jueves, 31 de diciembre de 2009

Cuando no es adiós sino hasta siempre

Mario Benedetti se despedía de nosotros el pasado mes de mayo dejándonos su recuerdo y el legado incalculable de toda su obra. De siempre fue uno de mis escritores favoritos, teniendo la satisfacción de poseer una dedicatoria suya y haber compartido un tiempo la misma editorial (Ediciones Irreverentes). Por ello he querido que, a modo de sencillo homenaje, el cierre a mi blog por este año lo ponga uno de sus relatos: ése titulado El otro yo.
Benedetti: un placer leerte, un honor haberte conocido.
Hasta siempre, maestro...

Se trataba de un muchacho corriente: en los pantalones se le formaban rodilleras, leía historietas, hacía ruido cuando comía, se metía los dedos a la naríz, roncaba en la siesta, se llamaba Armando Corriente en todo menos en una cosa: tenía Otro Yo.
El Otro Yo usaba cierta poesía en la mirada, se enamoraba de las actrices, mentía cautelosamente , se emocionaba en los atardeceres. Al muchacho le preocupaba mucho su Otro Yo y le hacía sentirse imcómodo frente a sus amigos. Por otra parte el Otro Yo era melancólico, y debido a ello, Armando no podía ser tan vulgar como era su deseo.
Una tarde Armando llegó cansado del trabajo, se quitó los zapatos, movió lentamente los dedos de los pies y encendió la radio. En la radio estaba Mozart, pero el muchacho se durmió. Cuando despertó el Otro Yo lloraba con desconsuelo. En el primer momento, el muchacho no supo que hacer, pero después se rehizo e insultó concienzudamente al Otro Yo. Este no dijo nada, pero a la mañama siguiente se habia suicidado.
Al principio la muerte del Otro Yo fue un duro golpe para el pobre Armando, pero enseguida pensó que ahora sí podría ser enteramente vulgar. Ese pensamiento lo reconfortó.
Sólo llevaba cinco días de luto, cuando salió a la calle con el propósito de lucir su nueva y completa vulgaridad. Desde lejos vio que se acercaban sus amigos. Eso le lleno de felicidad e inmediatamente estalló en risotadas.
Sin embargo, cuando pasaron junto a él, ellos no notaron su presencia. Para peor de males, el muchacho alcanzó a escuchar que comentaban: «Pobre Armando. Y pensar que parecía tan fuerte y saludable».
El muchacho no tuvo más remedio que dejar de reír y, al mismo tiempo, sintió a la altura del esternón un ahogo que se parecía bastante a la nostalgia. Pero no pudo sentir auténtica melancolía, porque toda la melancolía se la había llevado el Otro Yo.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Mi apoyo a Cáceres 2016

Admito que, a pesar de la crisis, este año 2009 que termina se ha portado bien conmigo. En lo personal, no han faltado dulces, cierta dosis de suerte y sonrisas. En lo literario "Mi planeta de chocolate" ha sido el segundo libro más vendido de la editorial, ha viajado en mi maleta junto a cada sesión de cuentacuentos (desde el Salón del Chocolate de Madrid a la Feria del Libro de Guadalajara, México) y está pendiente de ser traducido al italiano. Y en lo laboral, seguimos trabajando que no es poco.
Sin embargo, la última alegría ha llegado desde Cáceres, tras haber apoyado su candidatura para ser Capital Europea de la Cultura en el año 2016.
Invitándoos a ver un video que detalla la reacción ciudadana ante mi gesto y dándoos las gracias por estar al otro lado, recibid mis mejores deseos para este 2010 que en nada comienza.
http://caceresnews.com/main.php?id=f9316abbd459831db5e5745df0d5217b

domingo, 20 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

A través de esta carta desde un país con magia, allá donde reina el color azul marino, os envío mis mejores deseos para estas Navidades.
Que nos sigamos leyendo... Y como dice la canción que nunca falten sonrisas (otros le llaman salud), suerte (dinero) y un tazón de chocolate compartido (amor).

domingo, 13 de diciembre de 2009

Un voto por la Tierra

2009 es un año clave en la lucha contra el cambio climático. Los líderes mundiales deciden en la reunión de Naciones Unidas que se celebra estos días en Copenhague su compromiso para dar continuidad al Protocolo de Kioto. De esta reunión debería salir un acuerdo que garantice que las emisiones responsables de dicho cambio se reduzcan lo suficiente y asegurar así que el aumento de la temperatura global se mantenga por debajo de los +2ºC.
Me alegra saber que tantos ciudadanos de tantos sitios y condiciones compartimos ese objetivo. Ojalá lo asuman los políticos, los estrategas, aquellos que tienen capacidad de decisión... Y acaben comprendiendo que la Tierra no es el feudo de ninguna generación sino un arrendamiento de por vida.
Cuidémosla por dentro y por fuera, a lo largo y a lo ancho, en público y en privado. Desde el respeto, desde la equidad, desde mi positivismo. Desde la convicción de que no pertenece al Hombre, sino que es el Hombre quien pertenece a ella. Porque al margen de egoísmos y opiniones particulares, debemos cuidar nuestro planeta.
¡El único de la galaxia que tiene chocolate!

viernes, 11 de diciembre de 2009

Días de radio

- ¡Matahari!
La respuesta es correcta.
De pequeño me encantaban los concursos de radio en los que había que acertar un personaje atendiendo a los datos que te ofrecían. No resultaba fácil, pese a lo cual reconozco mi habilidad para enlazar las pistas de la locutora y llegar al nombre propuesto. Otra cuestión era que acabasen dando entrada a la llamada telefónica entre el aluvión de oyentes que participaban.
Gané en dos ocasiones. Aunque el premio consistió en un lote de discos a cuyos intérpretes no conocía nadie, me hizo muchísima ilusión.
El viejo transistor de tonos metálicos fue durante esos años uno más de la familia. Aquel consultorio de Elena Francis puso luz en miles de corazones solitarios. Cada parte desmenuzaba las peripecias de un fugitivo apodado El Lute, los lances ante el toro de un valiente Cordobés, los acordes de ese principiante llamado Julio Iglesias. Y el domingo vibrábamos con los goles de los Asensi, Juanito o Cardeñosa en la retransmisión a pie del estadio...

Partiendo de estas líneas pertenecientes a mi libro El amor azul marino quisiera significar tres programas radiofónicos actuales que destacaría por su contenido literario:
* Sexto Continente, en Radio Exterior de España, dirigido y presentado por Miguel Ángel de Rus.
* La vida es bella, en Radio Televisión Marbella, bajo la batuta de Sasi Alami.
* El bosque de las palabras, en Radio Morata, pilotado por Francisco Legaz.
No es pasión de radioyente, pero estoy convencido: si tenéis ocasión de escucharlos, os encantarán.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Urueña, Villa del Libro

El municipio de Urueña en la provincia de Valladolid constituye la primera Villa del Libro en España. Sus murallas delimitan un marco en el que lo literario se convierte en punto de encuentro para gran número de visitantes y profesionales que han hecho del libro y de los sectores en él implicados una manera de vivir.
Este ambicioso proyecto cultural tiene inspiraciones en el modelo aportado por otras villas del libro existentes en Europa: Hay-on-way en el País de Gales (la más antigua), Montolieu en Francia, Bredevooort en Holanda y así hasta una veintena de pequeñas localidades rurales cuyo denominador común es la dinamización económica, cultural y turística a partir de la recuperación de los espacios públicos no sólo como lugar de compraventa de libros, sino como núcleos importantes de celebración de eventos ligados a la literatura.
En los confines de los Montes Torozos y la llanura de Tierra de Campos, enmarcada en un paraje natural de alto valor ecológico, Urueña es una villa que invita a conjugar muchos verbos: pasear por sus calles medievales, encontrar un buen título entre esa gama de librerías, saborear los guisos de la comarca, sorprenderse ante tanto museo y, por supuesto, sonreír.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Mi Gran Hada

Un mago amigo mío me explicó que el gentilicio de Granada proviene de la fórmula Gran Hada. Y es que allí, conviviendo con sus ciudadanos, residen a diario duendes, elfos, sirenitas, unicornios, dragones, brujas de las buenas, gnomos y, por supuesto, hadas.
Cada uno de nosotros tenemos también un hada en el corazón. Un ser diminuto, inmenso, que nos protege ante la adversidad. A veces le damos de lado con alguna angustia, e incluso llegamos a echarle la culpa del más insignificante de nuestros males. Mas ella siempre está ahí, en forma de un gesto amable, de ilusiones, de esperanza...
Siendo niño, a esa Hada le pedía ser fuerte, que aunque estuviera roto por dentro nadie viese en mí debilidad, hacerme respetar sin que invadan mis espacios, no perder la sonrisa en los desayunos con mamá, en los besos de papi al volver a casa, en los cuentos que me cuenta mi padrino.
A mi modo, también le pedí ser mago. Un adivino que acierte dónde se esconden los otros niños, un ilusionista que se encierra tras su capa, un prestidigitador que no deje nunca de sorprender.
Y créanme, aunque fuera a mi manera, lo conseguí.

Nota: Fragmento incluido en el relato "Mi Gran Hada" de mi libro "Cartas para un país sin magia", que comparto con vosotros con motivo de la celebración en estos días del VIII Festival Internacional Mágico de GranHada Hocus Pocus, ideado por ese amigo mago del que os hablé: Miguel Puga. ¡La ilusión está servida..!

viernes, 20 de noviembre de 2009

Los derechos del niño

Hoy se conmemoran los Derechos del Niño. Pese a las buenas intenciones de la palabra impresa, todavía queda mucho por hacer. No en vano, y por poner sólo un ejemplo, sigue habiendo en el mundo unos cien millones de pequeños (niñas en su mayoría) que no tienen acceso a la escuela primaria. Por eso comparto nuevamente este relato a modo de carta, escrito un cinco de enero en uno de los países donde más se necesita recordarlos.

