Según mi editor, en dos o tres semanas estará en las librerías y antes de la Navidad comenzaremos las presentaciones. Se trata de mi tercera obra, "Mi planeta de chocolate". Os dejo la referencia.
Por cierto, para un escritor todavía hay algo mejor que publicar: conseguir que quien te lea disfrute con lo que escribes.
Estáis todos invitados.
Manuel Cortés Blanco.
Mi planeta de chocolate.
Ediciones Irreverentes. Madrid, 2008.
Miércoles, 26 de mayo de 1937. No hay frase del día.
El buque Mexique, perteneciente a la Compañía Trasatlántica Francesa, se hace a la mar desde el puerto de Burdeos con 455 menores a bordo, rumbo al nuevo continente. Son niños españoles que huyen de los bombardeos, en busca de una paz que les acoja.
De entre ellos, Benito Expósito Expósito. Ese pequeño abandonado a las puertas de un hospicio, que superó combates, la condición de refugiado, el exilio, y mil vicisitudes amparado por una máxima.
Manuel Cortés Blanco vuelve a encandilarnos con una historia entrañable que apunta al corazón: Mi planeta de chocolate, con la que ha sido finalista del II Premio Internacional Vivendia de Relato. En palabras del Jurado, la obra aglutina “extraordinarias descripciones del alma infantil, la intrahistoria del pueblo o de la guerra, muerte y espíritus conturbados por la violencia del mundo. Todo a través de la vivencias de un huérfano, que podría ser cualquiera de nosotros o cualquiera de la generación de nuestros padres, y una forma de ver la vida: ante cualquier dilema, tomar siempre la opción que tenga chocolate”.
Siete relatos convertidos en novela. Un homenaje al cuento sin ser cuento. Una historia dulce dentro de la Historia más amarga.
Desde ese estilo “realista y directo, matizado por un aliento espiritual que le lleva a indagar en las esencias de la vida”, Manuel nos invita en sus renglones a muchos verbos: pensar, sentir, sonreír, reflexionar... A tantos, como cosas podrían citarse de este libro. No obstante, diremos sólo una, la más sincera: léanlo. Seguro que les sabe a chocolate.
El buque Mexique, perteneciente a la Compañía Trasatlántica Francesa, se hace a la mar desde el puerto de Burdeos con 455 menores a bordo, rumbo al nuevo continente. Son niños españoles que huyen de los bombardeos, en busca de una paz que les acoja.
De entre ellos, Benito Expósito Expósito. Ese pequeño abandonado a las puertas de un hospicio, que superó combates, la condición de refugiado, el exilio, y mil vicisitudes amparado por una máxima.
Manuel Cortés Blanco vuelve a encandilarnos con una historia entrañable que apunta al corazón: Mi planeta de chocolate, con la que ha sido finalista del II Premio Internacional Vivendia de Relato. En palabras del Jurado, la obra aglutina “extraordinarias descripciones del alma infantil, la intrahistoria del pueblo o de la guerra, muerte y espíritus conturbados por la violencia del mundo. Todo a través de la vivencias de un huérfano, que podría ser cualquiera de nosotros o cualquiera de la generación de nuestros padres, y una forma de ver la vida: ante cualquier dilema, tomar siempre la opción que tenga chocolate”.
Siete relatos convertidos en novela. Un homenaje al cuento sin ser cuento. Una historia dulce dentro de la Historia más amarga.
Desde ese estilo “realista y directo, matizado por un aliento espiritual que le lleva a indagar en las esencias de la vida”, Manuel nos invita en sus renglones a muchos verbos: pensar, sentir, sonreír, reflexionar... A tantos, como cosas podrían citarse de este libro. No obstante, diremos sólo una, la más sincera: léanlo. Seguro que les sabe a chocolate.
8 comentarios:
Aprovecho para dejaros la charla que el pasado martes 28 de octubre mantuve con Francisco Legaz (un escritor superrecomendable) en su programa de radio "El bosque de las palabras". En ella hacemos cumplida referencia a "Mi planeta de chocolate".
Nos seguimos leyendo, nos seguimos escuchando.
http://lamemoriavacia.blogspot.com/2008/10/blog-post.html
Enhorabuenaaaa Manuel! Me apunto la primera para que me lo dediques que ya tengo ganas. Ademas me gusta mucho el chocolate.
Vas a subir a Huesca a presentarlo?
¿A qué he tocado para que se me borre mi comentario? Debo tener los dedos gordos.
Espero ansioso el nuevo libro, Manuel, cuyos relatos seguramente vayan cargados de esa magia y sana filosofía tan característica de tus escritos.
Por cierto, ¡Qué envidia me da la foto esa!
Saludos,
Hola amigos:
Gracias por estar ahí y por vuestros comentarios.
Cristina: seguro que subimos a Huesca a presentarlo. De hecho siempre lo hacemos. Por ahora tenemos apalabrados actos en Madrid, León, Vigo y Zaragoza... pero Huesca, ¡seguro que pronto!
Y a Fernando decirte que también me he asomado a tu blog, que sé que este "planeta de chocolate" te va a gustar y que espera a seguir viendo fotos de mi "andadura chocolatera" por la Patagonia. Estuvo genial.
Un abrazo, mil sonrisas y nos seguimos leyendo.
Holaaaa! Bonitas fotos de Argentinaaa! preciosísimooo!
Si me das permiso colgaré uno de tus cuentos en la web del master de bioética de Diego Gracia en la complutense para que te conozca y te lea todo el mundo!
A ver si puedo acudir a alguna de tus presentaciones! avisa también de las de Madrid por si estoy por allí. Vendrás a Teruel?
Besicos! Etel..
Hola Etel, ¡qué sorpresa, qué alegría!
Por supuesto que cuentas con el permiso para colgar uno de mis cuentos en esa web. Mejor el de "El amor azul marino" o "Un regalo para Lida", que puedes copiar directamente desde este blog. La única observación, motivada por cuestiones editoriales, es que debe incluir su procedencia. ¡Mil gracias!
En cuanto a presentar "Mi planeta de chocolate" en Teruel, ¡me encantaría!; este jueves que le veo se lo propondré a mi editor. De todos modos, te mantengo informada.
Más besicos y nos seguimos contando...
PD... Y en efecto, ¡Argentina es preciosa!
Saludos Manolete!
Ya veo que pronto publicas tu tercera obra (ya dice el refrán, "no hay tercero malo"). Bueno, creo recordar que es algo así.
Aunque no veo que tenga esta vez un capítulo propio! Vale, me gusta el chocolate, pero ni soy Benito ni estoy en México.
un abrazo muy gordo y que no pases frío por las estepas siberianas (o leonesas), qunauqe aquí también rasca lo suyo.
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