Los escritores son producto de lo que viven. Y viven de gerundios, de participios, de imaginación. En estos tiempos que corren, con el talento bajo sospecha, la razón de sus obras resulta variopinta. Algunos sonríen cuando el alma llora, otros buscan la verdad en sus mentiras. Los hay quienes no crean desde un ordenador, sino desde el corazón: las teclas son sus latidos. Y aquel que no lo hará nunca, porque sus rimas ya las soñara un tal Antonio Machado: Converso con el hombre que siempre va conmigo.
Escribir se ha convertido en uno de mis verbos. Al igual que tú, que vienes disfrazada de pronombre. Y lo hago libremente, aunque sea por encargo. Escribir por ti, reescribir para ti. Compartiendo gerundios, participios, imaginación. Siendo, en definitiva, producto de lo que vivo.
Nota: Fragmento perteneciente a mi libro Mi planeta de chocolate.
martes, 7 de febrero de 2012
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