Sabb bekbair:
Esta noche es noche de Reyes; y como tal, pese al frío intenso que corta los pensamientos, quisiera pedirles un regalo especial. Me encantaría pillar el gordo de una primitiva, que mi equipo de fútbol ganase un millón de copas, que la cosecha de trigo de mi comarca sea la mejor de entre todas las comarcas. ¡Pero no! Lo que pido esta vez no será para mí, sino para Lida.
Lida Hezzatullah ha nacido esta madrugada. Le dicen bebé afortunado: con apenas dos kilos de peso sobrevivirá a un mundo en el que no se permiten tales ligerezas. Sus padres tuvieron la ocurrencia de acudir en mulo a este hospital, donde hay algo tan extraordinario como unos sanitarios y una incubadora. Ese detalle tan nimio le ha salvado la vida.
Se ve muy pequeñita, mucho más que cualquiera de mis sobrinos cuando llegaron. Luce igual de preciosa.
Pues bien, queridos Magos, me gustaría que esa niña, y en ella todos los pequeños de este país, tuvieran otra cosa aparentemente extraordinaria: INFANCIA. Me encantaría que su esperanza de vida fuera la de cualquier chaval español aunque, tal vez, aumentarla de repente en los cuarenta años que hoy les separan resulte un imposible.
Daría cualquier cosa porque sus probabilidades de fallecer antes de los cinco años no fuesen, como son, del 25%. Que la fiebre tifoidea, una enfermedad cuya vacuna no vale más que una ronda en cualquiera de nuestros bares, no asome a sus juegos. Que la polio, prácticamente erradicada de nuestro planeta, no la deje coja. Que su perro no muerda con rabia, que su agua oliese a cloro, que en su mesa hubiera siempre primer plato.
Cierro los ojos y pido para que nadie la discrimine por el mero hecho de ser mujer, porque no se case adolescente con un anciano de conveniencia, porque ninguno la humille si se enamora de la persona equivocada. ¡Qué bien si tuviera un trabajo digno, parques sin minas que desvelen su sueño, asistencia sanitaria cuando tosa, voz y voto en las reuniones de vecinos! ¡Que su casa de adobe luciera dormitorio, leña su estufa, tizas para la pizarra!
Me da que estoy pidiendo demasiado. E incluso puede que, cuando regrese a España allá por el mes de marzo, Lida sea sólo un nombre, una foto, un recuerdo. No sé... Hace mucho frío, si bien esa pequeña ha llenado de Magia nuestro corazón. Porque, sin duda, de magos es luchar así por la Vida.
Os envío un poquito desde aquí.

Ruz bekhair.

Nota: "Un relato para Lida" incluido en mi libro "Cartas para un país sin magia".

lunes, 16 de noviembre de 2009

Cuando llueve

A pesar de la lluvia, o quizás precisamente por eso, hoy es un día de felicitaciones.
Al VI Salón del Chocolate Moda Shopping (Madrid), por haber organizado un evento tan interesante en torno a este producto. Con chocolatada popular, taller obrador, espacios infantiles, los misterios de la Caja Roja, la escultura de chocolate de Bruce Springsteen, algún cuento...
A mi amigo Mariano Lázaro, porque su conjunto de blogs http://www.iestiemposmodernos.com/losblogsdesociales ha sido galardonado con el primer premio en la convocatoria que hace el Ministerio de Educación sobre materiales curriculares para ser difundidos en internet.
A mi amiga Marisa Azuara, por el documental "Christoval Colón, la Odisea" que sobre la figura de este personaje acaba de realizar para Canal Historia y que podéis ver en la dirección http://www.verdocumentalesonline.com/2009/historia/cristobal-colon-la-odisea.
Y por supuesto a todos aquellos que, con independencia del tiempo que haga, encuentran siempre motivos para celebrar.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Salón del chocolate Moda Shopping

A Benito Expósito Expósito, protagonista de mi novela "Mi planeta de chocolate", le encantaría saber que acaba de inaugurarse en Pekín un parque temático dedicado al chocolate. Sobre una superficie de 20 kilómetros cuadrados y con más de 100 toneladas de cacao, durante su visita pueden verse los famosos combatientes del emperador o la propia muralla china hechos a base de este producto.
Sin irnos tan lejos, en Madrid va a celebrarse del 12 al 15 de noviembre el VI Salón del Chocolate Moda Shopping, con un montón de actividades relacionadas con el chocolate. Será en la Avda. General Perón 40, frente al estadio Santiago Bernabéu. Y allí estaré yo, el jueves 12 a las 16 horas, compartiendo la presentación de mi libro con una sesión de cuentacuentos titulada "Chocolate con cuentos". Por supuesto que estáis todos invitados. Os gustará...

miércoles, 28 de octubre de 2009

"Los mineros", de Jorge Bucay

Lo dice Jorge Bucay: los cuentos sirven para dormir a los niños y para despertar a los adultos. Y estoy de acuerdo. De entre las muchas historias de este escritor argentino hay una que me resulta especial. La de "los mineros", leída con una sensibilidad extraordinaria por la actriz Mª José Moreno en las pasadas Jornadas sobre el cuento "¡Qué te cuento!" celebradas en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés-Zaragoza. Fue un sencillo homenaje a este mago del relato. Deseo que os guste.

Seis mineros trabajaban en un túnel muy profundo extrayendo minerales desde las entrañas de la tierra. De repente un derrumbe los dejó aislados del afuera sellando la salida del túnel. En silencio cada uno miró a los demás. De un vistazo calcularon su situación. Con su experiencia, se dieron cuenta rápidamente de que el problema sería el oxígeno. Si hacían todo bien les quedaban unas tres horas de aire, cuando mucho tres horas y media.
Mucha gente de afuera sabría que ellos estaban allí atrapados, pero un derrumbe como este significaría horadar otra vez la mina para llegar a buscarlos. ¿Podrían hacerlo antes de que se terminara el aire?
Los expertos mineros decidieron que debían ahorrar todo el oxígeno que pudieran. Acordaron hacer el menor desgaste físico posible, apagaron las lámparas que llevaban y se tendieron todos en el piso. Enmudecidos por la situación e inmóviles en la oscuridad era difícil calcular el paso del tiempo.
Incidentalmente sólo uno de ellos tenía reloj. Hacia él iban todas las preguntas: “¿Cuánto tiempo pasó? ¿Cuánto falta? ¿Y ahora?”. El tiempo se estiraba, cada par de minutos parecía una hora y la desesperación ante cada respuesta agravaba aún más la tensión.
El jefe de los mineros se dio cuenta de que si seguían así la ansiedad los haría respirar más rápidamente y esto los podía matar. Así que ordenó al que tenía el reloj que solamente él controlara el paso del tiempo. Nadie haría más preguntas, él avisaría a todos cada media hora.
Cumpliendo la orden, el del reloj controlaba su máquina. Y cuando la primera media hora pasó, él dijo: “ha pasado media hora”. Hubo un murmullo entre ellos y una angustia que se sentía en el aire.
El hombre del reloj se dio cuenta de que a medida que pasaba el tiempo, iba a ser cada vez más terrible comunicarles que el minuto final se acercaba. Sin consultar a nadie decidió que ellos no merecían morirse sufriendo. Así que la próxima vez que le informó la media hora, habían pasado en realidad 45 minutos.
No había manera de notar la diferencia así que nadie siquiera desconfió.
Apoyado en el éxito del engaño la tercera información la dio casi una hora después. Dijo: “pasó otra media hora”... y los cinco creyeron que habían pasado encerrados, en total, una hora y media y todos pensaron en cuan largos se le hacía el tiempo.
Así siguió el del reloj, a cada hora completa les informaba que había pasado media hora.
... Entre tanto la cuadrilla apuraba la tarea de rescate, sabían en qué cámara estaban atrapados y que sería difícil poder llegar antes de cuatro horas. Llegaron a las cuatro horas y media. Lo más probable era encontrar a los seis mineros muertos. Encontraron vivos a cinco de ellos. Solamente uno había muerto de asfixia... ¡El que tenía el reloj!

domingo, 25 de octubre de 2009

Felicidad en tiempos de crisis

Referente de primer orden en el ámbito de la Psicología, el profesor Bernabé Tierno tiene la habilidad de saber llegar a todos sin distinción. Así lo comprobé al leer sus libros y así lo constaté al asistir en persona a su conferencia "Felicidad en tiempos de crisis", impartida recientemente en León. En ella, con un mensaje cercano e ilusionante, defendió la influencia positiva que la felicidad ejerce sobre nuestra salud, dejándonos a este respecto unas pautas a seguir:

1.- Por mal que estén las cosas, jamás hay que perder el buen humor.
2.- Tu alegría de vivir no te viene de fuera. Tú puedes proporcionártela cada día.
3.- Centra tu mente en lo que tienes, no en lo que te falta.
4.- Vive el presente, el hoy, aquí y ahora de cada día y disfrútalo. No pierdas ni un minuto en lamentos.
5.- Tener más cosas no es ser más, ni garantiza la felicidad.
6.- La felicidad auténtica necesita dar, contagiar, hacer el bien y hacer felices a los demás.
7.- Vive como piensas, en paz y buen entendimiento contigo mismo y con los demás.
8.- Haz un inventario de las cosas buenas que te depara la vida dejando en el olvido lo negativo.
9.- Pónselo fácil a la felicidad. Decántate por los hábitos saludables y por el disfrute de lo que tienes y eres.
10.- ¡Quiérete, valórate, gústate, perdónate, hazte homenajes! Y procura que la felicidad que vives en cada momento no quede sólo en ti.
11.- Cultiva tu mente cada día con los mejores pensamientos y tu alma con los mejores sentimientos.
12.- Las crisis forman parte de la vida del hombre. Lo inteligente y práctico es aceptarlas y transformarlas en una oportunidad para crecer.

