Hoy he sabido también que el
escritor y literato peruano Carlos García Miranda nos dejaba ayer a los 44 años de edad tras una enfermedad impasible. Compañero de editorial, participó en la
Antología del Relato Negro III después de ganar uno de los Premios Sexto Continente y quedó finalista el año pasado
en el Premio Internacional Vivendia de Relato con el libro Superficies. Era profesor de
la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Lima) y planeaba junto a nuestro editor publicar en España una
antología de autores peruanos y en Perú una de escritores
irreverentes.
Desde su relato Te humea la tarde, le recordamos con cariño, admiración y respeto. Descanse en paz.
Hubo una época en que en este pueblo no se podía vivir. Las desgracias eran cosas de todos los días... Todo cambió cuando regresó tu tío Severino. Venía de recorrer el mundo y trajo artefactos asombrosos. Pero lo que nos cambió la vida lo tenía en un baúl. Era té. Nos enseñó a tomarlo en los días de intensa lluvia, luego de los nacimientos inesperados, de las muertes y de todas las calamidades que nos azotaron. Obviamente, no disminuyeron -dijo mi abuela mientras levantaba su taza y miraba mi abultado vientre de futura madre soltera-, pero con el té le quitamos el dramatismo.
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