miércoles, 31 de marzo de 2010

Niños del mundo

Ayer tuve el gusto de impartir una conferencia titulada Niños del mundo: una visión personal en la Biblioteca Municipal José Hierro de Talavera de la Reina, dentro del ciclo "Periodismo por la libertad de expresión" que se viene celebrando en esta ciudad toledana. Allí presenté mi experiencia como médico especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública que ha trabajado en distintas misiones internacionales, de entre las que destacan Benin (país africano encuadrado entre los más pobres del mundo), los Balcanes (durante la guerra de la Antigua Yugoslavia), Perú (con motivo del terremoto sufrido en el área de Pisco) y Afganistán.
Algunos de los datos que presentamos resultan sonrojantes. Así se estima que en el mundo hay actualmente unos 300.000 niños soldados, que en la década 1990-2000 fallecieron unos dos millones de menores en conflictos bélicos o que sigue habiendo lugares en los que uno de cada cuatro pequeños apenas alcanza los cinco años de edad.
En situaciones extremas (como los desastres naturales o la guerra) los más débiles son susceptibles a los mayores abusos, y entre ellos siempre se encuentran los niños.
Ante la crudeza de tales datos no podemos resignarnos. Desde esta perspectiva, fue una jornada para la reflexión.

lunes, 29 de marzo de 2010

Asturias para encontrarse

Asturias, un lugar para perderse. Entre el verde de esos valles, el azul de aquel mar, ante el deleite de su gastronomía, con otro vaso de sidra... Me ha encantado recorrer pasajes bajo la atenta mirada del Naranjo de Bulnes, pasear con sosiego ese Llanes de cine -escenario de mil y una películas-, que me sorprenda un suspiro de los bufones de Pría... Por supuesto, descubrir la riqueza de tantos cuentos, de cada leyenda, de su tradición oral. Cuélebres, algún nuberu, el trasgu, un busgosu... Y esa Xana del Castiellu de Aguilar cuya historia dice así:

En la cueva del monte de Castiellu que está junto a la playa de Aguilar en Muros de Pravia, vive una Xana encantada. La encantaron sus padres y no podía salir de su encantamiento hasta que no se presentara un hombre valiente que la bajara en sus brazos, desde la cueva hasta la playa, sin detenerse en el camino ni dejarla caer al suelo. El hombre que hubiera hecho esto, se haría dueño de todas sus riquezas, porque la Xana le regalaría el tesoro que guarda en la cueva envuelto en un pellejo de buey pinto. La Xana jugaba en la playa a los bolos con bolera de oro. Devanaba ovillos con el hilo de la fuente y tendía su colada en la falda del monte. La Xana esperaba un año tras otro, pero no llegaba un hombre que se atreviera a desencantarla. Un día que estaba guareciendo el dengue a la puerta de la cueva, pasó por allí un mozo que le preguntó quién era y qué hacía allí; la Xana le contó todo lo que debía hacer para desencantarla, y el hombre cogióla en brazos y se la llevó a la playa. A medida que se alejaban de la cueva, la Xana fue desencantándose, por lo que iba aumentando de peso y tamaño. Pero cuando iban llegando a la playa, se desató una gran tempestad, y el caballero, entre los truenos, relámpagos, las fuertes olas y el peso de la Xana que cada vez aumentaba más, se asustó y la dejó caer al suelo. La Xana entonces se alejó llorando porque habíase quedado hechizada para siempre. Desde entonces no se ha vuelto a ver a la Xana jugando a los bolos en la playa del Castiellu de Aguilar.

Asturias... Un lugar para encontrarse.

