Aunque Manuel pequeño presuma de que su papá lo sabe casi todo, pronto descubrirá que realmente no sabe casi nada. Eso sí: siempre le advierto que de cualquier persona se puede aprender. Yo lo hago a diario de ellos. Incluso de ese conocido vanidoso al que le preocupa más su coche que sus sentimientos. Al menos me sirve de mal ejemplo.
Una de las áreas en las que asumo mi ignorancia es la Música. De hecho, hasta hace poco, la clasificaba en tan solo dos categorías: la que me gusta y la que no.
Hoy nuestro Principito me ha dado otra lección al actuar con su trombón -acompañado al piano por mamá- en el acto de apertura del nuevo curso académico en el Conservatorio Profesional de Música de León. Bajo la atenta mirada de su directora, de su profesor Samuel y del público que llenaba su auditorio ha interpretado una obra preciosa con estilo y soltura. Lo hizo tan bien que su hermana se anticipó a los aplausos, mientras me advertía que de mayor también quiere tocar un instrumento. Y es que en casa todos se han compinchado para enseñarme que -como dijera el genial Victor Hugo-, la Música expresa lo que no puede ser dicho y aquello sobre lo que es imposible permanecer en silencio.
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2 comentarios:
Ohhh qué emoción y qué orgullo de niño!! Me habéis emocionado ambos: tú, con tu entrañable artículo y tú hijo con su eclecticismo para la música!!! Felicidades a toda la familia!
Buenos días, Silvia, y mil gracias de parte de todos. Nos encanta saber de ti, de vosotros... Y por supuesto que nos seguiremos contando. Feliz finde, cuatro besicos nuestros.
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