reducido de manera relevante la población susceptible de padecerla.
En cualquiera de los casos, que nadie nos quite nuestro espíritu de niño para que nunca dejemos de aprender.

lunes, 20 de mayo de 2019

Traspaso de ilusiones

Empiezo a creer que doy mala suerte. Quizá por esa costumbre mía de comprar en establecimientos de barrio, he acabado conociendo a todos sus tenderos y estableciendo con ellos un pequeño vínculo afectivo. De ahí que, además de darme el producto y devolverme su cambio, compartan conmigo entre sus anécdotas las dificultades que les genera mantener a flote su negocio. De hecho, son muchos los comerciantes que quedan en el camino.
A finales de año cerraba mi pescadera habitual porque le "resulta más rentable trabajar de cajera para otros que luchar a diario en su tienda vendiendo lubinas". En enero le tocó a mi kiosquero. Durante un café a posteriori se sinceró conmigo afirmando que, sin ningún género de dudas, "ganará más con la ayuda que le pueda corresponder". Hace quince días vi el cartel Se traspasa en aquel local de ultramarinos casi centenario donde adquiero mis cosas del día a día... Y hoy, precisamente hoy, ha bajado definitivamente su persiana ese bar próximo a mi trabajo al que suelo acudir para tomar el café cada mañana. "La cuesta de enero dura demasiados meses...", me dijo su propietario en abril a modo de premonición.
Desde mi convicción de seguir comprando en tiendas de barrio, creo que al final la mala suerte no está tanto en mí como en la carga impositiva que soportan estos comercios -máxime de tener que pagar un alquiler adicional- y la desviación imparable de clientes hacia las grandes superficies. Quizá sea esa la nueva ley del mercado y suceda con esto como con nuestra salud: solo la echamos de menos cuando nos falta. Porque al final nos quedaremos sin tiendas de referencia, como también sucedió en mi pueblo. Y si no, ¡al tiempo! 

martes, 14 de mayo de 2019

Con un móvil en su mano

En mi último cuento defino a los humanos como esos seres animados racionales que, siendo hombre o mujer, acostumbran a llevar un móvil en su mano. Y es que, indudablemente, vivimos demasiado apegados a ellos.
Leo con ironía como un judoka portugués ha sido descalificado recientemente del Grand Slam de Bakú porque en pleno combate se le cayó su teléfono al tatami.
Releo con preocupación como a principios de mes, en el accidente de ese avión ruso envuelto en llamas donde fallecieron más de 40 personas, uno de sus pasajeros se dedicó a grabar con su móvil las escenas del drama, acercándose hasta el fuego a una distancia que rozaba la temeridad -si no el mismísimo absurdo-.
Escucho con indignación ese mensaje recibido por WhatsApp que suena en mitad de una obertura en nuestro Auditorio, molestando al respetable e interrumpiendo la escena... Y atiendo con sorpresa a esa anécdota que comparte conmigo un colega dermatólogo, a propósito de aquel paciente que le pidió grabar con su Smartphone la extirpación de varios lunares para colgarlo luego en las redes sociales.
A veces me preguntó cómo pude sobrevivir a aquella infancia mía sin ninguna tecnología... O lo que aún resulta peor: cómo la recuerdo tan feliz.

jueves, 9 de mayo de 2019

Yo soy Salud

Además de esa amiga que siempre está ahí y otra excelente colega, la doctora Esperanza Macayo es una persona que conoce los entresijos del alma. Maestra de Reiki, coach, gestora del programa Genial y mejorando y entusiasta en la Promoción de la Salud, ha dedicado su vida profesional a acompañar a personas con todo tipo de problemas que les restaban salud y felicidad. En ese ejercicio ha aprendido a quererse tal y como es, sabiendo en consecuencia de lo que habla... Y por supuesto, de cuanto escribe.
Por ello, me ha dado mucha alegría saber que su libro Yo soy salud (Eolas Ediciones) acaba de ver la luz, ayudándonos a descubrir desde su experiencia y sus conocimientos que dentro de cada cual están las propias claves para gozar de una vida sana.
Como consta en mi reseña de su contraportada, admito que empecé a leer este libro desde la condición de buscador. Buscaba fórmulas mágicas, algún consejo, una receta para mejorar mi "yo"... Y en lugar de eso, hallé las herramientas que me han permitido aprender a encontrar.
Yo soy salud  es una invitación a crecer interiormente, a potenciar nuestras capacidades, a sentirnos mejor. Y de paso recordarnos que la suerte no está tanto fuera, en lo que nos pasa, como en nosotros mismos: en cómo lo vivimos.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Nueva sede del Teléfono de la Esperanza en León

