domingo, 20 de febrero de 2011

Una felicidad de cuento

Ayer asistimos a la boda de nuestros amigos Noelia y Héctor. Fue una celebración espectacular en la que, además de un gran ambiente, hubo música, magia, palabra y por supuesto este cuento que tuve el gusto de narrar. Se titula La magia de vuestro amor y lo he versionado de un relato anterior mío expresamente para ellos. Desde él les deseamos una felicidad de auténtico cuento.

Hubo una vez, en el paraíso o allá donde fuera, que la primera pareja de hombre y mujer se preguntaba si tendrían alguna característica que les distinguiera del resto de los animales.
- No acabo de ver diferencia alguna -dijo uno de ellos-. Al igual que el perro, la cabra o el lobezno respiramos, comemos, nos rascamos... Somos similares a ellos. Incluso hay seres, como la gaviota, que disfrutan de un don superior que ni siquiera los humanos poseemos: el de volar.
- Tal vez sea el poder del habla, la capacidad de comunicarnos -respondió el otro-. Y de hacerlo a través de la palabra, con los gestos. En ello nos reconocerán.
Aquella primera pareja siguió muy tranquila pues ese argumento había sido convincente. No obstante, apenas tardó una aurora en venirse abajo. Esa misma mañana, mientras él se afeitaba, escuchó la voz de un loro que repetía nítidamente la frase con la que ella le había despedido.
Dado que esa concesión era también disfrutada por otras especies, decidieron debatir de nuevo sobre el tema.
- Quizá nos distinga la sonrisa -dijo ella-. Un gesto así, en apariencia tan sencillo, refleja nuestros sentimientos. Será antídoto frente a la monotonía, aspirina contra al dolor, belleza ante lo ordinario. Un sexto sentido en el que nos reconocerán como seres humanos.
Esta vez sí. Aquella pareja quedó convencida de que ese don -el de la sonrisa- les haría especiales.
Aunque apenas dos lunas después, mientras ella paseaba, escuchó las carcajadas de una hiena. ¡No somos los únicos animales que reímos!De manera que volvieron a debatir sobre el tema.
- Tal vez lo que nos distinga del resto de los animales sea soñar -dijo él-. Soñar proyectos que mejoren el mundo; desde el amor, la música, la ilusión. Soñar lo posible e imposible, con ahínco o por azar, y sin que nunca dejemos de hacerlo. Porque podremos vivir un siglo, un milenio, una eternidad... pero sin anhelos estaríamos muertos. En ello nos reconocerán como seres humanos.
Aquella primera pareja quedó satisfecha con la nueva argumentación. Este don -el de soñar- ponía el acento en la cualidad humana convirtiéndose en su signo de identidad.
Desde entonces creemos en tantas ilusiones, luchamos por ellas hasta convertirlas en nuestra razón de ser. Lo hacemos serenos, sin que nos pillen dormidos; y con imaginación, que por algo esta palabra comparte raíz con la magia.
Amigos Noelia y Héctor: Como esta pareja del cuento, no dejéis nunca de comunicaros, de sonreír juntos, de soñar… porque en estas tres cualidades además de reconocer vuestra condición humana reconoceremos, sin duda, la magia de vuestro amor.
Y colorín colorado este cuento vuestro… ¡tan solo ha empezado!

5 comentarios:

Humberto Dib dijo...

Hola, estoy visitando espacios que suelo ver en los blogs de amigos, el tuyo aparece en varios de ellos. Me pareció muy bueno, así que voy a quedarme por aquí como seguidor.
Si tienes ganas, te invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.

www.humbertodib.blogspot.com

Manuel Cortés Blanco dijo...

Hola Humberto:
Bienvenido a este blog que por supuesto también es el vuestro. Me alegra lo que me dices en tu comentario y de paso te comento que ya he visitado el tuyo. Esta semana por motivos de trabajo no estoy en mi casa, por lo que esperaré hasta que vuelva para hacerme seguidor.
Mil gracias, otro saludo desde España y nos seguimos contando.

Anónimo vocacional dijo...

que el petroleo suba por la inestabilidad es, al menos, discutible, aunque hay quienes pensamos que sube más por la desvergüenza y avaricia de los especuladores que por motivos reales y mesurables.

pero ¿qué significa que en este preciso momento la gasolina cueste hoy MAS QUE NUNCA mientras el petroleo, aunque caro, no?

sencillo, significa que hay personas que cuanto peor le vaya a los demas, mejor les va a ellos; que a más sangre, e intestinos, de gente inocente derramados y esparcidos, más riqueza acumula

y la mayoría de ellos, aparentan ser decentes cuando se visten bien para ir a sus despachos, o a cenar, o incluso A MISA, al parecer a ponerse delante de su dios a rezar.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Hola Anónimo Vocacional:
Seguro que, tristemente, hay personas como las que dices que disfrutan del mal ajeno. A lo que ya no me atrevería es a generalizar sobre quienes son ni a creer que realmente pueden ser felices así.
En estos casos suelo recordar una cita que alguien compartió conmigo: la verdadera felicidad es interior, no exterior; por lo tanto no depende de lo que tenemos sino de lo que somos.
En cuanto a tu reflexión sobre el precio de la gasolina (o de la luz, el teléfono, los pisos, etc.) poco que añadir a tus palabras.
Más saludos.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Hola de nuevo, Humberto:
Como habrás podido comprobar he pasado por tu blog, lo he leído con interés y me he hecho seguidor.
Saludos también para ti.