Leo entre las noticias de este martes que varias Comunidades han batido récord de contagios COVID19 en un solo día -16 de ellas se encuentran en situación de riesgo muy alto a este respecto-, que alguna ha reinstaurado estrategias restrictivas como el toque de queda o la limitación de aforos, que en este contexto ha crecido significativamente la presión asistencial hospitalaria -especialmente en UCI, estando la media nacional en ese mismo riesgo muy alto-, que el Consejo de Directores de Colegios de Madrid ha solicitado el cierre inmediato de sus centros por el incremento de brotes escolares... E incluso que mi sociedad científica de referencia, la Española de Epidemiología, ha advertido hoy de la necesidad de instaurar medidas urgentes, insistiendo en que la vacunación debería acompañarse de acciones preventivas como el uso adecuado de mascarillas, el mantenimiento de la distancia física y social, una correcta higiene de manos, la ventilación de espacios cerrados y el evitar aglomeraciones.
Ante tal catarata de titulares, empatizo con cada persona que comparte conmigo cualquier preocupación relacionada con esta pandemia que nos azota, entendiendo que recurran a llamarme, en busca de lo que suponen una voz acreditada. ¡Más de cien consultas personales en los últimos tres días! También de récord. Familiares, amigos, vecinos, compañeros, conocidos o incluso alguno que en ocasiones no sé quién puede ser. Sea como fuere, aun cuando ya no ocupe un puesto de epidemiólogo y agradeciendo por supuesto su confianza, siempre me tendrán ahí; informándoles, aconsejándoles o simplemente escuchando, como haría ante mis propios hijos. Porque creo firmemente que -ojalá antes que después- acabaremos saliendo de esta... Pero eso sí: siendo responsables y entre todos.
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