Desde ese mensaje positivo que hago mío, invito a trabajar estas normas recordando que para ser feliz no hay que tenerlo todo. Al fin y al cabo, como ya se indicó en la conferencia, carecer de algunas de las cosas que uno desea es también condición indispensable para alcanzar la felicidad.

martes, 20 de octubre de 2009

Entrevista para Notimex (y II)

Tal y como comenté, subo hoy a este blog el final de la entrevista que con motivo de la publicación de "Mi planeta de chocolate" me hizo la agencia mexicana de noticias Notimex.

Pregunta (P) Los sentimientos son una constante en su obra, ¿qué protagonismo tienen en “Mi planeta de chocolate”?
Respuesta (R) Ciertamente, siempre me ha interesado mucho lo que sienten las personas; a veces, incluso más que lo que viven. En “Mi planeta de chocolate” describo una serie de acontecimientos realmente difíciles de asumir, en especial para un niño: el abandono de sus padres, los desastres de la guerra, el drama del exilio… Y a su lado, lo que más me importa: los sentimientos que dichos sucesos le generan. La amistad, la soledad, el amor en cualquiera de sus formas. Con frecuencia me paro en ellos invitando al lector a reflexionar. Sin emociones estaríamos muertos.
(P) ¿Es el chocolate el hilo conductor del relato?
(R) En parte sí. A Benito le entusiasman los derivados del cacao y quizá por eso se aplica una máxima de vida: cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate. Por ello ama a América antes de conocerla (el país del chocolate, como él dice), y por ello acaba enrolado en el Mexique.
Desde un punto de vista literario, he querido contar una historia como el mismo chocolate: dulce y amarga. Dulzura en la ingenuidad y en los sueños de ese niño, amargura en el contexto histórico que le toca vivir.
(P) ¿Qué opinión le merece la colaboración que México prestó a España en este episodio en el marco de la Guerra Civil española?
(R) Durante mi investigación he podido constatar que, como todo, las medidas de cooperación entre ambos países tuvieron a ambas orillas del Atlántico sus partidarios y detractores en función de la ideología desde la que se valorasen. Sin embargo es evidente que tanto el General Cárdenas como su esposa, doña Amalia Solórzano, se implicaron notablemente en el apoyo al gobierno de la República y en la acogida de aquellos pequeños. El recibimiento por parte del pueblo mexicano fue extraordinario allá por donde fueron. Y si hubo algún problema de convivencia durante su estancia fue más fruto de alguna tensión aislada que de una mala intención.
(P) Amalia falleció recientemente, ¿qué más se ha ido con ella?
(R) Curiosamente doña Amalia falleció el pasado 12 de diciembre, el mismo día que se presentaba “Mi planeta de chocolate”. Durante la Guerra fue la presidenta del Comité de Ayuda a los Niños del Pueblo Español. Creyó con firmeza en este proyecto, recibió y conoció a cada pequeño, se preocupó de sus necesidades, se afligió con algunos contratiempos… De hecho, muchos de esos niños se referían a su persona con el apelativo cariñoso de mamá. Como dijo un amigo mexicano que reside en Madrid, con doña Amalia se ha ido un símbolo de la solidaridad entre los pueblos.
(P) Usted ha viajado mucho. ¿Conoce México? ¿Y los lugares que cita en su novela? Veracruz, Ciudad de México, Morelia…
(R) Sólo conozco México DF. En mi visita me pareció un lugar lleno de encanto con gente que derrocha simpatía y hospitalidad. Sin embargo, después de escribir “Mi planeta de chocolate” he contraído varias deudas con su país: una, conocer en persona a algún niño de Morelia; y dos, visitar próximamente Veracruz, Morelia y otras ciudades del mismo, a sabiendas de su belleza y del trocito de historia que encierran.
(P) En su libro “Cartas para un país sin magia” narra muchos de sus viajes por el mundo. ¿Aparece allí México o algún otro país latinoamericano?
(R) No, aun cuando América me encanta. He visitado Perú, Costa Rica, Argentina y un poco de Brasil y México. Todo muy lindo. Sin embargo, en “Cartas para un país sin magia” preferí centrarme en los viajes realizados como médico epidemiólogo a Benin en África Central, los Balcanes durante la guerra en la Antigua Yugoslavia, Oriente Medio... Se trata de una colección de relatos en la que, partiendo de las experiencias vividas, invito de nuevo a la reflexión.
(P) Usted ha donado siempre los derechos de autor en favor de “Aldeas Infantiles”. ¿Es la mejor demostración de que escribe por amor a la literatura y de que, fundamentalmente, los cuentos son para los niños?
(R) Siempre he dicho que la Medicina es mi vocación, la profesión de la que vivo. Y que la Literatura es mi pasión, esa afición que ocupa mi tiempo libre. Escribiendo disfruto como nadie, soy feliz. Y a ello añado la capacidad de compartir esa sensación con mis lectores. Con ello me siento suficientemente pagado. Por eso, y porque he colaborado activamente con “Aldeas Infantiles SOS” (cuya labor a favor de la infancia resulta encomiable), he cedido a esta ONG los derechos de autor de toda mi obra. Es una cuestión de coherencia.
(P) Además de autodenominado cuentista, usted es Cuentacuentos. ¿En qué contextos? ¿Cómo hace para convertirse en narrador?
(R) En efecto, me identifico plenamente con la palabra cuentista. Cuentista porque utilizo el cuento para expresar lo que siento, por pertenecer a una familia que se cuenta las cosas. Mis dos primeros libros abordan este género literario, mientras que en “Mi planeta de chocolate” el protagonista es un enamorado de los mismos. Y me encanta la palabra cuentacuentos. De hecho, en España he participado en distintos certámenes al respecto. También he realizado sesiones ante niños, personas mayores institucionalizadas y últimamente con alumnos de enseñanza secundaria. Siempre de una manera altruista.
Para ser narrador sólo hay que tener algo que contar, creer en ello y contarlo. Porque los cuentos gozan de un don especial: además de ser muy útiles para la transmisión de valores, son capaces de generar emociones en quien los escucha. Y eso, créanme, es magia en estado puro.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Entrevista para Notimex (I)

El acuerdo alcanzado entre Ediciones Irreverentes y Panoplia de Libros ha permitido que "Mi planeta de chocolate" se esté distribuyendo en América. Este hecho me satisface pues, además de tener muchos amigos al otro lado del charco, gran parte de la novela se desarrolla allí (especialmente en México y Costa Rica). Por esa misma razón me alegró la entrevista que me propuso en su día la agencia mexicana de noticias Notimex, la mitad de la cual comparto hoy con vosotros.

Pregunta (P) ¿Por qué quiso contar en este libro la historia de los niños de Morelia?
Respuesta (R) “Mi planeta de chocolate” comenzó siendo un libro de relatos unidos entre sí por un niño protagonista: Benito Expósito Expósito. Un pequeño lleno de inocencia e imaginación que profesaba un gran amor por los cuentos, la amistad y el chocolate. En pleno proceso de creación literaria vi en televisión un reportaje sobre los llamados niños de Morelia, con motivo del 70º aniversario de su exilio a México. Me impresionó; en especial saber que la mayoría no eran huérfanos como creía y que, a pesar de que partieron pensando en un reencuentro próximo con sus familias, en muchísimos casos éste no llegó a producirse. Por eso quise que Benito fuera uno de esos chiquillos, recogiendo en forma de novela uno de los pasajes más duros de nuestra historia.
(P) La novela rescata la figura de personajes reales, como Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano… y los hechos que se narran se basan en documentos históricos. ¿Fue muy duro el trabajo de documentación acerca del tema?
(R) La novela consta de varios capítulos. En el primero, donde abordo la vida del niño en un orfanato de los años treinta, me basé en los recuerdos de mi abuelo. En el segundo, centrado en la Guerra Civil española, me apoyé en los testimonios de personas que vivieron el conflicto. Algunos de ellos me instruyeron también sobre su huída a Francia, incluido en el tercer capítulo. A partir de ahí me centro en el exilio a México de los niños de Morelia. Para ello revisé numerosos documentos que aludían a ese hecho (incluyendo la prensa del momento), destacando de entre todos por su rigor el titulado “Una utopía educativa: la Escuela España-México”, de Silvia Figueroa Zamudio y Agustín Sánchez Andrés. También me aportó mucho el documental “Los niños de Morelia” de Juan Pablo Villaseñor, y el material recogido al respecto en la exposición “La letra en que nació la pena”, presentada por el Ateneo Español en México y la Embajada Española en este país.
Sinceramente, el tema resultó tan entrañable e interesante que la búsqueda de ese material fue más amena de lo que pudiera parecer.
(P) ¿Durante su investigación, conoció a alguno de aquellos niños de Morelia?
(R) Conocí a personas que habían vivido la Guerra, el exilio a Francia, a Rusia; pero no conocí personalmente a ninguno de ellos. Me habría encantado. En cualquier caso he leído sus crónicas, escuché los testimonios recogidos, me emocioné con la correspondencia que tuvieron. Y sobre todo, aprendí de su experiencia.
(P) Tras su investigación, ¿cómo describiría aquel buque Mexique y de qué forma resumiría el viaje transoceánico de los niños?
(R) Aquel 26 de mayo de 1937 el Mexique, un buque perteneciente a la Compañía Trasatlántica Francesa, se hizo a la mar desde Burdeos (Francia) con 455 menores a bordo y una treintena de educadores. Destino: Veracruz, en México. Como él, hubo muchos barcos que partieron por entonces de puertos españoles llevando a bordo niños (en su mayoría hijos de milicianos) que huían de la guerra en busca de una paz que les acogiera. Tras 13 días embarcados, el Mexique alcanzó su destino. Durante la travesía, en la mayoría de aquellos pequeños latía un sentimiento ambivalente: por un lado de desasosiego, a sabiendas de lo que dejaban atrás; por otro de ilusión, sumidos en la esperanza de que México era país amigo, sin guerras, y que en consecuencia su vida allí debería ser mejor.
(P) Entre tanto personaje real, el protagonista, Benito, sí es inventado y está inspirado en su abuelo, ¿Fue él quien le contó sus experiencias personalmente?
(R) En efecto. Mi abuelo fue un huérfano abandonado en un hospicio al poco de nacer. Por ello se apellidó Expósito como mandaba la tradición. Él me contó sus vivencias en aquel establecimiento, en las cuales me baso para construir esta historia. Significar que mi abuelo compartió con toda la familia muchísimas cosas a lo largo de su vida y que de alguna manera está siempre presente en cada renglón de mi obra.
(P) ¿Fue difícil ponerse en el pellejo de un niño para narrar esta historia desde su punto de vista?
(R) Desde mi condición de médico epidemiólogo he trabajado en distintos países del mundo. Entre ellos, algunos de los más pobres, varios en guerra, otros sumidos en epidemias. Y en todos he descubierto que los más vulnerables a cualquier situación crítica son los niños. Por eso tenía claro que el protagonista de mi primera novela sería un pequeño. A partir de ahí ideé una trama que traté de vivir desde su piel. Con inocencia, curiosidad, simpatía, imaginación. Más que fácil o difícil, diría que fue un reto. Con el añadido de que la de los niños de Morelia me pareció desde el principio una historia entrañable que contenía muchos de los valores que quería transmitir.

