Alguien nos dio un consejo en cierta ocasión: mientras vuestros hijos sonrían con vosotros, vuestros hijos querrán estar con vosotros. Y aun reconociéndoles sus espacios y el hecho de que algún día volarán solos, estamos en ello. De manera que acostumbramos a viajar juntos, compartir aficiones -este martes iremos a animar a pie de cancha a nuestro equipo de balonmano-, conversar o escucharles cuando lo necesitan... e idear proyectos divertidos que como familia nos acaben uniendo más.
Uno de esos propósitos que nos ronda es la de crear algún espectáculo que combine su música con mis cuentos. Otra especie de recital músico-literario que, a modo de performance, resulte sorprendente. Aunque estemos dando sus primeros pasos, será para el próximo año. ¡Seguro! Antes el Principito tendrá que obtener su Grado Elemental de Trombón, esta pandemia haberse diluido y, por supuesto, nuestro club pasar de ronda mañana. Eso sí, procurando siempre sonreír; a pesar de las adversidades que pudieran presentarse y a sabiendas de lo mucho que tal gesto nos ofrece.
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