Mi mujer asegura que yo tengo don de brujo. De hecho, son muchas las ocasiones en las que anticipo que algo puede suceder... y efectivamente, aun pareciendo difícil, acaba sucediendo.
Recuerdo que cierta noche de agosto asistimos en la Casa de la Cultura del municipio leonés de Villademor de la Vega a la representación de una obra de teatro titulada Sala de espera, escrita, dirigida e interpretada por nuestro amigo Jesús Vidal. Ciertamente resultó ingeniosa, reflexiva, con una puesta en escena sobresaliente. En dos palabras: nos encantó.
A la salida, tras charlar con Jesús y con el resto de integrantes de su compañía, compartí con mi mujer una impresión personal que casi parecía profecía:
- Jesús es un actorazo. No me extrañaría nada que con esa pizca necesaria de suerte y algún papel al que sacar todo su jugo, el día menos pensado se hiciera con un Goya.
Esta tarde de diciembre releo con emoción que Jesús Vidal ha sido nominado a mejor actor revelación en los próximos premios cinematográficos Goya. Nos alegramos muchísimo. De corazón, en cuerpo y alma, de verdad. Se lo merece por cómo es, por su tesón, por a quién se lo dedica. ¡Sencillamente genial... y sin necesidad de recurrir a brujerías!
Felicidades, campeón, extensivas al resto del equipo de Campeones por esas once candidaturas. Y tal y como habíamos quedado, nos seguiremos contando en ese café pendiente para esta próxima Navidad.
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