martes, 2 de junio de 2020

Casualidades en tiempos del Coronavirus

A propósito de esa entrada de ayer en la que afirmaba que desde que mis padres partieron siento al lado mío dos ángeles que nos guardan, nuestro amigo Marcos -aún más testarudo que yo, que soy el de Zaragoza- replica que nunca creyó en estas cosas. Desde esa condición de agnóstico, la vida sigue su curso atendiendo a las leyes naturales... Y como en ella jamás existe ninguna casualidad, muchas de las causalidades que le refiero son simples conjunciones que acabo interpretando a mi criterio.
Yo insisto en que tal realidad a mí me sirve, que ni siquiera tiene que ver con profesar alguna religión... mas no logro convencerle.
Así, si digo que este mismo lunes he sabido que el Instituto Leonés de la Cultura ha adquirido ejemplares de mi obra El amor en los tiempos del Mindfulness para dotar a todos los bibliobuses de la provincia... ¡es por pura coincidencia! Si le digo que otra editorial me ha propuesto publicar algún relato para cierta antología sobre estos tiempos del Coronavirus... ¡es mera casualidad!
- Si tan seguro estás de que te ayudan, ¿por qué no lo hacen con las cosas importantes?
Para mí, escribir es de lo más importante.
- ¡Sería mejor que te inspirasen cuando juegas a la lotería! -insiste en sus argumentos.
Eso en cambio, no lo es. Puede que incluso ni siquiera sea bueno para mí.
En todo caso, desde nuestro afecto y respeto mutuo, Marcos será siempre un amigo al que ya he desistido de demostrarle que la casualidad -si existiera- recordaría a ese milagro pequeño ante el que cualquier Dios por grande que fuese preferiría pasar desapercibido.

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