viernes, 13 de septiembre de 2019

Lo que aprendí de los cuentos

Uno de los reconocimientos que conlleva el haber ganado el XLI Certamen Literario "Carta Puebla" es la publicación de la obra presentada al mismo. De manera que El amor en los tiempos del Mindfulness ya está en proceso de edición con vistas a ese próximo 18 de octubre en el que se realizará en Miguelturra (Ciudad Real) la entrega de premios.
Ante la promesa hecha a una de mis lectoras de que hoy adelantaría alguno de sus detalles, comparto este decálogo que encabeza el nuevo libro. Se titula Lo que aprendí de los cuentos, si bien puede entenderse como una declaración de mis intenciones.

1. De Pinochoque a quien dice la verdad, siempre le acaban pillando... Pese a ello, prefiero verte reír con mis mentiras que llorar con mis certezas.
2. De Hansel y Gretel, que allá donde esté tu chocolate, debe estar tu corazón.
3. De La Sirenita, que la probabilidad de que un deseo se cumpla es directamente proporcional a la intensidad de esa fuerza con la que se desea.
4. De Blancanieves y los siete enanitos, que el amor es un sentimiento tan cortés que si te encuentra dormido, quizá nunca te despierte.
5. De Pulgarcito, que vayas a donde vayas, cuides con las improntas que dejas por el camino. Y en esta misma línea, de Los viajes de Gulliver, que de cualquier compañero de vida podemos aprender, sin que importe demasiado si llegará contigo hasta el final o solo haréis juntos una parte del mismo.
6. De La Cenicienta, que debes creer en ti, incluso cuando nadie crea en ti. La libertad solo existe mientras pensemos que existe.
7. De El Flautista de Hamelín, que sin música no habría sido lo mismo.
8. De Caperucita roja, que muchas veces y en muchos sitios, según cómo vistas, así te tratarán.
9. De Peter Pan, que somos lo que queda del niño que fuimos.
10. De Los tres cerditos, que si la vida te da caña, montes una choza… y sonrías. Si te da palos, hagas una cabaña… y sonrías. Si te da piedras, levantes una casa… y sonrías. Cuando algo te venga del revés, dale la vuelta. Pero ante todo, ¡jamás dejes de sonreír!

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