Últimamente me estoy haciendo un experto en espectáculos infantiles. A fin de cuentas, gran parte de mi agenda me la marcan mis hijos... y a ellos no se les escapa ninguno.
Desde esa perspectiva de adulto, considero que los hay de todo tipo. Confieso que alguno me parece demasiado simple, pero que otros muchos me resultan superlogrados. Entre estos últimos, citaría al que asistimos este sábado pasado en el Teatro San Francisco, de León. En concreto el titulado Diminutivo, interpretado por la compañía aragonesa Títeres sin cabeza, y dirigido básicamente a niños de entre dos y cinco años.
Todo ocurre en un pueblo muy pequeño, ante una puesta en escena de lo más original. De hecho, los espectadores estamos ahí mismo, subidos sobre el escenario.
Su historia, sus diálogos -incluida la actriz que los reproduce utilizando el lenguaje de signos-, su simpatía... consiguieron que a mi hija Amalia le gustara así de mucho y que yo la recomiende expresamente para esos pequeños a quienes va dirigida.
lunes, 19 de noviembre de 2018
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