Honrar a tus maestros es uno de los principios fundamentales de cualquier buen alumno. De ahí que siempre que tengo ocasión procure dar las gracias a todos aquellos que me formaron, nos ayudaron y de una u otra manera me acompañaron hasta llegar a la persona que hoy mismo soy.
Aun cuando algunos se fueron, nunca olvidaré a los profesores Felícito García-Álvarez -a quien, además de director de mi tesis doctoral, considero mi padre en la Medicina-, Luis Gómez Lus -hombre de Ciencia de la cabeza a los pies-, al pediatra Manuel Bueno, María Castellano -la primera mujer en obtener una cátedra en España, concretamente en Medicina Legal de mi Universidad de Zaragoza-... Y en el terreno de la Medicina Preventiva, a mi compañero, el doctor Juan Antonio Abascal, quien además de una excelente persona fuese un gran docente e investigador, galardonado entre otros con el Premio Nacional y Europeo de Medicina Preventiva 2019. De ahí que al saber de su adiós, ocurrido a principios de este año, haya sentido una notable tristeza.
Desde mis clases en la Facultad hasta el último proyecto de investigación en estos tiempos del Coronavirus, recuerdo su generosidad para compartir -tanto conocimientos como sonrisas-, su paciencia para con mis dudas, su disponibilidad porque siempre estaba ahí... Sin duda, fue profesor en toda la extensión de la palabra.
Dr. Juan Antonio Abascal Ruiz. Descanse en Paz.
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