Hay personas tan universales que aunque tengan pasaporte son compatriotas de cada ciudadano. Hay obras tan geniales que su arte trasciende más allá de las fronteras, perteneciendo sencillamente al patrimonio de la Humanidad. Hay monumentos tan referenciales que aun teniendo ubicación asientan en el corazón de todos.
Ese es el caso de la Catedral de Notre Dame, levantada hace casi un milenio en el epicentro de Europa y convertida en símbolo de nuestra cultura, de nuestra civilización. El incendio que sufrió ayer nos ha dolido mucho por cuanto significa, si bien estamos seguros de que volverá a ser la que era.
Aun viviendo momentos tristes, me permito la licencia de rescatar una cita de Quasimodo, su inquilino de cuento más célebre: "El exceso del dolor, como el exceso de alegría, es una cosa violenta que dura poco: el corazón humano no puede durar mucho en un extremo". Desde ese espíritu positivo, Notre Dame volverá a levantarse. Entre tanto, nuestra solidaridad y pensamiento siguen mirando a París.
martes, 16 de abril de 2019
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