No puedo olvidar que mi primer trabajo, nada más salir de la facultad, fue como médico becario en una residencia para personas mayores, en la que muchos de sus usuarios padecían este mal. Allí aprendí realmente a tratarlos, a potenciar sus actitudes, a gestionar sus emociones y la de sus familias... Y allí escribí mis primeros artículos al respecto, alguno de los cuales aún puede rescatarse en Internet.
Aquella experiencia dejó también poso en mi literatura. Y así por ejemplo, en mis últimas Catorce lunas llenas, hago referencia a ella:
"En cierta ocasión traté a un anciano que padecía
demencia senil. No reconocía a sus familiares, ignoraba quién era o dónde
estaba, jamás fue consciente de que le hubiesen usurpado su personalidad… Se le
pasaban los días sin vivirlos. Sin embargo, cada vez que oía la sirena de
aquella fábrica próxima a su casa, recordaba tantas alarmas de los bombardeos
durante el asedio que vivió y –escondiéndose debajo de la mesa- rompía a
llorar. Definitivamente, el tiempo no lo cura todo. Ni siquiera una enfermedad
tan voraz como esa consiguió nunca borrar su guerra de su memoria...".
1 comentario:
Comparto otras dos entradas de años anteriores con relación a este Día Mundial del Alzheimer, por si fueran de vuestro interés.
Mil sonrisas.
https://manuelcortesblanco.blogspot.com/2014/09/en-el-dia-mundial-del-alzheimer_21.html
http://manuelcortesblanco.blogspot.com/2015/09/en-el-dia-mundial-del-alzheimer.html
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