Estoy preparando la maleta: varias camisas, esos pantalones, algún detalle, mucha ilusión. Y es que del 6 al 10 de octubre asistiré a la Feria del Libro de Frankfurt, considerada la mayor feria comercial del sector con cerca de 7.000 expositores y 300.000 visitantes cada año.
Debo admitir que como escritor me apetece vivir esta experiencia. Allí estaré en el stand del Centro del Libro de Aragón, cuyo personal me ha dado todas las facilidades para ello. Otro tanto diría de la Asociación Aragonesa de Escritores, del programa literario “Sexto Continente” de Radio Exterior de España (para quien pienso convertirme en el mejor reportero de este evento) o de mi propia editorial. Y así, desde Ediciones Irreverentes han traducido las reseñas de mi obra a distintos idiomas a fin de facilitar las gestiones que a este respecto pudiera realizar.
Como acostumbro a decir, un viaje sólo se entiende desde el regreso. Por ello prometo contaros a la vuelta. Entre tanto quisiera anticipar un fragmento de la que será mi próxima novela y en la que, casualmente, uno de sus capítulos discurre en esta ciudad. Auf Wiedersehen!
Frankfurt significa cruce de caminos, corazón de la República Federal de Alemania en aquel mes de febrero de 1974. Cara amable del llamado milagro económico alemán vivido tras la guerra que les asolara. Núcleo financiero, sede de la bolsa nacional, de cientos de bancos, de un millón de transacciones. Porque si una entidad como el Deutsche Bundesbank instaló en ella su sede, tiene que ser con motivo.
Aquí hay de todo y lo contrario de todo. Römerberg, Grüneburgpark, Paulskirche, Messe Turm… Palabras impronunciables para un foráneo que esconden estampas de belleza extraordinaria. A su lado, otras con no menos simbolismo: el Frankfurter Waldstadion, estadio que albergará los partidos de un inminente Mundial de Fútbol. La Frankfurter Buchmesse, esa Feria del Libro que bate registros cada año atendiendo a su número de expositores, visitantes o lectores. La famosa Deutsche Nationalbibliothek, la biblioteca más grande del país en la que reposan millones de ejemplares. Y sin duda, sus populares cervecerías. En ellas se citan los amigos, tantas charlas, la música tradicional, muchos brindis, las salchichas cocidas con mostaza. Todos estamos de acuerdo: una pinta beneficia a la salud; por ello hay quien las toma por docenas…
domingo, 3 de octubre de 2010
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5 comentarios:
Te deseo toda la suerte del mundo y que vengas cargado de experiencias; aunque conociéndote sé que las traerás, nunca te marchas indiferente de ningún lugar ni dejas indiferente a nadie.
Tu nueva novela tiene una pinta estupenda.
Me acordaré de ti.
¡Buen viaje!
Como siempre, un millón de gracias, Mercedes. En efecto eso es lo que espero, para a la vuelta poderlo compartir.
Y aunque esté feo decirlo porque soy el autor, parece cierto: mi nueva novela (que espero acabar con el año) tiene buena pinta. Te gustará.
Buen viaje Manuel y pasatelo muy bien que Frankfurt es muy bonito.Como tu dices luego nos lo tienes que contar.
Seguro que sí, Cristina. Estamos ultimando los detalles pues esta tarde volamos hacia allí. Como escritor compartiré stand con los amigos del Centro del Libro de Aragón, habiendo acordado varios encuentros con agentes literarios y editoriales que estarán en la Feria. Como espectador espero pateármela enterita disfrutándola como el que más.
Mil sonrisas extensivas a todos los amigos que me han deseado suerte para este viaje. Y por supuesto, a la vuelta os lo tengo que contar.
¡Vas a triunfar!
En cuanto el mundo te conozca se pondrá a tus pies (bueno, sin exagerar, a tus rodillas).
Te auguro ediciones de Mi Planeta de chocolate en Rusia, México, Alemania, Italia y algún país raro tipo Turquía, antes de 18 meses. Ya me dirás...
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