martes, 23 de marzo de 2010

Costa Rica y los Ticos

Costa Rica destila naturaleza por sus siete costados. Colibríes de diez colores, tucanes de cien colores, quetzales de mil colores. Iguanas, caimanes, perezosos, guacamayos. Tortugas desovando en la arena de sus playas, volcanes que escupen lava al por mayor. Un millón de parques naturales, un billón de especies protegidas, un ejemplo para todos. Y el aroma de esa taza de café pintando de arco iris los hogares. ¡Pura vida!
Además del chocolate, el gallo pinto (frijoles con arroz y especias), los casados (plato de casi nada a base de casi todo) y los guaros (una variedad de ron que regala la caña de azúcar), Costa Rica es el país de los ticos. ¡Que por algo con tal gentilicio se conoce a sus habitantes! Ticos por tener un territorio reducido para tanta biodiversidad. Ticos por usar y abusar del diminutivo en sus conversaciones. Ticos al fin y al cabo porque las cosas complejas, las mismas que rondan en noche de insomnio, saben allí más sencillas: las prisas son prisitas; las penas, penitas; e incluso el patrón parece chiquito. ¡Qué grande vivir en un sitio así!
Cuenta la leyenda que cuando Dios creó el mundo se encontró con un tico.
—De entre todos los soles que te ofrezco, elige uno para ti -le dijo el Señor.
Y para su sorpresa, aquel hombrecito opta por el más pequeño.
—¡Qué extraño! -pensó-. A cuantos pido que escojan, toman para sí el mayor.
Entonces volvió a comentarle:
—De entre todas las lunas que te ofrezco, elige una para ti… Inclusive la grande, para que tus noches sean de luna llena.
Sin embargo, aquel hombrecito prefiere nuevamente la menor.
Otro tanto acontece con el árbol, con un monte, con su mar. De entre todo, la mínima expresión.
El Creador no salía de su asombro. Nunca vio a persona tan humilde, tan poco avariciosa. Por ello, en recompensa, decidió regalarle un trocito de edén. De ahí que el país de aquellos ticos sea tan verde, tan hermoso. De ahí que Costa Rica sea un reflejo del paraíso.

Nota: Relato integrado en mi libro Mi planeta de chocolate (Ediciones Irreverentes), recientemente publicado en el Divertín Literario.
http://www.divertinajes.com/nueva/modules/notices/notice.php?idnotice=1285

sábado, 20 de marzo de 2010

Premiados en Barcelona

Esta misma mañana la Junta Directiva del Club de Pediatría Social nos ha notificado la concesión del segundo premio a la comunicación titulada Uso del relato para la transmisión de valores en el adolescente que presentamos al XX Symposium Nacional de Pediatría Social, celebrado el pasado fin de semana en Barcelona.
En nombre de Pilar, de Transi y en el mío propio, como integrantes del equipo que ha realizado este trabajo, agradecer sinceramente a dicha Junta el galardón y el trato recibido, sin olvidar la participación de los alumnos y profesores que han hecho posible su desarrollo.
Os dejo una fotografía tomada durante la presentación de las ponencias (aunque no se vea bien, ahí estoy... el primero por la izquierda).
Mil gracias y, como siempre decimos los cuentistas, nos seguiremos contando.

jueves, 18 de marzo de 2010

Advertencias de un escritor

Gabriel García Márquez. Desde siempre, incluso antes de leer en cien días sus Cien años de soledad, ha sido uno de mis escritores favoritos. Recuerdo cuando a principios de los ochenta, siendo yo un adolescente que redactaba un trabajo sobre él para la clase de Literatura, supe que había ganado el premio Nobel. "Por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de rica imaginación, reflejando la vida y los conflictos de un continente". Así lo detallaba el acta del jurado. Fue toda una alegría.
Con su obra me aficioné a la lectura y aprendí algunos secretos a la hora de escribir como los que el propio García Márquez nos enumera. Tomo de ellos buena nota.

1. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.
2. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.
3. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.
4. Es más fácil atrapar un conejo que un lector
5. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.
6. Cuando uno se aburre escribiendo el lector se aburre leyendo.
7. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.

lunes, 15 de marzo de 2010

Recordando a Delibes

Desde lo alto del borrico, Cipriano divisó las hileras de palos, las cargas de leña, a la vera, las escalerillas, las argollas para amarrar a los reos, las nerviosas idas y venidas de guardas y verdugos al pie. La multitud apiñada prorrumpió en gran vocerío al ver llegar los primeros borriquillos. Y al oír sus gritos, los que entretenían la espera a alguna distancia echaron a correr desalados hacia los postes más próximos. Uno a uno, los asnillos con los reos se iban dispersando, buscando su sitio. Cipriano divisó inopinadamente a su lado el de Pedro Cazalla, que cabalgaba amordazado, descompuesto por unas bascas tan aparatosas que los alguaciles se apresuraron a bajarle del pollino para darle agua de un botijo. Había que recuperarlo. Por respeto a los espectadores había que evitar quemar a un muerto. Luego, alzó la cabeza y volvió la vista enloquecida hacia el quemadero. Los palos se levantaban cada veinte varas, los más próximos al barrio de Curtidores para los reconciliados, y, los del otro extremo, para ellos, para los quemados vivos, por un orden previamente establecido: Carlos de Seso, Juan Sánchez, Cipriano Salcedo, fray Domingo de Rojas y Antonio Herrezuelo.

