Me apasionan los microrrelatos. Un género difícil de interés creciente, con el que me he atrevido en alguna antología. De entre mis favoritos, destaco uno del escritor y periodista Juan José Millas: Hay novelas que aun sin ser largas no logran comenzar de verdad hasta la página 50 o la 60. A algunas vidas les sucede lo mismo. Por eso no me he matado antes, señor juez. Otro titulado "El sueño", del académico Luis Mateo Díez: Soñé que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todavía me tembló durante un rato. Del narrador venezolano Gabriel Jiménez Emán escojo este: Aquel hombre era invisible pero nadie se percató de ello. Y del austriaco Karl Kraus, aquel que dice: El peluquero cuenta novedades cuando ha de limitarse a peinar. El periodista se muestra ingenioso cuando ha de limitarse a contar novedades. Ambos son ambiciosos.
Por cierto: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí, del escritor guatemalteco Augusto Monterroso, está considerado el microrrelato más corto de la historia de la Literatura.
sábado, 25 de febrero de 2012
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