Continuará...
Un abrazo y, como siempre digo, nos seguimos leyendo.

jueves, 8 de octubre de 2009

Noticias con chocolate

La próxima semana se celebra en París el Salon du Chocolat Professionnel. Estoy seguro de que a Benito Expósito Expósito, protagonista de mi novela "Mi planeta de chocolate", le encantaría asistir. No en vano, aquella máxima que aprendiera de niño con los monjes en un monasterio fue el eje central de su vida: "cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate".
Benito también sonreiría al saber que posiblemente sus aventuras sean traducidas al italiano (¡crucemos los dedos porque en ello estamos!), que a partir de este mes ya hay ejemplares de su libro en las bibliotecas públicas de Soria (incluyendo sus bibliobuses que recorren la provincia), que las próximas sesiones de cuentacuentos de quien suscribe llevarán por título Chocolate con cuentos, y que en América -gracias a un acuerdo de Ediciones Irreverentes con la distribuidora Panoplia Libros- su obra también se encuentra disponible.

Relajante, astringente, nutritivo, placentero, aromático, energético, afrodisíaco, antioxidante, antidepresivo. Ni teoría ni filosofía: vivencia. Así es para Benito el chocolate. Dos milenios a la espalda coleccionando sus cromos, curando a la humanidad. Los mayas y los aztecas lo empleaban en sus ritos, en la despensa, en su botica. Moneda de los mercados, tributo para los dioses.
Sin duda y sin excesos, los bombones son un gran invento... Y como él mismo asegura, ¡la forma más dulce de comunicar!

lunes, 5 de octubre de 2009

Todas las tardes café

Lo dice su propio autor: los libros son buenos amigos del café. Y el café les devuelve el cariño concediéndoles la excusa para una tregua, para esa revancha que es el homenaje diario a uno mismo. Cuando se encuentran, el cuento sale de su escondite. El cuento está en este libro, pero también vive fuera de él. Para encontrarlo sólo hay que esperar. Cada cliente que entra y sale de una cafetería, cada camarero, cada uno de nosotros arrastramos una historia que contar.
La cafetería de todas las tardes es el cruce de caminos de don Quijote, la posada de Chaucer, el jardín de Boccaccio, el palacio de Shahrazad. Por ese establecimiento pasa el hombre adinerado que se encuentra con el amor en el otoño de su vida, la mujer que llama a un teléfono que nunca responde, el famoso a quien se le apaga la estrella y la pobre infeliz que invoca a Lady Godiva. Con una mirada tan descreída como reticente a aceptar la derrota, Santiago García Tirado despliega en 37 relatos un texto seductor, resuelto con momentos desternillantes, a veces terribles y casi siempre desbordantes de humanidad, escrito con una prosa rítmica y elegante.
A partir de hoy degustaré esta obra de mi amigo Santiago (a quien tuve el gusto de presentar en su día en el Forum FNAC-Zaragoza con motivo de su novela Un preso que hablaba de Stanislavski) como lo hago con un café. Sin prisas. Luego me dejaré sorprender por los sabores que, horas más tarde, seguiré destapando en el paladar.

jueves, 1 de octubre de 2009

Recordando a Benedetti

En las jornadas sobre el cuento "¡Qué te cuento!" recientemente celebradas en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés-Zaragoza hubo un sentido recuerdo a Mario Benedetti; ese escritor universal fallecido el pasado mes de mayo, que nos dejara un legado incalculable: su literatura. Además de compartir editorial (publicó su libro "Del amor y del exilio" con Ediciones Irreverentes) y haber participado en la iniciativa Cadena de Poesía como apoyo en su lucha contra la enfermedad, considero que el mejor homenaje hacia su persona es seguir leyéndole, seguir sintiéndole tan cerca.
De entre sus muchos escritos, repletos todos de humanidad, seleccionamos "Esa boca". Dice así:

Su entusiasmo por el circo se venía arrastrando desde tiempo atrás. Dos meses, quizá. Pero cuando siete años son toda la vida y aún se ve el mundo de los mayores como una muchedumbre a través de un vidrio esmerilado, entonces dos meses representan un largo, insondable proceso. Sus hermanos mayores habían ido dos o tres veces e imitaban minuciosamente las graciosas desgracias de los payasos y las contorsiones y equilibrios de los forzudos. También los compañeros de la escuela lo habían visto y se reían con grandes aspavientos al recordar este golpe o aquella pirueta. Sólo que Carlos no sabía que eran exageraciones destinadas a él, a él que no iba al circo porque el padre entendía que era muy impresionable y podía conmoverse demasiado ante el riesgo inútil que corrían los trapecistas. Sin embargo, Carlos sentía algo parecido a un dolor en el pecho siempre que pensaba en los payasos. Cada día se le iba siendo más dificil soportar su curiosidad. Entonces preparó la frase y en el momento oportuno se la dijo al padre: “¿No habría forma de que yo pudiese ir alguna vez al circo?”. A los siete años, toda frase larga resulta simpática y el padre se vio obligado primero a sonreír, luego a explicarse: “No quiero que veas a los trapecistas”. En cuanto oyó esto, Carlos se sintió verdaderamente a salvo, porque él no tenía interés en los trapecistas. “¿Y si me fuera cuando empieza ese número?”. “Bueno”, contestó el padre, “así, sí”.
La madre compró dos entradas y lo llevó el sábado de noche. Apareció una mujer de malla roja que hacía equilibrio sobre un caballo blanco. Él esperaba a los payasos. Aplaudieron. Después salieron unos monos que andaban en bicicleta, pero él esperaba a los payasos. Otra vez aplaudieron y apareció un malabarista. Carlos miraba con los ojos muy abiertos, pero de pronto se encontró bostezando. Aplaudieron de nuevo y salieron —ahora sí— los payasos. Su interés llegó a la máxima tensión. Eran cuatro, dos de ellos enanos. Uno de los grandes hizo una cabriola, de aquellas que imitaba su hermano mayor. Un enano se le metió entre las piernas y el payaso grande le pegó sonoramente en el trasero. Casi todos los espectadores se reían y algunos muchachitos empezaban a festejar el chiste mímico antes aún de que el payaso emprendiera su gesto. Los dos enanos se trenzaron en la milésima versión de una pelea absurda, mientras el menos cómico de los otros dos los alentaba para que se pegasen. Entonces el segundo payaso grande, que era sin lugar a dudas el más cómico, se acercó a la baranda que limitaba la pista, y Carlos lo vio junto a él, tan cerca que pudo distinguir la boca cansada del hombre bajo la risa pintada y fija del payaso. Por un instante el pobre diablo vio aquella carita asombrada y le sonrió, de modo imperceptible, con sus labios verdaderos. Pero los otros tres habían concluido y el payaso más cómico se unió a los demás en los porrazos y saltos finales, y todos aplaudieron, aun la madre de Carlos. Y como después venían los trapecistas, de acuerdo a lo convenido la madre lo tomó de un brazo y salieron a la calle. Ahora sí había visto el circo, como sus hermanos y los compañeros del colegio. Sentía el pecho vacío y no le importaba qué iba a decir mañana.
Serían las once de la noche, pero la madre sospechaba algo y lo introdujo en la zona de luz de una vidriera. Le pasó despacio, como si no lo creyera, una mano por los ojos, y después le preguntó si estaba llorando. Él no dijo nada. “¿Es por los trapecistas? ¿Tenías ganas de verlos?”. Ya era demasiado. A él no le interesaban los trapecistas. Sólo para destruir el malentendido, explicó que lloraba porque los payasos no le hacían reír.

