No ha sido la primera vez que me pierdo por Alsacia si bien -conociéndola y conociéndonos-, tampoco será la última. Me volvió a encantar ese Estrasburgo que derrocha magia en cada fachada... Visitamos de nuevo el restaurado Château du Haut-Koenigsborg, en la cima del monte Stophanberch... Paseamos por la Hauptstrasse -calla Principal- de Heidelberg antes de ascender a su castillo... Nos hicimos mil fotos en la Petite Venise de la hermosísima Colmar.
Navegamos entre canales, compramos en una tienda en la que es Navidad todo el año, montamos en funicular, degustamos codillo, choucroute, macarons... Y recargamos a tope nuestras baterías personales.
Todo ello de la mano de los mejores anfitriones que podíamos tener: nuestros amigos Mari Luz y Félix. Y es que si Estrasburgo es la ciudad en la que el ojo nunca se aburre, a su lado aún ha sido mucho más entretenida.
sábado, 29 de febrero de 2020
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