En estos últimos días he recibido distintos correos por diferentes medios interesándose por nuestro estado, dado que últimamente he dejado de aparecer en las redes sociales, incluido mi blog. Los agradezco de aquí a Zaragoza, como diría mi Sirenita. Lo que pasa es que apenas me queda tiempo. Hay mucho que atender, muchísimo que decidir.
De salud andamos bien, y aun cuando podría atraparnos en cualquier momento, nos hemos empeñado en ponérselo difícil a este maldito Coronavirus: salimos poco, nos juntamos poco si no hace falta juntarse, hablamos poco cuando no se precisa hablar... Y de trabajo, os lo podéis suponer. Sin embargo, en este sentido no quisiera hablar de mí, sino de tanto personal sanitario y no sanitario que lo está dando todo en esta lucha. De esos profesionales que sin solución de continuidad asisten cuanto les llega a su Servicio de Urgencias, de cada rastreador repescando contactos estrechos entre listados para que cumplan su cuarentena, de esa enfermera que me envía wasap a las seis de la mañana con las previsiones de vacuna que empezarán a poner a las ocho... Admito que en estos tiempos del Coronavirus hay muchas personas poniendo en este envite lo mejor de sí mismos. Por ellas también, seguiremos cuidándonos.
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