miércoles, 28 de febrero de 2024

Reportaje en la Revista Hospital de León (II)

(P): ¿Qué beneficios tiene el acto de escuchar cuentos para los pacientes?
(R): El poder terapéutico de la palabra resulta incuestionable y es tan antiguo como la propia Historia de la Humanidad. Escuchar cuentos, además de un entretenimiento o una forma de evasión, puede servir para ejercitar la memoria, estimular la imaginación y creatividad, fortalecer la atención, promover el autoconocimiento, aumentar la sensación de bienestar, reducir tensiones, aliviar el dolor, establecer vínculos… así como para transmitir valores o ideas positivas. Y siempre sin restricciones de edad porque, parafraseando a ese otro médico cuentista llamado Jorge Bucay, los cuentos sirven para dormir a los niños y, sobre todo, para despertar a los adultos.
(P): ¿Cómo se seleccionan los cuentos para cada sesión?
(R): Una vez establecida la población sobre la cual actuar, elegimos entre una batería de relatos aquellos que más faciliten la consecución de los objetivos propuestos. Otro tanto sucede con la escenografía que acompaña a cada uno. Así, por ejemplo, para abordar la aceptación de uno mismo narramos “Carmelo, un niño sin sombra”, de Fernando León de Aranoa… para afrontar la muerte de un ser querido, “Cartas al cielo”, de Mª Pilar Moros… para trabajar la amistad, “El cielo y el infierno”, de Paulo Coelho… En todo caso, damos especial importancia a sorprender, no ser repetitivos, fomentar la participación, no parecer demasiado largos… Y, siempre que podamos, compartiendo ilusión.
(P): ¿Qué impacto ha tenido la iniciativa en los pacientes?
(R): En principio, la aceptación de tal iniciativa está siendo muy favorable en cada una de las Unidades/Servicios en los que hemos intervenido. De hecho, muchos se sorprenden de su dinámica, de la forma que tenemos de llegar. También valoramos positivamente la implicación en su desarrollo del equipo directivo del CAULE y del personal de dichas Unidades/Servicios. Y es que la Humanización de la Asistencia Sanitaria es, claramente, un objetivo de todos.
(P): ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los pacientes?
(R):
El 
mismo que les diría cualquiera de los personajes de cualquiera de mis cuentos: la suerte no está en lo que nos pasa, sino en cómo lo vivimos… Y que, como les indicaría otro, antes que optimistas (verlo todo desde una perspectiva favorable) preferiría que fueran positivos (extraer de cualquier realidad, por dura que sea, aquellos aspectos que nos puedan reforzar).
(P): ¿Alguna anécdota interesante?
(R): Al concluir una de las sesiones de cuentacuentos realizadas en el Hospital de Santa Isabel, cierto oyente se nos acercó emocionado para darme las gracias porque hacía mucho tiempo que nadie le contaba un cuento… ¡Y más uno que en esos momentos realmente necesitaba!
En otra ocasión, en el Servicio de Pediatría, una niña trató de convencernos con sus palabras de que esos cuentos que acababa de escuchar eran tan curativos como las medicinas: “Con ellos se te quitan los dolores, te encuentras más animada, te hacen sonreír… Y todo, ¡sin efectos secundarios!”.

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