lunes, 28 de septiembre de 2009

Filandón, patrimonio cultural

El Filandón de León ha sido elegido en segunda posición como uno de los diez Tesoros del Patrimonio Cultural Inmaterial de España, en una campaña impulsada en internet por el Bureau Internacional de Capitales Culturales y en la que se han registrado un total de 152.911 votaciones.
La candidatura leonesa obtuvo 12.687 votos, situándose entre la Semana Grande de Bilbao (14.027) y el Camino de Santiago (11.893). A ellas les han seguido la Procesión de la Virgen de la Salud de Algemesí (Valencia), la Leyenda de los Amantes de Teruel, las Fallas de Valencia, la Tradición de la Virgen del Pilar de Zaragoza, la Leyenda del Lagarto de la Malena de Jaén, el Carnaval de Cádiz y la Bienal de Flamenco de Sevilla.
El filandón procede del vocablo leonés filare, que significa "hilar", y cuyo origen se remonta a la tradición que existía en León de reunirse un grupo de personas después de la cena, junto al fuego, y contar historias al tiempo que se trabajaba en alguna actividad (generalmente textil). Han sido habituales hasta hace no muchos años, cuando la economía obligaba a ahorrar carbón y las familias se congregaban en un mismo enclave para calentarse y entretenerse. Estaríamos ante una celebración de la palabra en su designio socializador, el primitivo reflejo de la oralidad y los géneros literarios populares, donde la cultura oral pasaba de abuelos a padres e hijos.
En la actualidad numerosos grupos y asociaciones culturales reivindican el encanto de los filandones a través de convocatorias públicas, en algunas de las cuales he tenido el gusto de participar.
La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de León ha anunciado que ya está trabajando en la candidatura que presentará a la UNESCO para que el Filandón sea también declarado Patrimonio Intangible de la Humanidad.

lunes, 21 de septiembre de 2009

Un cuento en el recetario

Tal y como comenté, os dejo la entrevista que me propusieron en Diario Médico, publicada el pasado 1 de septiembre. La fotografía la hizo Transi, mi mujer, muy cerca de la iglesia de Santa María de Eunate, mientras recorríamos el tramo navarro del Camino de Santiago.

El defensor de la prescripción de cuentos
En negro sobre blanco, este médico zaragozano comparte su vocación por curar con su pasión por escribir. Lleva tres novelas, dos con premio, y perfila ya su cuarta de consolidación.

Como médico, desde su condición de especialista en Medicina Preventiva y profesor del Instituto Universitario de Drogodependencias, se ha dedicado a la resolución de problemas relacionados con la Salud Pública y confiesa tener la suerte de que ese trabajo le encanta. Como escritor, es autor de tres libros: "El amor azul marino", con el que obtuvo el Premio Literario Amares 2005; "Cartas para un país sin magia" y "Mi planeta de chocolate", obra finalista del II Premio Internacional Vivendia de Relato de 2008. Ahora prepara su cuarto sueño en forma de páginas.
En todos ellos dice haber procurado ser fiel a una máxima: escribir para compartir. Tan es así que ha cedido los derechos de autor de toda su obra a Aldeas Infantiles SOS.
Pregunta (P)- ¿La literatura es un arma contra el burnout del médico?
Respuesta (R)- No tengo ninguna duda. Escribir está lleno de ventajas: relaja, entretiene, ayuda a desconectar de la realidad… y sin apenas efectos secundarios.
P- Como experto en drogodependencias, ¿sabría decirme si escribir es una droga?
R - Obviamente resulta una actividad gratificante y podría llegar a convertirse en adicción. La historia de la literatura está llena de ejemplos. Sin embargo, creo que en mi caso no he llegado a este nivel. Escribo sin renunciar a aficiones como viajar o ascender montañas y sin dejar de compartirlas con los míos, sintiéndome otras cosas además de escritor.
P- ¿Qué tiene de terapéutico un cuento?
R- Muchísimo. Soy un defensor a ultranza de esa cualidad que he comprobado en diversos colectivos: niños hospitalizados, pacientes psicológicos, mayores institucionalizados… Además de ser muy útiles para la transmisión de valores, los cuentos invitan a la reflexión generando emociones en quien los escucha, y eso, debidamente canalizado, es terapia en estado puro.
P- Los médicos, ¿tienen mucho cuento?
R- Si cuento es la posibilidad de usar la palabra para alcanzar sus objetivos terapéuticos, por supuesto.
P- Es usted muy crítico con la estructura actual del mundo literario afirmando que en ese ambiente no hay crisis de talento, sino de oportunidades. ¿Pasa lo mismo en la Medicina española?
R- Probablemente, en especial con sus profesionales más jóvenes. Los tiempos de crisis son malos para cualquiera, pero sobre todo para los que empiezan.
P- Si tuviera que escribir un ensayo sobre la sanidad española, ¿cómo lo titularía?
R- Poner título a una obra resulta de lo más difícil dentro de su proceso de elaboración. Quizá le fuera bien el de mi última novela, Mi planeta de chocolate, porque entiendo que, como este producto, la sanidad comparte esa dosis de dulzura y amargor.
P- En su profesión, ¿cuál es su planeta de chocolate?
R- Tal vez ese momento de encuentro con uno mismo en el que sabes que tu trabajo ha ayudado a otra persona.
P- Algún adelanto de su próximo libro...
R- Se trata de una novela que recoge siete historias de otras tantas mujeres unidas por la lectura de un mismo libro. Fiel a mi estilo, incluye nuevos cuentos, reflexiones, relatos y un final inesperado. Por cierto, una de sus protagonistas es médico. Les gustará.

jueves, 17 de septiembre de 2009

Mil soles, una luna

Hubo un tiempo en el que la Tierra tenía miles de soles.
El cielo estaba repleto y pese a la hermosura del paisaje, la vida se tornaba inaccesible. Por un lado, nuestro planeta andaba perdido tratando de cuadrar tanto movimiento de traslación; por otro, esos rayos azotaban su superficie convirtiendo en secarrales el menor atisbo de mar.
Además la luz no se tomaba un segundo de respiro. Al igual que en los mapas de verano, siempre lucía algún sol.
Dios se percató de tal circunstancia, decidiendo crear la noche. Con ella los soles descansarían y la Tierra quedaría aliviada de tanto y tanto calor.
Para que su oscuridad no fuese completa, decidió pintarle una luna. Y así nuestro mundo comenzó a caminar. La mitad del tiempo para el día con sus mil soles; la otra mitad para la noche, con su luna.
Los primeros eran muy simples. Despiertan con el alba, repiten de este a oeste su recorrido y se acuestan al atardecer. ¡Pura monotonía!; lo mismo cada veinticuatro horas.
La Luna, por el contrario, luce más sofisticada. Cada noche despunta con un nuevo atuendo. Mesa los cabellos, almidona la blusa, pone carmín en sus labios. Le gusta sentirse viva, saberse cambiante.
Una tarde, poco antes de anochecer, esa Luna asoma en la distancia. Los soles todavía no se han acostado. La ven y quedan ensimismados por su hermosura. ¡Qué belleza!
Tratarán de enamorarla. Pero así, siendo tantos, no podrá prestarles ninguna atención. De modo que acuerdan un pacto de caballeros: cada amanecer saldrá sólo uno de ellos para dar luz a la Tierra, intentando conquistarla en ese objetivo. Uno, y otro, y otro... hasta que aquella esfera que preside la noche se rinda al encanto de alguno.
Por eso, si bien todas las mañanas el Sol asoma igual, resulta siempre distinto. El de hoy no es el de ayer ni tampoco el de mañana, aunque en apariencia se vean tan similares. Cada madrugada amanece uno nuevo.
Sin embargo, con la Luna ocurre lo contrario. Cada noche se muestra diferente, mas es siempre la misma. Cada atardecer florece de una manera, en uno de sus ciclos. La de hoy fue la de ayer y será la de mañana, pese a no parecerlo. Unas veces crece, otras decrece, se muestra en plenitud o se esconde tras el horizonte.
Mil Soles en busca de una Luna.
Suena a juego de magia.

Nota: Relato incluido en mi libro Cartas para un país sin magia, del cual se sortearán entre el 21 y el 30 de septiembre dos ejemplares en la web literaria Abretelibro.com.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Tardes de cuento

Así resultaron las I Jornadas sobre el Cuento "¡Qué te cuento!", celebradas esta semana en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés-Zaragoza.
En la mesa redonda del jueves disertamos de manera distendida sobre este género literario. En la "maratón" del viernes disfrutamos de la lectura continuada de historias infantiles, relatos de Borges, Coelho, Bucay, Cortázar, Iwasaki en la voz de Iwasaki... Y así, hasta una treintena de cuentos que llenaron de magia la sala.
Sea mi agradecimiento a José Luis Orós por creer en ellas, a Mª José Moreno y Luis Trébol por su ayuda durante la coordinación, a cada uno de los participantes sin los cuales este proyecto no hubiera sido posible, a Chema Lera por su ilustración para las jornadas, a Aragón-TV y el programa Bulevar por hacerse eco de las mismas... Y por supuesto, al público asistente.
En palabras del escritor Ernst Jünger, "el poder que los cuentos otorga al ser humano carece de límites. La superación del tiempo, el espacio y la causalidad es algo que encuentra su igual tan sólo en los sueños". Estoy convencido de ello.

domingo, 6 de septiembre de 2009

I Jornadas sobre el Cuento ¡Qué te cuento!