Los próximos días 10 y 11 de mayo el Teléfono de la Esperanza inaugurará una nueva sede en la ciudad de León, ubicada en el Pasaje Ordoño II-Avenida República Argentina 32. A las 20:00 horas del viernes habrá un acto de confraternización de voluntarios con su Presidente Nacional, y a partir de las 12:00 horas del sábado será el acto de inauguración que incluye un recital poético-musical a cargo de nuestra amiga Ana Cristina Pastrana.
Aun agradeciendo a Mercedes, su Presidenta en León, el detalle de que me haya invitado, siento no poder asistir como quisiera por razones meramente familiares. En cualquiera de los casos, desde mi condición de socio nos seguiremos contando por allí, convencidos de que en tiempos de mudanza la Esperanza no es lo último que se pierde... ¡Es siempre lo primero que se encuentra!

martes, 7 de mayo de 2019

Los otros corros de los tramposos

Yo, que fui atleta federado durante tantos años y he corrido distintas carreras populares, no alcanzó a entender como un participante puede saltarse los puntos de control -al igual que hicieron unos cincuenta en la Maratón de Bostón- o acortar por una mediana -como esos casi trescientos en una media maratón china- a fin de llegar antes a la meta. En esas pruebas mides tu esfuerzo, compites contra ti mismo... Salvo que tu objetivo sea engañar, presumiendo de falsa marca en ese espejo de Blancanieves llamado redes sociales.
Yo, que me enfrento cada día a la aventura de ser escritor, no logró comprender como hay autores que en contra de sus bases remiten una obra previamente premiada a otro certamen -ha ocurrido esta semana con uno de renombre- o, lo que resulta aún peor, la obra de un tercero bajo su autoría -lo que sucedió en su día con el Premio Alfons el Magnànim de Poesía-. Escribir es un ejercicio intimista, respetuoso consigo mismo y con los demás... A no ser que quieras atribuirte un mérito efímero que de otra manera nunca hubieras conseguido.
Y yo, un médico epidemiólogo dedicado al estudio de brotes de los que pueden derivarse responsabilidades, no consigo asumir que haya afectados que me cambien de versión o incluso den la contraria -como en ese de Salmonelosis que gestiono en estos días- a fin de hacerla cuadrar con sus intereses. No importa que mienta mientras sea mi verdad.
Si no hace demasiado mostraba una entrada relacionada con el corro de los tramposos en mi barrio de niño, hoy pienso que aquel espacio ha aumentado significativamente su diámetro. Por suerte, ni somos todos ni debemos elevar las anécdotas a categoría... Por suerte, como recitábamos también en dicha infancia, la trampa siempre campa. O mejor, casi siempre.

domingo, 5 de mayo de 2019

La Civilización de la basura

La primera vez que escuché esa expresión fue al inolvidable Félix Rodríguez de la Fuente. Somos la Civilización de la basura, afirmó hace más de cuarenta años en su programa El Hombre y la Tierra. Tristemente, no puedo estar más de acuerdo. Podría mostrar cientos de datos sobre los estragos que nuestra cultura de usar y tirar ha causado en la Naturaleza, pero compartiré solo uno: a día de hoy, ya no queda ningún ecosistema marino sin contaminar.
La verdad es que se trata de un tema que me ocupa y me preocupa. Declaro abiertamente que segrego a conciencia mis residuos domésticos, que cuando vamos a la playa organizo batidas con mis hijos para retirar los plásticos que encontramos, que cada vez que realizamos una excursión a la montaña con el grupo Pequeyordas llevamos una bolsa en la que recogemos la basura que vemos por el camino... En uno de los relatos de mi libro Catorce lunas llenas retraté el drama que viven nuestros mares, y en todas mis sesiones de cuentacuentos priorizo como un valor la defensa del medio ambiente.
No sé si a estas alturas estaremos todavía en disposición de revertir esa realidad, pero no por ello quisiera resignarme. Y es que, parafraseando al mismísimo Rodríguez de la Fuente, me ha bastado pensar que la Naturaleza pertenece a los niños para reanudar mi batalla encaminada a su conservación.