Nota: Fragmento de la obra El hereje, del genial Miguel Delibes. Le seguiremos leyendo, descanse en paz.

jueves, 11 de marzo de 2010

11-M, in memoriam

Aquel jueves de marzo yo también iba en un tren. Como cada día, tomé a las siete y media un cercanías en la estación de Alcorcón (Madrid) para dirigirme al trabajo. A esas horas los vagones están llenos de cuerpos iguales; de gente madrugadora que gana cabezadas al sueño, titulares a la prensa matutina, aliento con los pellizcos al bocadillo de media jornada.
A los pocos minutos el convoy se detuvo. Dijeron por megafonía que razones técnicas obligaban a apearnos en la estación de Aluche. No me importó pues ésa, precisamente, era mi parada de destino.
Desde allí hice trasbordo al metro y cuarto de hora después encaraba la puerta del despacho. Fue entonces cuando el teléfono móvil sonó:
- ¿Estás bien? -llamaba mi tía Pili, muy nerviosa-. He oído por la radio que ha explotado una bomba en Atocha.
A las ocho de la mañana no tenía ninguna otra información.
Al entrar en el Centro de Salud el ordenanza, lejos de bromear con mi ligero retraso, fue mucho más explícito:
- Ha sido un atentado en varios trenes. Ha habido muertos.
Desde ese momento aquel día de diario dejó de ser normal. Todos permanecimos pegados al televisor, estando a disposición de lo que de nosotros se pudiera precisar. Sus imágenes, como el latir de los presentes, conmovían al más imperturbable. La saturación de llamadas sumió a la capital en un caos sin cobertura. El sonar de las sirenas se hizo patente en cada rincón.
Llegó la tarde, teñida de llanto. La tristeza asoma en los rostros. Las colas envuelven los bancos de sangre, un grupo de ciudadanos manifiesta su repulsa de forma espontánea...
Por la noche, las ventanas lucen velas en honor de los que se fueron. Yo encendí la mía.
Al final, el odio, el terror y la intolerancia disfrazados de explosivos se cobraron 192 vidas y centenares de heridos. Un arcón de proyectos e ilusiones perdidos entre la chatarra de aquellos cercanías...

Nota: Fragmento perteneciente al cuento 192 estrellas incluido en mi libro El amor azul marino.

martes, 9 de marzo de 2010

Uso del relato en la transmisión de valores

La historia del relato en cualquiera de sus formas está vinculada a la propia historia de la Humanidad. De hecho, este género universal goza de una serie de propiedades que le hacen especialmente atractivo: literarias (suelen ser cortos, permiten una lectura rápida, entretienen sin efectos secundarios), de uso (lúdico, formativo, terapéutico, habiéndose empleado en hospitales, geriátricos o empresas) e incluso psicopedagógicas (a fin de resolver conflictos, mejorar la autoestima, desarrollar facultades psíquicas, trabajar habilidades, invitar a la reflexión, etc.). En ese contexto, el relato ha sido también utilizado dentro de las aulas de enseñanza a diferentes niveles educativos habiendo demostrado sobradamente su eficacia.
Los próximos días 12 y 13 de marzo, en el XX Symposium de Pediatría Social que se celebra en Barcelona, presentamos nuestra experiencia al respecto tras introducir una serie de relatos en varias aulas de adolescentes a fin de trabajar con ellos distintos valores humanos.
La correspondencia entre tales valores y textos es la siguiente: la paz (La ramita de olivo, de Manuel Cortés), la amistad (El cielo y el infierno, de Paulo Coelho), la comunicación (El principito, de Antoine Saint Exupéry), la aceptación de uno mismo (Carmelo, un niño sin sombra, de Fernando León de Aranoa), la convivencia (192 estrellas, de Manuel Cortés), la solidaridad (Los mineros, de Jorge Bucay), la libertad (Una palabra enorme, de Mario Benedetti), el amor (El amor azul marino, de Manuel Cortés) y la actitud ante la muerte de un ser querido (Cartas al cielo, de Pilar Moros).
Si trabajar estos relatos con adolescentes ha sido todo un gusto, no esperamos menos a la hora de presentar sus resultados. Os tendremos informados.