Los próximos días 10 y 11 de septiembre, en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés-Zaragoza (Paseo de la Independencia, Zaragoza), celebraremos las I Jornadas sobre el Cuento "¡Qué te cuento!" organizadas por dicho Ámbito Cultural con la colaboración de Editorial Edelvives.
El jueves 10, a las 19:30 horas, habrá una mesa redonda sobre este género literario moderada por el escritor y editor Óscar Sipán, en la que también estarán Patricia Estebán, Carlos Castán y yo mismo (hablaré sobre "El valor terapéutico del cuento").
El viernes 11, entre las 18 y las 21 horas, habrá una sesión de lectura continuada de cuentos y relatos en la que participarán diferentes personas pertenecientes al ámbito cultural, artístico, político, científico, deportivo, periodístico e incluso gastronómico, de la sociedad aragonesa.
Entre otros narradores asistirán David Lozano (escritor), Fernando Lalana (escritor), Ana Alcolea (escritora), Roberto Malo (escritor y cuentacuentos), Nuria -Charraire- (cuentacuentos), Adriana Oliveros (periodista y presentadora de Aragón TV), José Luis Solanilla (periodista Heraldo de Aragón), Juan Carlos Garza (periodista El Periódico de Aragón), Mariano Chueca (Músico Distrito 14), Natalio Bayo (creador, pintor), Chema Lera (escritor e ilustrador), Agustín Sánchez Vidal (escritor), Camino Ibarz (periodista, Asociación de la Prensa Aragonesa), Juan José Badiola (Profesor Universidad de Zaragoza), Jose Ignacio Acirón (cocinero), Jorge Biarge (escritor y bibliotecario), Modesto Lobón (escritor y político), Lina Vila (pintora), Roberto García (atleta olímpico), María José Pueyo (atleta olímpica), Mario Cosculluela (narrador oral), José Antonio Labordeta (escritor y cantautor), Fernando Iwasaki (escritor), Augusto González y Fermín Polo (músicos B Vocal) y Juan José Vázquez (viceconsejero Cultura Gobierno de Aragón).
Junto a los también cuentacuentos Mª José Moreno y Luis Trébol, trataremos de coordinar la sesión deseando que resulte atractiva a los asistentes.
Serán dos tardes de cuento... Estáis todos invitados.

lunes, 31 de agosto de 2009

De por qué quise ser médico...

Practicar el arte de la Medicina es una de las cosas más bonitas que me ha pasado en la vida. Esta vocación proviene de la infancia y más concretamente de aquella temporada en que la neumonía ingresó a mi madre en un dispensario. Recién dada de alta, permanecía muchas horas en la cama sin que ninguno de sus hijos pudiéramos acercarnos.
Aun cuando mi pueblo no tiene facultativo, cada mañana venía a nuestra casa el titular del municipio de al lado para ver cómo se encontraba. Después de la visita, mientras él se lavaba en la pilastra con el jabón lagarto, ella siempre decía:
- Don Amadeo -así se llamaba tan afable doctor- es médico. Viene a curarme para que pueda estar con vosotros y no tenga que volver al hospital.
- Cuando sea grande -le respondía-, yo seré eso y te curaré. Así no tendrá que venir nadie y siempre estarás con nosotros.


Tras unos días de descanso, rescato este pasaje del libro El amor azul marino con motivo de la entrevista que en mi condición de médico y escritor me hizo Diario Médico. Salvo imprevistos, saldrá publicada en la edición de mañana.
Deseo que os guste (trataré de colgarla en el blog para quienes no puedan acceder a ella) y, como siempre, nos seguimos leyendo.

sábado, 1 de agosto de 2009

Cerramos hasta septiembre

Hubo un librero que cierto día me dio un consejo: "debes cuidar a tus lectores". Sin embargo, con el paso del tiempo, he descubierto que son mis lectores quienes cuidan de mí. Entre los muchos ejemplos que podría contaros me quedo con el último: el de Rocío y Javier. En su reciente viaje a la India ambos visitaron la Fundación Vicente Ferrer, a la que pertenecen los dos niños que apadrinan. Allí, además de vivir una experiencia única y constatar en persona el trabajo extraordinario de dicha Fundación, conocieron a Ana Ferrer. Era la primera vez que recibía a un grupo de padrinos después del fallecimiento de su marido. Nunca le faltó una sonrisa.
De la entereza de esta mujer aprendieron muchas cosas; sobre todo que su labor seguiría adelante y que Vicente continúa estando allí. Antes de volver, tuvieron el detalle de regalarle mi último libro: "Mi planeta de chocolate". Ana les dijo que lo leería.
Gracias Rocío y Javier, de corazón... por vuestro ejemplo, por vuestra amistad.
Y otra cosa: aunque estemos trabajando, cerramos el blog hasta septiembre. Tened un feliz verano y, por supuesto, nos seguiremos cuidando.

martes, 28 de julio de 2009

Mi abuela Concha

Mi abuela Concha solía contar cosas que pudieran servirnos cuando fuéramos mayores. De su mano aprendí a qué saben los besos (a uvas con queso), el lenguaje de las flores (rojo significa amor pasional, amarillo es amistad, blanco equivale a pureza) y algo imprescindible en nuestra vida: que cada cual administra sus sentimientos como quiere.
En su infancia tenía dos amigas: Carmen y Josefa. La primera conservaba un tarro de cristal del Nescafé lleno de canicas; cada una de un color, recordando al de los ojos de algún familiar cercano. La segunda escondía en una caja metálica del Cola Cao cientos de mechones; cada cual de una tonalidad, simulando a la del cabello de cuantos muchachos le atraían. Y por fin, mi abuela poseía una caja de bombones de Nestlé en la que guardaba todos los relatos, llenos de amor, humor y mar, que le escribiera ese novio llamado Ildefonso. En sus costumbres respectivas, Carmen, Josefa y Concha convirtieron en reliquia un simple envase. Vidrio, latas y cartón elevados a la categoría de tesoro. Quizá por ello, yo acostumbre a guardar mis afectos entre las páginas de los libros que escribo.

lunes, 20 de julio de 2009

A terra dos fillos de Breogán

Después de Castilla y León, toca una escapada por Galicia. Otra tierra entrañable y llena de amigos, en la que se desarrolla parte de mi última novela (Mi planeta de chocolate). Como en ella escribo... Galicia: a terra dos fillos de Breogán.
El folklore celta asoma por los rincones, en estancias alejadas del asfalto. Su mitología, ora áspera, ora risueña, jamás será indiferente. Una sucesión de seres que viven en nuestra imaginación, alcanzando tantas formas como personas los imaginen. Las mouras, mujeres hermosas que habitan en sus castros guardando tesoros; el trasno, ese duende casero que acostumbra a revolver en la cocina; el Bergantín Pantasma, un barco pirata hundido frente a las Islas Cíes, que resurge en cada noche de tormenta. Los Xacios del río Miño, el Diaño Bulheiro de las veredas, la Peeira dos Lobos de los bosques, el gigante Olláparo. Y, por supuesto, las meigas. Algunas nunca envejecen porque siempre fueron viejas. Otras respiran con tal ansia que parece no haber aire que las sacie. Y todas, absolutamente todas, gozan de un sexto sentido que arremete cuando alguien les injuria.
Galicia, patrimonio de cuentos y leyendas. Quien así la siente, vaya a donde vaya seguirá estando allí.

martes, 14 de julio de 2009

Entre Castilla y León

La semana pasada fue Zamora la que nos sorprendió con su lluvia de románico. Estos días, Valladolid, con tantos monumentos. A partir de este jueves, Soria y su provincia, visitando a mi familia y la exposición "Las edades del Hombre". Sin duda, haber invertido estos primeros días de vacaciones en recorrer Castilla y León ha sido todo un acierto. Además de catedrales, museos, una gastronomía exquisita y otros sitios de interés, en esta comunidad tenemos muchos amigos.
Precisamente ayer, en una de aquellas plazas mayores, uno de esos amigos detallaba el origen del término "ok". Para unos proviene de abreviar la expresión griega Olá kalá ("Todo bien"). Para otros de la palabra Okeh ("Sí") perteneceniente a la lengua nativa de la tribu choctak. Otro tanto del francés Au quai, del italiano Occhiali, del alemán Oll klort o del irlandés Och aye. Hay incluso quien sostiene que su origen asienta sobre un error gramatical: el de convertir en siglas la sentencia anglosajona All correct ("Todo correcto"). Algunos la referencian atendiendo a abreviaturas de galletas (como las célebres Orrin Kendall), ciudades (Old Kinderkook, donde naciera el presidente norteamericano van Buren), puertos de mar (el haitiano Aux Cayes, famoso por la calidad de su ron), claves en comunicación (Open key), empleos militares (Oberst kommandant) y por supuesto personas (como el telegrafista Oscar Kevin).
Sin embargo, la más curiosa (aunque probablemente no sea la verdadera) se escenifica en la Guerra de Secesión americana. En ella y tras la batalla, los oficiales informaban a su retaguardia de las bajas producidas utilizando una pizarra... Y sin duda la mejor noticia que podían escribir era la de 0 killeds ("Cero muertos"), resumido en las siglas ok.
Sea como fuere, seguimos disfrutando de Castilla y León... Y por cierto, hasta ahora todo ¡ok!

jueves, 9 de julio de 2009

De bien nacidos...

