Esta semana estoy participando en distintas actividades formativas para maestros y profesores en torno al cuento, bajo la coordinación del Centro de Formación e Innovación Educativa (CFIE) de León. Compartir experiencias con estos docentes respecto al poder de la palabra en el aula, la importancia del lenguaje no verbal y el encanto de esa frase mágica Había una vez… está resultando de lo más interesante.
Paralelamente, en estos días el Periódico Irreverentes ha publicado un artículo mío sobre la importancia del cuento en la transmisión de valores para el adolescente, y en el portal literario Anika entre libros ha salido editada una reseña sobre mi libro Mi planeta de chocolate -un cuento largo al fin y al cabo- realizada por una escritora muy recomendable: Mercedes Pinto.
En definitiva otra semana para hacer buena la frase de ese cuentista noruego llamado Jostein Gaarder: No necesitamos aprender a respirar. No necesitamos recordarle a nuestros corazones que deben latir. Tampoco necesitamos aprender a escuchar buenos cuentos y mucho menos a contarlos nosotros mismos. El cuento es una forma de comprensión característica de los seres humanos y, como tal, prevalece sobre toda diferencia cultural.
martes, 5 de abril de 2011
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