viernes, 5 de marzo de 2010

Los caracoles no saben que son caracoles

La vida está plagada de crisis. Existen en el mundo financiero, a escala mundial, a nivel político aunque siempre se niegan, de apellido noble (vital, espiritual, energética, de pensamiento). Con frecuencia parece una palabra maldita e inventamos eufemismos para no citarla. Y así, llamamos “crecimiento económico adverso” cuando no cuadra el balance; o tan sólo “mala suerte”, si el destino no se ajusta a nuestros intereses.
También las hay médicas, como las cardíacas, las epilépticas o las ansiosas. Psicológicas, como las crisis de personalidad. Cotidianas, como las de esa pareja cuyo amor crece al reconciliarse. Y sin duda, una de las más crueles: la crisis de oportunidades. Saberte poseedor de aptitudes, habilidades o capacidades y que nadie permita que las puedas mostrar.
En el universo literario, como en tantos otros universos, esta diferencia de oportunidades resulta aberrante. A los centros comerciales sólo le interesan las grandes editoriales; los libreros de siempre encuentran refugio en los bestsellers; la concesión de muchos premios obedece a favores debidos. Así, en un pastel tan chico para tantos comensales, al escritor que empieza se le agotan los recursos. A nadie le interesan sus historias, su talento. Y por ello, la falta de oportunidades acaba convirtiéndose en una de las crisis más demoledoras.
Con este preámbulo llega a mis manos el libro Los caracoles no saben que son caracoles, segunda obra de la escritora y conocida presentadora de televisión Nuria Roca. En ella nos narra la historia de Clara, una mujer de 35 años, separada y con dos hijos, sumida precisamente en una sucesión de crisis con todo cuanto le rodea. Se trata de una protagonista cercana con cuyas vivencias he sonreído, me he entretenido e incluso en algunos aspectos de la trama he acabado identificándome con ella. De entre sus virtudes destacan esa búsqueda incesante de sí misma, su sencillez para encontrar el humor en lo cotidiano y la naturalidad con la que convierte cada una de sus crisis en nuevas oportunidades para crecer.
No comparto la opinión leída en algún foro de que Los caracoles no saben que son caracoles sea una novela para mujeres. A mí me ha gustado, resultándome simpática, con un lenguaje sencillo, directo, salpicado de ironía y máximas reflexivas, en la que todo sucede deprisa, fácil de leer e ideal para desconectar de la monotonía.
Sin embargo en mi opinión la autora se recrea en exceso en los tópicos, especialmente en el ámbito de la sexualidad y las relaciones humanas, confundiendo en ocasiones lo sencillo con lo banal. Y quizá por eso, a falta de una mayor exigencia en el argumento o en los diálogos, pueda parecer que la novela vaya de más a menos.
Aun admitiendo las cualidades de este libro y el buen sabor de boca que ofrece en distintos párrafos, tengo la impresión de que, conociendo como conozco el panorama literario actual, si no llega a escribirlo una persona previamente famosa habría tenido dificultades para ser editado. De hecho, es seguro que su publicidad hubiera sido infinitamente menor y cuando menos sería arriesgado hablar de “consagración”. La propia novela, como la vida, se empecina en demostrarlo: nada más importante para superar cualquier crisis que disponer de oportunidades para hacerlo. Y evidentemente, en estos tiempos que corren, tanto la autora (Nuria Roca) como su personaje (Clara, sin que desvelemos el final) han sabido aprovechar las suyas. Me alegro por ambas.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Proyecto Los Argonautas

El Proyecto Solidario Los Argonautas (http://losargonautas.org/) surge a finales del año pasado de la mano de su coordinador Fernando Fernández-Gil y de un grupo variopinto de voluntarios entre los que me encuentro, con cinco objetivos principales:
1.- Crear una publicación cultural de calidad, independiente y divulgativa, que funcione como plataforma de expresión para artistas noveles y no noveles.
2.- Dar una oportunidad de voluntariado a personas con inquietudes solidarias.
3.- Crear unos beneficios para apoyar económicamente a ONG's y asociaciones benéficas.
4.- Buscar la cooperación entre Los Argonautas y otros entes de fines solidarios y benéficos.
5.- Ofrecer un producto de entretenimiento intelectual que busque a su vez conseguir la reflexión y la concienciación del lector.
Ayer mismo pudimos ver las galeradas del primer número. Ha quedado francamente bien y me da que en breve estará en la calle. Ojalá a través de esta revista el Proyecto cumpla con sus objetivos.
Os lo seguiré contando.