Ya lo decía mi abuela mucho antes que el diccionario: de bien nacidos es ser agradecido. Por eso aprovecharé la entrada de hoy para dar las gracias a todos los medios que han reseñado mi obra o mi persona en los últimos meses: a diarios y revistas (Cuadernos para el Diálogo, Boletín de la Asociación Empresarial de Artes Gráficas de Aragón, periódico literario Irreverentes, Bierzo7...), portales culturales (losargonautas.net, divertinajes.com...), programas de radio (La llave en RCL-Zaragoza, El bosque de las palabras en Radio Morata...), etc.
También a los libreros que, aun estando fuera en época de ferias, han mantenido mis libros...
Y, por supuesto, a cada uno de mis lectores.
Anticiparos que ya hemos empezado a cerrar presentaciones y sesiones de cuentacuentos para la próxima temporada: Zaragoza, Logroño, Madrid, Vigo, Gijón... Y también, a fin de concluir esta serie de mensajes relacionados con Salamanca, compartir un secreto con vosotros: aun desarrollándose en distintas ciudades, la novela que estoy escribiendo termina precisamente en ella.
Os iré informando oportunamente.

martes, 7 de julio de 2009

Alcohol en tiempos de guerra

La primera vez que visité Salamanca fue allá, a finales de los ochenta, durante mi participación en un campeonato universitario de atletismo. La última, este pasado fin de semana sin mayor razón que disfrutar de la ciudad. Entre medias ha habido otras ocasiones. Quizá de las más emotivas fueran las de los dos veranos que pasé junto a mi amigo y profesor de historia Mariano Lázaro revisando documentos en el Archivo Histórico Nacional de la Guerra Civil, con motivo de un estudio sobre consumo de alcohol en la contienda.
De aquella investigación surgieron varias publicaciones (incluyendo dos artículos en la enciclopedia que editase el diario El Mundo), una beca y distintas ponencias a congresos. Hoy, de forma resumida, comparto con vosotros alguno de nuestros resultados:

Además de la propia situación de guerra, ya de por sí causante de distintos procesos emocionales que pueden abocar al alcoholismo, hubo otros factores que también contribuyeron decisivamente a su difusión. Tales factores estaban relacionados con algunos mitos erróneos vinculados a la bebida, y que en cierto modo todavía siguen vigentes en nuestros días. Así, por aquel entonces el alcohol era considerado popularmente como un alimento básico, un reconstituyente, un euforizante, un analgésico o, simplemente, una sustancia que permitía evadirse de la realidad... En esta línea, se consideró al vino como una parte esencial de la alimentación por el aporte calórico que se le otorgaba. No en vano, así lo recogían distintos tratados médicos e higienistas de la época, e incluso la propia tradición castrense. De hecho, durante la Primera Guerra Mundial el ejército francés había distribuido folletos entre sus soldados aconsejando su ingesta para “aumentar el vigor y el apetito, como fuente de calor y facilitador de la digestión”. Desde los manuales españoles de Higiene Militar se proclamaba que el vino “podrá tolerarse especialmente en campaña para mantener la fuerza física, energía moral y una cierta euforia, que en ciertas circunstancias puede ser útil”.
El coñac fue otra de las bebidas que disfrutó de un prestigio inusitado. Junto al tabaco, el turrón o el pan de higo formó parte de las llamadas “bolsas del miliciano”, aportadas desde la retaguardia republicana y distribuidas por la organización del Socorro Rojo Internacional entre sus combatientes hospitalizados. Llegó incluso a emplearse como medicamento, atribuyéndosele propiedades analgésicas, anestésicas y vigorizantes: “los sanitarios vuelven con los heridos de la cueva, inmediatamente se cargan las ambulancias; a uno le dan un tónico cardiaco, al otro una inyección, otro toma coñac; todos están bien vendados”. Se sabe que en el frente de Teruel (invierno 1937-38), con temperaturas inferiores a los 18 grados bajo cero, se dispensó de forma masiva para aliviar el intenso frío reinante (paradójicamente, y dadas las propiedades vasodilatadoras del alcohol, hoy tenemos la certeza de que tal prescripción estaba contraindicada).
Aquella confrontación hizo famoso en el bando nacional una especie de aguardiente apodado "revientafronteras" que, en atención a algunos testimonios, "se tomaba para insuflar valor antes de hacer el asalto con las bayonetas". Su réplica entre los republicanos fue el célebre “asaltaparapetos”, patentado en el frente de Bilbao, y del que se decía que estaba hecho con alcohol de quemar y pólvora blanca: “se administra una copita de este mágico elixir a cada combatiente rojo y el resultado inmediato es que se ha infundido al miliciano un valor rayando en la temeridad”.
Sin embargo, y pese a la aparente permisividad de la que gozó la bebida, ambos contendientes pretendieron atajar su consumo abusivo, a sabiendas de los serios problemas que entre sus filas ocasionaba...

lunes, 6 de julio de 2009

...Salamanca no lo presta

Es probable que sea así: lo que la naturaleza no da, Salamanca no lo presta. ¡Qué ciudad tan bonita! Allí pasamos el fin de semana visitando sus catedrales, la casa de las Conchas, las universidades, tanto rincón de foto, el museo Art Deco...
Casualmente, sentado en una terraza de su plaza mayor, disfruté del reportaje que escribí sobre los niños de Morelia y Mi planeta de chocolate para la revista Cuadernos para el diálogo, del grupo Cambio16. Acaba de salir en los quioscos. Creo que ha quedado ameno e interesante, por lo que me animo a compartirlo con vosotros:
Quizá el marco de mis próximas lecturas no tenga tanta magia como éste. Salamanca nos ha conquistado. Y desde esa convicción os animo también a visitarla.

lunes, 29 de junio de 2009

Mi diccionario

Cada cual tiene su propio diccionario, su propia medida de la realidad. En ello radica la grandeza del hombre: sin variedad no hay culturas. Con la pretensión de ser objetivo, aprovecho mi literatura para definirme en ese marco de entendimiento. Y redefinirme constantemente, a sabiendas de que quien no evoluciona, involuciona. Así suenan mis voces:

Adolescencia: Festival de hormonas que incita a probarlo todo.
Amistad: Sentimiento que no es llama, sino luz; declarado en peligro de extinción.
Amor: Sentimiento que en cualquiera de sus formas está más dentro de ti que tus entrañas. Por eso, jamás podrá extinguirse.
Avaricia: Casi todo es casi nada.
Beso: Unidad mínima de amor.
Camino: Gerundio de tantos verbos, incluido caminar.
Consejo: Cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate.
Envidia: Pecado que si es de otro realza nuestro éxito.
Error: Acción que penalizamos en vez de analizar.
Escribir: Pintar de imaginación un folio en blanco.
Idea: Sustento de cualquier cambio. Tenerlas puede ser malo; no tenerlas, peor.
Inocencia: Virtud que nos faculta para jugar.
Juventud: Espíritu rebelde, alma enamorada, corazón valiente.
Magia: Hacer posible lo imposible.
Mentira: Excusa del cobarde.
Morriña: Añoranza de quien no extraña tanto su tierra como su infancia.
Música: Arte de hacer bailar al corazón.
Perdón: Palabra que más se dicen dos personas que se aman. La segunda es te quiero.
Poesía: Sueño plasmado en papel.
Rencor: Amor mal administrado.
Risa: Unidad mínima de humor.
Soledad: Carencia voluntaria o involuntaria de amistad.
Vida: Cigarrillo que consumes con placer, aun a sabiendas de que acaba matando.
Yo: Voz que contigo se convierte en nosotros.

Nota: Párrafo incluido en mi libro "Mi planeta de chocolate" (Ediciones Irreverentes).

sábado, 27 de junio de 2009

De vuelta a casa

Después de dos meses ejerciendo mi profesión de médico fuera de España, retomo este blog con energías renovadas.
Empezaré disculpándome por no avisar de que partía, pues pensé que allá donde fuese podría actualizarlo con normalidad. Continuaré agradeciendo a todas las personas que durante este tiempo se han asomado al contenido del blog (según google analytics, con una media de 30 visitas diarias) su fidelidad, confianza y amistad. Para terminar invitándoos a seguirlo a sabiendas de todo lo que viene: más cuentos y relatos, nuevas sesiones de cuentacuentos, muchas noticias... Y en el horizonte, ese cuarto libro que poco a poco comienza a gestarse.
Un viaje sólo tiene sentido desde el regreso. ¡Bien hallados!

martes, 28 de abril de 2009

El idioma del amor

El maestro diserta ante sus discípulos sobre el Amor.
- ¿Cuál es su forma? -pregunta el más aventajado.
Depende del tipo que sea. El más difícil tiene diseño triangular. ¡Qué paradoja cuando al corazón se accede por tres puertas!
El egoísmo se hizo impermeable en un solo punto; el centro del universo sobre el que gira mi mundo.
Al amor imposible lo representan dos líneas paralelas; un quiero y no puedo unidos en el infinito.
El de familia asienta sobre la pirámide. Sólida, de base consolidada. Un amor pasional recuerda al cuadrado: armonioso con recovecos. No creo en lo que nace del instinto, porque todo lo instintivo muere.
Y el perfecto, con sus mil imperfecciones, se dibuja en una esfera. ¿Por qué no será siempre redondo?
- Maestro -plantea otro de los alumnos-, ¿cuál es su tonalidad?
Amores y colores comparten arco iris.
El primero en la vida luce verde, derramando esperanza, urgencias, curiosidad. Su magia radica en que nunca tendrá fin; ¿o sí? Muchos llegan sin querer, conjugando penas y alegrías; se recuerda con cariño.
Los hay rojos, teñidos por la pasión, entregando su alma en cada beso. Dos amantes a solas, sin olvidos ni memoria.
Amarillo para el más bello: la amistad. Ese otro yo que me quiere por lo que soy.
Gris para los cobardes, aun cuando nunca lleguen a ser verdaderos. Tampoco lo merecen. Siento su desliz como alfileres.
Y así, uno a uno, reparten tonalidades.
- Maestro -propone el más bisoño de los aprendices-, ¿en qué idioma habla el Amor?
En eso hay menos dudas. Con independencia del tipo que sea, su lenguaje resulta universal: el del corazón de las personas. Para sentirlo no hay que ir más lejos; ese camino y esas alforjas los tenemos todos.
Amar es una metáfora del diccionario, la mejor manera de viajar. Y lo más importante: sin necesidad de traductores.

