Esta lavandera con alma de titiritera nos ha devuelto el espíritu de niño a través de sus canciones, de tantos trabalenguas, de cada marioneta que acompaña cada cuento. He disfrutado mucho... ¡Como un chiquillo! Y de seguro que el Principito y la Sirenita lo harán también durante el fin de semana, cuando acudan a verla para conocer su historia.
No obstante, si me tuviera que quedar con algo de esa sesión, sería con el lenguaje no verbal de Eva. La sentí ilusionada, sonriente, feliz comprometida en su papel... Lo hace fenomenal. Y cuando veo así a una amiga, el regalo recibido es por lo menos el doble.
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