Benito también sonreiría al saber que posiblemente sus aventuras sean traducidas al italiano (¡crucemos los dedos porque en ello estamos!), que a partir de este mes ya hay ejemplares de su libro en las bibliotecas públicas de Soria (incluyendo sus bibliobuses que recorren la provincia), que las próximas sesiones de cuentacuentos de quien suscribe llevarán por título Chocolate con cuentos, y que en América -gracias a un acuerdo de Ediciones Irreverentes con la distribuidora Panoplia Libros- su obra también se encuentra disponible.
Relajante, astringente, nutritivo, placentero, aromático, energético, afrodisíaco, antioxidante, antidepresivo. Ni teoría ni filosofía: vivencia. Así es para Benito el chocolate. Dos milenios a la espalda coleccionando sus cromos, curando a la humanidad. Los mayas y los aztecas lo empleaban en sus ritos, en la despensa, en su botica. Moneda de los mercados, tributo para los dioses.
Sin duda y sin excesos, los bombones son un gran invento... Y como él mismo asegura, ¡la forma más dulce de comunicar!
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