Papá fue quien me explicó qué era la uva garnacha, cuyos racimos pintaron de morado los viñedos de su infancia. Se trata de una cepa rústica, resistente a la sequía, plagas y enfermedades. El vino que produce -sea tinto o rosado- posee cuerpo, solera, color granate y un aroma exquisito. Los viñateros suelen mezclar su mosto con otros, aprovechando ese poder de adaptación. Así, da fuerza al que no la tiene, textura al aguado, tonalidad al pálido, dulzor al amargo... Y tanino -principal fuente de vida- a todos sin discreción.
Yo solía replicarle medio en broma que nosotros teníamos un papá garnacha, pues al igual que sucede con esa uva homónima, a su lado todos nos sentíamos mejor.
Hoy hubiera sido su cumpleaños. Admito que el mundo ha cambiado bastante desde que marchó. Antes ni siquiera sabíamos qué era una pandemia. Ahora gritamos mucho, escuchamos poco; todos nos creemos en poder de la razón. Los teléfonos son móviles; las bicicletas, estáticas... La televisión se viste con toga, reservando a su carta de ajuste la presunción de inocencia... Puedes maldecir una vacuna a la vez que presumes de pasarte de la raya... La Antártida se derrite mientras el vertido de plásticos al mar resulta inasumible, pero realmente a pocos parece importarnos... Y esa Luna a la que escribo -al igual que el sentido común- se sigue alejando cuatro centímetros al año de la Tierra, quizá en busca de algún otro planeta donde habite la cordura. A veces, cuando sueño, pienso que yéndose en aquel accidente junto a mamá, ambos hicieron algo parecido.
Por suerte, también sigo encontrando gente garnacha como él: personas con quienes somos sencillamente mejores; que siembran sonrisas, entierran rencillas, se entregan sin intereses... Y en estos días, en los que ando noqueado por esa lumbalgia que se vino de okupa a vivir conmigo, me cuidan con su presencia en cualquiera de sus formas.
¡Feliz cumpleaños, papá! Por cierto, a ese Principito y esa Sirenita que rondan por la casa se le notan mucho tus genes. Y es que, al igual que tú, son niños garnacha.
7 comentarios:
Curiosa coincidencia que nuestro padre también cumpliría hoy 90 años. Y que era hijo de agricultor con majuelo y bodega. Pero lo mal vendieron muy pronto, además de la casa, y sólo nos queda el recuerdo de una infancia muy lejana.
Precioso y verdadero. Sólo añadir, que tú también eres un amigo "garnacha".
Preciosa reflexión! Gracias, Manuel. Tú también eres garnacha, alimentando nuestras almas. Un besote grande.
Un fuerte abrazo
Precioso, Manuel. Muchas gracias!!
Roberto Soto.
Que siga existiendo esa esencia "garnacha" que con tus libros podemos degustar y de taninos nuestras almas, impregnar.
Buenos días garnachas, mil gracias garnachas y feliz domingo garnacha para todos.
Nos seguiremos cuidando para seguirnos contando.
Mil sonrisas, un abrazico.
Publicar un comentario