viernes, 3 de mayo de 2019

Mi yo epidemiólogo

Durante mi estancia en el Instituto de Salud Carlos III participé en el estudio de numerosos brotes epidemiológicos. Recuerdo uno de triquinosis en cierta comarca montañosa, en el que aquel cazador no quiso analizar el jabalí que luego comería su familia para no pagar las tasas del veterinario. Le perdió la avaricia... Recuerdo otro de gastroenteritis por norovirus en un buque amarrado ante cierto puerto mediterráneo, en el que aquel turista que luego lo propagaría acabó embarcando en contra del criterio médico. Le perdió su egoísmo... Y recuerdo un tercero de brucelosis, en otra hacienda de tipo colonial, en el que sus dueños tomaban la leche cruda pensando que al hervirla menguaban sus propiedades. Les perdió la ignorancia.
Quince años después, desde mi Sección de Epidemiología, sigo estudiando brotes y trabajando en su prevención, constatando día a día que sigue habiendo convalecientes de triquinosis -con su riesgo potencialmente mortal- por no analizarse el cerdo de una matanza, trasatlánticos en cuarentena por un caso de sarampión en algún viajero que había decidido no vacunarse, o enfermos de brucelosis entre sujetos que aún consumen leche sin tratar. Y es que, a pesar de tanto avance en tantos ámbitos de nuestra vida, nos sigue perdiendo lo mismo.

jueves, 2 de mayo de 2019

En el Festival Internacional de Circo de Villaquilambre

Ante un día festivo y tan soleado como el de ayer, considero un acierto haber asistido a algunas de las actividades programadas en el Festival Internacional Nuevo Circo Teatro que se celebra en el municipio de Villaquilambre del 1 al 6 de mayo.
Allí disfrutamos del espectáculo canario Clownbaret, en el que dos payasos compiten entre variedades por hacerse con el aplauso del público... de ese show que ya habíamos visto en nuestro Toral de los Guzmanes titulado El viaje del miércoles, a cargo del extremeño Circo Baya... de La cabeza parlante -tan cerca de nosotros, tan lejos de su cuerpo- del leonés Teatro Diadres que sorprende y despierta sonrisas.
Ciertamente, todo resultó estupendo, manifestando por ello un agradecimiento especial a su organizadora Eva García.
Y es que, después de tanta función, nos sumamos a esa cita de la artista circense Caroline Dream, para quien el payaso es el más humano entre los seres humanos.

miércoles, 1 de mayo de 2019

El corro de los tramposos

En aquel barrio de infancia había una manzana en la que sus vecinos nos reuníamos cada festivo por la mañana para intercambiar objetos. Esto que no me sirve a mí por aquello que no te sirve a ti. Aquel sitio tan eficiente no era un rastro ni un mercadillo al uso. De hecho poseía sus propias normas, llamándole todos cariñosamente el corro de los tramposos. Hubo un día que incluso se desplazaron dos unidades móviles de Radio Zaragoza para realizar una conexión en directo. Y allí, a metro y medio de papá, aprendí a cambiar mis sellos, a valorarlos, a sumar y restar con ellos, a saber que los de Fernando Poo valían algo más que los de Ifni.
Últimamente acompaño cada mediodía de domingo a mi pequeño Manuel a intercambiar sus cromos de fútbol con otros niños coleccionistas en la plaza Mayor de nuestra ciudad. La verdad es que resulta una imagen de lo más singular, siendo fotografiada por los muchos turistas que a esas horas pasan por allí. Te cambio este por ese. El lugar tiene incluso su propio diccionario. Así, mientras supervisan esos cromos, los chiquillos recitan las coletillas sí le o no le, en función de que los tengan o no. Hubo un día que hasta fuimos entrevistados por aquel periodista de cierto diario digital. Y allí, a menos de dos metros de mi hijo, compruebo cómo interacciona con los otros, cómo valora lo suyo, cómo ha descubierto que esa Carta Invencible vale más que las demás.
A menudo pienso que la vida -con diferentes estampas, en distintos escenarios- se repite. Ojalá que Manuel pequeño acabe aprendiendo tanto como yo aprendí del mío en su corro de los tramposos particular.