Nota: Relato incluido en mi libro "Cartas para un país sin magia".

sábado, 25 de abril de 2009

Reseña en "Bierzo 7"

Después de lo bien que lo pasamos en Calahorra visitando su casco histórico, degustando la feria de la verdura, compartiendo cuentos... Y tras un Día del Libro soleado, con muchísimo público y un montón de firmas de Mi planeta de chocolate, encuentro en el semanario Bierzo 7 la siguiente reseña sobre mi libro, realizada por una escritora llena de sensibilidad: Cristina Pastrana.

Cuando Hernán Cortés trajo el chocolate a España se creía que tenía propiedades curativas. La gente de aquella época no estaba equivocada porque está demostrado que es un antídoto contra la depresión, el estrés y la ansiedad. Una cura del alma que nos ayuda a digerir la vida.
Manuel Cortés Blanco, médico, psicólogo y escritor, en su obra "Mi planeta de chocolate", nos relata las vivencias de un huérfano que durante la Guerra Civil Española, al igual que otros muchos, emigra a América. Todas las dificultades que se le cruzan en su caminar son pequeñas comparadas con la ilusión que guía sus pasos. Empeñado en realizar sus sueños se abre camino contra viento y marea.
Está escrito que no podemos elegir lo que nos acontece en la vida, pero sí decidir lo que hacemos con lo que nos pasa. La lucha por sobrevivir y la búsqueda de la felicidad están presentes en el alma de un niño que enciende todas las luces y no se amilana por nada. La extraordinaria sensibilidad del escritor al abrirnos su alma nos hace retornar a la infancia que, a fin de cuentas, es la patria de todo ser humano.
El tiempo es una tragedia para los que esperan. La fe no consiste en creer, sino en experimentar. Reprimir un sentimiento no produce otro efecto que multiplicarlo. El rencor es un país extranjero... Todos estos mensajes, lecciones de vida que sirven para cualquier hombre, podemos encontrarlos en este libro entrañable. Pero existe una máxima que encarna Benito, el protagonista, y que constituye el billete de esperanza e ilusión para seguir caminando, un consejo que nos recomienda encarecidamente el autor: "cuando tengas que elegir, elige la opción que lleve chocolate".

Mil gracias, Cristina, por tus palabras. Y como siempre digo, nos seguiremos leyendo.

domingo, 19 de abril de 2009

2x1 en la Semana del Libro

Antes de informaros de los actos literarios en los que participaré en esta Semana del Libro que mañana comienza, apunto otra curiosidad de la cocina sueca: la reiterada preparación de alimentos en forma esférica. Y así, las albóndigas, los buñuelos, las pelotillas de col rellenas con carne, sus dulces en bola, etc. acostumbran a compartir protagonismo con los ahumados.
Dicho esto, tomad nota:
1.- Miércoles 22 de abril, 20 horas. Presentación del libro "Mi planeta de chocolate" y sesión de cuentacuentos para jóvenes y adultos en la Librería Caprichos, de Calahorra (La Rioja), sita en Avda. del Pilar 1 de esta localidad.
2.- Jueves 23 de abril, con motivo de la celebración del Día del Libro, firma de ejemplares de mis obras "Cartas para un país sin magia" y "Mi planeta de chocolate" en el stand de la Librería Albareda, ubicado en Paseo de la Independencia, Zaragoza.
Como siempre, estáis todos invitados.

jueves, 16 de abril de 2009

Del síndrome de Estocolmo y otras historias

Esa reacción psicólogica en la que un secuestrado desarrolla un nexo afectivo con su secuestrador se conoce con el nombre de síndrome de Estocolmo. Dicha expresión proviene del año 1973, cuando unos ladrones atracaron el banco Kreditbanken de la capital sueca. En el asalto mantuvieron retenidos a un grupo de rehenes que paradójicamente, al ser liberados casi una semana después, defendieron a los delincuentes negándose a colaborar en el proceso judicial posterior.
Gracias a mi amiga Ingrid, he descubierto también lo que significa por ahí arriba hacerse el español. Esta expresión, más propia de Noruega, significa optar por la opción más fácil aunque no sea la correcta. Su equivalente en nuestro idioma sería hacer la pirula y proviene del ámbito marítimo, cuando los navegantes amarraban sus velas con un nudo especial, más práctico pero menos resistente que los otros, llamado nudo español.
Y allí, desde la Capital Verde Europea para el año 2010 he soñado con la posibilidad de que Zaragoza sea Capital Cultural Europea en el 2016.
En ese sentido, esta misma mañana en la Plaza del Pilar, el Ayuntamiento ha realizado un acto de apertura de la campaña "Da tu palabra por Zaragoza" a fin de promocionar su candidatura. Desde ese momento y durante dos años se llevará a cabo la entrega ciudadana de libros para crear bibliotecas populares en distintos lugares del mundo. En este acto inicial diferentes personalidades de la vida pública de la ciudad han donado los primeros ejemplares. La Asociación Aragonesa de Escritores, a la que pertenezco, lo hizo a través de su presidente.
Y así, entre Estocolmo, Noruega y Zaragoza las cosas siguen pasando.
Entre tanto, nosotros, nos seguiremos leyendo.

domingo, 12 de abril de 2009

Haciéndome el sueco

De vuelta a casa con la mochila llena de recuerdos: la hospitalidad de Carmen y Jim, el encanto de cada museo, ese sol del norte en nuestras fotos. Estocolmo es una ciudad mágica y, por supuesto, plagada de historias. Entre otras, una que siempre me interesó: ¿de dónde procede la expresión hacerse el sueco (según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, "desentenderse de algo, fingir que no se entiende")?
Para algunos deriva del término soccus, especie de pantufla que utilizaban los comediantes, quienes se mostraban torpes y despistados en sus actuaciones a fin de desatar las risas del público.
Otros se remontan a tiempos de Napoleón, cuando el emperador solicitó ayuda al rey de Suecia de cara a su campaña en Rusia. Éste no quería aliarse con el ejército galo pero tampoco pretendía desairarle, de manera que forjó la siguiente estrategia: alegando desconocimiento del idioma francés, sus diplomáticos dilataron las negociaciones, solicitando mil y una traducciones, hasta conseguir que el corso desistiera de tal alianza.
Una tercera versión nos lleva aún más lejos: a la Guerra de los Treinta Años, donde las diferencias religiosas enfrentaron a Suecia y España. Se dice que al no entender la lengua castellana, los soldados suecos se mostraban distraidos e indiferentes ante los interrogatorios de los españoles. Finalmente, ante esa actitud, eran liberados. Esta feliz consecuencia sería aprovechada por prisioneros de otros países que se hacían pasar por suecos para conseguir su libertad.
Y la última, no por ello menos cierta, data del siglo XIX cuando las relaciones entre España e Inglaterra pasaban por sus peores momentos. Por aquel entonces el vino de Jerez era muy apreciado en este país. De ahí que muchos mercaderes ingleses atracaran en los puertos gaditanos ondeando banderas suecas para pasar desapercibidos y evitar así problemas con el suministro.
Por cierto... En los países escandinavos hay otra expresión referida a hacerse el español. ¿De dónde procederá?

sábado, 4 de abril de 2009

Estocolmo

Llegan unos días de vacaciones. Siempre merecidos, siempre oportunos.
Mañana volamos a Estocolmo, donde pasaremos esta semana junto a nuestros amigos Carmen y Jim. Visitaremos el Museo Vasa, el Skansen, el Ayuntamiento, el Cosmonova, el Palacio Real... Y por supuesto el café Olé Olé donde se juntan tantos y tantos españoles.
Allí, además de compartir cena y dejarles una bufanda de mi Real Zaragoza (su colección de prendas de equipos de fútbol resulta célebre en la ciudad), es posible que hagamos alguna sesión de cuentacuentos entre amigos.
Anuncian fríos por ahí arriba... No importa. El calor lo pondremos nosotros.

domingo, 29 de marzo de 2009

El paso de las cosas

Estoy convencido: no pasa el tiempo sino las cosas.
Así sucedió con la llamada Hora del planeta. La lista de "edificios apagados" en Zaragoza fue larga: el Paraninfo, el palacio de Correos, el Arzobispado... Y de fondo la basílica del Pilar, donde los organizadores habían preparado diferentes actividades y un mosaíco de velas.
Y así resultó también con el Filandón literario: una sesión mágica, entrañable, original. En eso coinciden todos los asistentes (habiendo dejado constancia de ello en distintos foros), los responsables del Ámbito Cultural de El Corte Inglés y nosotros mismos. Además, comparto el comentario de que mi compañera en el acto Mª Ángeles Gaudioso (cuentacuentos y directora de Animalibros) tiene el don de dar vida a los relatos... ¡Con la sorpresa añadida de que lo hizo con varios de los míos!
Sin duda, una experiencia inolvidable.