jueves, 22 de octubre de 2020

A vueltas con la jornada continua

Nuestro Principito, como tantos chiquillos de su edad, echa mucho de menos lo que más le gusta. En su caso, jugar al balonmano, ya sea en la cancha del colegio o entrenando con sus compañeros alevines del club en el que milita. Admito que nunca llevó bien aquel primer confinamiento, del que los niños serían los últimos en salir. Por eso, como remedio casi improvisado, a menudo lo practicábamos juntos en la terraza, percibiendo que tal ejercicio resultaba imprescindible para que estuviera bien.
Como consecuencia de la situación epidemiológica que vivimos, esa abstinencia obligada acumula casi ocho meses. A veces nos parece una eternidad.
Esta noche, en la antesala de nuestros sueños, le preguntaba qué tal su vida en el cole. Al margen de amigos y profesores, lecciones aprendidas y algún que otro examen, reconoció que los días se le hacen muy largos. Entra al centro a las diez de la mañana y sale a las cinco de la tarde, con comedor y recreo entre medias, si bien en estos -por razones obvias- no hace deporte de equipo. En total suma siete horas, sin balonmano, con esperas intermedias y mascarilla permanente, más la de los trayectos y alguna otra luego en sus clases de inglés o trombón. Por suerte, a él no le ha brotado ese eritema facial que con el roce le salió a su hermana.
Al final de nuestro cuento, coincidimos en que en septiembre estábamos mejor, con aquel horario de jornada continua. Además de llevar menos tiempo la mascarilla y reducir situaciones de riesgo como en las entradas o salidas, completábamos incluso alguna de esas tandas de gimnasia que le envía regularmente su entrenador. De hecho, recordaba que hasta nuestra Sirenita sufría por entonces de menos granitos. ¿Volveremos a tener este curso jornada de mañana como tienen nuestros primos de Zaragoza?, me preguntó vencido por el sueño.
Pese a saber que, según se ha publicado, la Consejería de Educación de mi Comunidad no va a cambiar nada al respecto por un supuesto defecto de plazos ni a tener en consideración que el 84,4% de los padres y madres de su colegio votaran recientemente a su favor, he preferido callarme.
Como epidemiólogo desde el principio de la pandemia, pero ahora también como padre, estoy absolutamente convencido de que en esta situación excepcional que padecemos, esa jornada continua es la mejor opción. En todos los sentidos, por mucho que se diga. En otras Comunidades se ha aplicado de oficio, atendiendo al principio de precaución. Sería lo normal en cualquier actuación en Salud Pública. Y si aun con todo quedasen dudas, ¡que pregunten a los niños!

6 comentarios:

Fernando dijo...

Muy buena reflexión de un padre y además verdadero experto en temas epidemiológicos para implantar la #jornadacovid.
Los responsables de Educación y Sanidad de la Junta de Castilla y León le deberían escuchar más y antes que a otros intereses inconfesables de otros colectivos.
Gracias Manuel

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo!! Ojalá las autoridades piensen más en la salud de los niños y hagan caso a los expertos epidemiólogos.

Silvia Valle dijo...

Totalmente de acuerdo!! Los niños están felices en el colegio porque están con sus amigos, profesores,etc... Pero están aburridos de tantas normas, la mascarilla, paseos de casa al cole y del cole a casa sin un segundo de tranquilidad cuando ven que no pueden ir al parque, hacer vida normal,nos confinan perimetralmente y ellos van al colegio cuatro veces. Necesitan ser escuchados e implantar la jornada Covid ya. Su salud física y mental lo piden a gritos.

Unknown dijo...

! Me identifico totalmente! Es hora ya de que nuestros políticos (si si, también son nuestros aunque nos ignoren), hagan lo que el sentido común y las simples normas de precaución y sanitarias recomiendan.

Cristina dijo...

No puedo estar más de acuerdo contigo Manuel. Gracias por lo que escribes y por tu compromiso, porque al final parece que nadie mira por el bien de los niños sino por otros intereses. Cris.

Musan dijo...

Aunque ya estoy jubilado de la docencia, también estoy de acuerdo en defender la jornada continua. Desde que se implantó hace unos cuantos años en la enseñanza pública , fue un gran acierto. Espero que también acabe por generalizarse en todos los colegios.