martes, 12 de junio de 2012

La Feria en tiempos de crisis

Acabó la Feria del Libro de Madrid. Y según datos de la comisión organizadora, lo hizo con una caída del volumen de ventas próxima al 20% con respecto al año anterior, a pesar de que la afluencia de público resultó notoria y en niveles similares. En total se han facturado seis millones y medio de euros, uno menos que en el 2011.
También concluyó la Feria de Zaragoza. Allí, según refieren los medios locales, las ventas han ido de manera irregular, considerándose a los escritores como "un reclamo imprescindible para atraer a los lectores e incrementar esas ventas... porque la gente quiere tener el libro dedicado y conocer a su autor". Además, son muchos los que califican de "inutilidad" abrir por las mañanas entre semana, pues "las ventas son escasas, apenas pasa gente y casi nadie se para".
En una línea similar han resultado otras Ferias a las que he asistido -siendo autor o espectador- como las de León o Huesca.
Al margen de este prisma mercantil, las Ferias del Libro son siempre una oportunidad para estrechar el vínculo autor-lector, para cargar energías, para disfrutar, para entender en muchas ocasiones lo que realmente escribiste, para compartir proyectos, para adquirir una buena obra y tenerla dedicada... Y es que hago mías las palabras de Emerson: En muchas ocasiones la lectura de un libro ha hecho la fortuna del hombre, decidiendo el curso de su vida.

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