jueves, 8 de diciembre de 2016

"Catorce lunas llenas" según mi amiga Pilar

Manuel Cortés ha obtenido con su libro Catorce lunas llenas el primer premio en el XXXVIII Certamen Literario Carta Puebla, XV de Cuentos. Su ilustrador extraordinario que le acompaña es Lolo.
Un libro dedicado a su hija Amalia, una niña preciosa que llegó con luna creciente de fondo, la recibieron con miles de sonrisas que siguen aflorando en su día a día, compartiendo con sus padres y su hermano la alegría de vivir juntos.
Los cuentos han formado parte de la vida de Manuel, nació con ellos, fue niño por ellos. Sean suyos o prestados, siempre han estado con él... Su sabiduría son gotas de lluvia, como una fuente inagotable para compartir con los demás. La Luna es su cómplice, la luz de su resplandor en su horizonte, un espejo que inunda su memoria y su imaginación.
Un libro lleno de magia con sus catorce Lunas llenas... brillando a través de viajes y experiencias que ha vivido Manuel a lo largo de su vida: Osera de la Luna, Malanville (África), Medjugorje (Europa), Arequipa (Perú), Bagán (Asia), Auckland (Nueva Zelanda), Lagos (Nigeria), Tokio (Japón), Madrid, Aman (Jordania), Anantapur (India), Tulum (México), París, León...
Un inicio en su infancia, en un pequeño pueblo donde vivían sus raíces, su familia. Su abuelo afirmaba que a la Luna le gustaba jugar a contar mentiras: cuando tiene forma de "D", crece; con forma de "C", decrece. Que juega al escondite, no olvidando nunca que posee una cara oculta... Su abuelo imaginó un cohete de madera para viajar a la Luna... en su sueño vivía rodeado de chiquillos, compartiendo sus ideas.
Seguimos inmersos en cada lugar con sus Lunas llenas, las palabras de Manuel nos trasladan a lugares del mundo por conocer, de su paisaje, de la fauna, de la flora, de las costumbres, de las personas, de valores que nos hacen reflexionar para descubrir la esencia de ser uno mismo. Descubrimos lo que es realmente importante en esa sencillez que emana de su espíritu compasivo, tolerante, entrañable, humano, que siempre nos aporta la calidez del afecto, la esperanza de un mundo mejor, el aprendizaje de mejorar... Nos enseña la vida entre sus relatos; son pequeñas luces que ayudan a caminar, a vivir.
Manuel nos dice: "¿Conocéis el poder mágico de estas tres palabras: Érase una vez...?". Sus cuentos se transmiten a los niños y a los adultos, sus cuentos son su arte para soñar, para expresar lo que siente, para comunicar vida y afecto despertando ilusiones dormidas, fantasías soñadas en una realidad real o imaginaria... En León surgió la semilla del Filandón: una tradición de contar cuentos al calor de la lumbre, con hermosas noches de Luna, momentos de deleite donde la imaginación se llena de escenas, nuestros oídos escuchan  la música de las palabras olvidando nuestras rutinas insípidas, la sonrisa amanece con el poder inestimable de nuestros cuentos. Llega la hora del encuentro, de la lectura de un relato antes de dormir, estas catorce Lunas llenas duermen y viven con nosotros.

Nota: Reseña a propósito de mi libro Catorce lunas llenas, realizada por nuestra amiga, la escritora Mª Pilar Moros Borgoñón, de quien tuve el gusto de que me presentase en el acto de presentación de la obra realizado en Zaragoza.

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