jueves, 27 de junio de 2024

Más "Nanas para un Principito"

Lo que está pasando con Nanas para un Principito (MAR Editor), ilustradas por la genial Raquel Ordóñez Lanza, cuesta de entender. Diez años después de su publicación, junto a mis recientes Catorce lunas crecientes (Editorial Péndula), se ha convertido en nuestro libro más demandado en esas sesiones de cuentacuentos y el que últimamente está recibiendo mejores críticas. 
Y para celebrarlo, nada mejor que compartir unos párrafos del mismo:

"Poco a poco voy comprendiendo el mundo de los mayores –lleno de contradicciones, papeles, despistes y paradojas- que resumiría en este decálogo de obligado cumplimiento:
1. Cuando dicen no tengo tiempo, acostumbran a pensar no tengo ganas.
2. Aunque se despidan con un ya te llamaré, es posible que no te llamen nunca.
3. Por el metro que midas, te medirán.
4. Cuanto más hablan de algo, más lo adornan.
5. Sea lo que sea, di las cosas como son. Las indirectas nunca funcionan.
6. Cuantas más ansias tienen por arreglar las vidas de los demás, más desastrosa es la suya.
7. Lo verdaderamente importante, ni se vende ni se compra. Quizá por eso, a menudo esconden sus miserias detrás del dinero.
8. Cuando buscan alguien que les escuche, suelen encontrar alguien que les grita.
9. Con quien bien te quiere, sé paciente. Tarde o temprano te hará reír.
10. Aun reconociendo que ningún día es bueno para esperar, no desesperes jamás.
Lo advertí: se trata de un decálogo de obligado cumplimiento si bien, después de leerlo pausadamente, recuerda más a un manual de supervivencia. Como diría cualquiera de mis parientes, para esas conclusiones ya estaba el refranero: No mandes a quien mandó, ni sirvas a quien sirvió. Porque a modo de corolario, las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo. Eso sí: sacan lo mejor de todo".

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