martes, 14 de febrero de 2012

Mi público más difícil

Reconozco que a la concesión del Premio Ciudad Ducal de Loeches han seguido unos días ajetreados en los que me he sentido muy acompañado. Quisiera por ello dar las gracias a los distintos medios que han cubierto la noticia -en especial a Radio Nacional de España por su amplia cobertura- y a tantos amigos que me habéis manifestado vuestro afecto. Si todo va según lo previsto, Siete paraguas al sol verá la luz a principios de abril, por lo que empezaremos con las presentaciones en fechas cercanas al Día del Libro.
Entre tanto, hay que seguir jornada a jornada. Así, este miércoles impartiré una sesión de cuentacuentos ante el público más difícil que pudiera imaginar: los amigos de mi hijo. Y es que mañana a estas horas, en la guardería a la que asiste, compartiremos imágenes, música y sobre todo palabra en una vuelta al mundo imaginaria, adaptada expresamente para ellos. Allí estarán su osito Fidel, el mono Facundo, su conejo Alejo… Entre los cuatro contaremos la historia de aquel perrito que no sabía escribir. También habrá cartulinas de todos los colores, para narrar las peripecias de un príncipe en blanco y negro. Quizá incluso lleve su pizarra, con la excusa de dibujar las partes del cuerpo en una aventura que tendrá final feliz…
Hasta la fecha he actuado para públicos muy distintos, pero nunca ante niños tan pequeños. Aun cuando apenas sabe hablar, le he pedido a mi hijo que les diga que me ayuden. Con su colaboración, seguro que acaban siendo otro público sencillo.

2 comentarios:

Mercedes Pinto dijo...

Ni te imagina cuánto me gustaría se muy, muy pequeña y compañera de tu hijo, para poder escuchar tus cuentos, me han dicho que son mágicos.
Un abrazo.

Manuel Cortés Blanco dijo...

Hola Mercedes:
¡Qué alegría reencontrarte por aquí! La verdad es que fue una experiencia única. Lo pasé fenomenal a pesar de los pucheritos de nuestro Principito. Los pequeños estuvieron superatentos y descubrí la razón principal por la que los humanos tenemos orejas: para que puedan estirarnos de ellas en nuestros cumpleaños.
Hubo magia, es cierto... Pero esta vez la pusieron los niños.
Mil sonrisas, buen finde y nos seguimos contando.