Ante la ponencia y sesión de cuentacuentos que compartiremos mañana en las Jornadas Literarias "¡¡Ábrete libro!!" os adelanto uno de los cuentos que se viene conmigo en la maleta. Es el titulado Papá... yo quiero ser como tú, y pese a su belleza desconozco quién es el autor. En cualquier caso, como afirma Ernst Jünger, el poder que los cuentos otorgan al ser humano carece de límites. La superación del tiempo, el espacio y la causalidad es algo que encuentra su igual tan sólo en los sueños. Por eso, nos seguiremos contando.
Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal... Pero yo estaba de viaje ... ¡Tenía tantos compromisos!
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba y comenzó a hablar cuando yo no estaba... ¡Cómo crece mi hijo! ¡Cómo pasa el tiempo!
Conforme iba creciendo, el chaval me decía:
— ¿Papá, algun día seré como tú? ¿Cuándo regresas a casa, papá?
— No lo sé, pequeño, pero cuando regrese jugaremos juntos; ya lo verás.
Mi hijo cumplió diez años hace pocos días y me dijo:
— ¡Gracias por la pelota, papá!, ¿quieres jugar conmigo?
— Hoy no, cariño; tengo mucho que hacer.
— Está bien papá, otro día será.
Se fue sonriendo, siempre en sus labios las palabras: «Yo quiero ser como tú».
Mi hijo regresó de la Universidad el otro día, todo un hombre.
— Hijo, estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco.
— Hoy no papá, tengo compromisos. Por favor, prestame el auto para visitar a algunos amigos.
Ahora ya estoy jubilado y mi hijo vive en otro lugar. Hoy le llame:
— Hola hijo, ¿cómo estás? ¡Me gustaría tanto verte! -le dije.
— Me encantaría, padre; pero es que no tengo tiempo. Tú sabes, mi trabajo, los niños... ¡Pero gracias por llamar, fue increible oir tu voz!
Al colgar el teléfono me di cuenta que, efectivamente, mi hijo habia llegado a ser como yo ...
viernes, 24 de septiembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
4 comentarios:
Cuántas verdades pueden decirse con la sencillez de un cuento; que sensibilidad e inteligencia hay que poseer para llegar a todos con un puñado de palabras que no entrañan complicación.
Todos lo sabemos, lo mejor que puedes dar a un niño es tu tiempo, y lo que heredarán sus hijos, y los hijos de sus hijos...
Precioso cuento. No lo olvidaré.
Hasta mañana.
El padre del cuento recibió de su hijo la energía que le había estado transmitiendo toda su vida.
Gracias por tan sensible entrada.
Bueno Manuel, si éste es uno de los cuentos que me perdí ayer, al menos me queda el consuelo de haberlo leído previamente.
Un placer haberos conocido. espero que Manuel hijo ya esté recuperado.
Un abrazo Á
Hola Mercedes, hola Ángeles:
El placer es mío de haberos conocido en persona. Ciertamente lo hemos pasado muy bien en las Jornadas y nuestro Principito se ha portado como un campeón. Mil gracias por estar pendiente de él.
También me alegra que os gusten los cuentos. Un montón de sonrisas para ambas y nos seguimos contando.
Publicar un comentario