martes, 28 de julio de 2015

En el Día Mundial contra la Hepatitis

Cada 28 de julio, conmemorando el aniversario del nacimiento del profesor Baruch Samuel Blumberg (premio Nobel en Medicina en 1976 por descubrir el virus de la hepatitis B y desarrollar una primera vacuna), se celebra el Día Mundial contra la Hepatitis, un grupo de enfermedades infecciosas que afectan a cientos de millones de personas en el mundo y causan cada año la muerte de más de un millón y medio de pacientes.
Aun cuando las más graves sean las tipo B y C, tampoco podemos olvidar las demás. De hecho, desde el Centro de Vacunación Internacional en el que trabajo, dedico parte de mi tiempo a concienciar a los viajeros de la importancia de vacunarse correctamente frente a la hepatitis A, en caso de desplazarse a destinos en los que esa enfermedad resulta endémica.
Por ello, en esta jornada conmemorativa, hago míos de manera resumida los objetivos propuestos al respecto -con especial atención precisamente a esos tipos B y C- por la Organización Mundial de la Salud:
1.- Conocer los riesgos: la sangre contaminada, las inyecciones peligrosas y el intercambio de material de inyección pueden provocar la aparición de la infección por el virus de la hepatitis.
2.- Exigir inyecciones seguras: anualmente dos millones de personas contraen esta enfermedad a través de inyecciones peligrosas, insistiéndose en que el empleo de jeringuillas desechables puede prevenir esas infecciones.
3.- Vacunar a los niños: unos 780.000 pacientes mueren cada año a causa de la infección por hepatitis B, aun cuando existe una vacuna eficaz y segura que puede otorgar una protección de por vida.
4.- Someterse a las pruebas de detección y solicitar tratamiento: en este sentido, debemos subrayar que existen medicamentos eficaces para tratar la hepatitis B y curar la hepatitis C, a los que cada paciente -al margen de patentes y otros intereses ajenos- debería tener acceso.

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