En la IV Feria Esotérica de Terapias Complementarias y Arte, celebrada este fin de semana en el municipio de Fabero, he tenido oportunidad de compartir con muchas personas de lo más interesantes. Allí estaba Mikel con sus instrumentos tan peculiares, Elena ante un herbolario, José Ángel con su música sanadora, Lolo dibujando cada sueño o Justo realizando sus predicciones matemáticas. De todos aprendí, incluido aquel que anticipó que acabaré dejando mi Medicina para acabar dedicándome a mi Literatura. En cualquiera de los casos, sin prisas, que como bien advertiría, "tú momento aún no ha llegado".
Entre tanto, mañana iniciaré la distribución de mi nuevo libro El amor en los tiempos del Mindfulness: 50 ejemplares a mi Zaragoza natal, donde mi hermana en su peluquería y mi hermano desde su taxi lo promocionarán entre su clientela... 25 al Madrid en el que viví durante una década, para que ese amigo preventivista lo reparta entre sus colegas... Otros tantos a la Soria en la que nació mi madre... 16 a Alboraya -la cuna de nuestra Horchata-, donde reside el mejor embajador de mis obras... Y así, hasta casi completar la mitad de su primera edición.
Como le dije este sábado a un feriante, ninguno de mis libros ha estado nunca en alguna lista de superventas... pero me consta que llegan lejos. Aunque sobre todo, gracias a ellos, consigo algo que aprendí del genial García Márquez -ante quien me he permitido dedicarle un guiño con mi título-: que nuestros amigos nos quieran más.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
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