Si el ser humano es un animal de costumbres, en nuestra casa somos fieles a esa de compartir algún cuento cada noche, justo antes de ir a dormir. El Principito anda estos días con los relatos de mis últimas Catorce lunas menguantes (MAR Editor), adornadas por nuestra amiga Raquel Ordóñez Lanza, y la Sirenita acaba de leer por sí misma Los lunares de Renata (Santillana), de Rafael Ordóñez, con ilustraciones de Inés Burgos.
Casual o causalmente ambos explican en alguna de sus tramas el origen de ese milagro llamado Arcoíris... Y causal o casualmente, ambos despiertan sus curiosidades en la antesala de cada sueño.
De Catorce lunas menguantes, con las que obtuvimos el II Premio Liliput de Narrativa Joven, agradecer que haya sido la lectura de verano para tantos amigos. Respecto a Los lunares de Renata, compartir que es un cuento tan rimado como entrañable, muy recomendable para todos, que a partir de esa mariquita llamada Renata nos recuerda otro valor que últimamente parece haberse ido de vacaciones: la Solidaridad.
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