En mi diccionario particular defino la Paz como el "amor con esperanza", a diferencia del Odio ("amor sin esperanza") o el Rencor ("amor mal administrado"). De hecho, de un modo u otro, pretendo que mis libros sean un alegato para la misma, a sabiendas de lo que ocurre cuando nos falta.
Quizá por ello me ha alegrado saber que los alumnos de un instituto de León, el IES. Antonio García Bellido (como antes ya hicieran otros en Logroño, Madrid o Zaragoza), trabajaron ayer uno de mis cuentos con motivo de la celebración del Día de la Paz. Concretamente el titulado La ramita de olivo, perteneciente al libro El amor azul marino.
En él hago una referencia a mi abuelo Tomás, el pastor: Un hombre bueno, un campesino de paz. En su mesa siempre hubo un plato de más, en su boca una sonrisa y en sus bolsillos montones de caramelos... Y de seguro que si yo hubiera prestado más atención a su solapa habría visto como de ella, al igual que de su corazón, prendía una ramita de olivo.
sábado, 31 de enero de 2009
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4 comentarios:
Manolo, para las referencias a las caras ocultas (sabes a qué me refiero), te aconsejo que lo dejes pasar, no vaya a ser que te encuentres con un problema de PI.
Nos leemos
Hola, Manuel. Llego a tu espacio desde el de Isabel. Volverá con calma para leerte.
Un beso.
Soledad.
Te enlazo para seguirte.
Un beso.
Soledad.
Hola Margarita: En efecto, ¡qué casualidad el título de la película "La cara oculta del sol" (The dark side of the sun)! Tomo nota.
Y hola también, Soledad: Bienvenida a este blog y gracias por abrirme enlace. Deseo que te guste lo que en él pone.
Nos seguiremos leyendo.
Un abrazo.
Manuel.
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