Fue Lucía Etxebarría quien aseguró que el fútbol era el opio del pueblo... Jorge Valdano quien afirmara aquello de que el fútbol es lo más importante de entre las cosas que no tienen importancia... Y nuestro amigo Pepe quien me describiese como una persona tan alemán para el trabajo como griego en mis pasiones. Y es que entre ellas, no puedo negarlo, se encuentra este deporte.
Dado que los directivos pertinentes nunca idearon plan B, resulta que a estas alturas la Segunda División del fútbol español aún está sin terminar, a raíz de aquellas PCR positivas que se detectaron entre la plantilla de uno de sus clubes. El lío es monumental, pero me da que no habrá dimisiones. A esos niveles, casi nunca las hay.
En cualquier caso, lo que me preocupa es un hecho ocurrido al respecto. Los jugadores de ese equipo en el que se sabía la existencia previa de casos confirmados -al margen de que tras su estudio de contactos se les indicara o no cuarentena- se realizaron una PCR por la mañana, se metieron en un avión sin esperar resultados y aterrizaron por la tarde sobre esa ciudad en que debían jugar. ¿En qué protocolo consta que eso sea correcto? En mi opinión, tal hecho supone una irresponsabilidad epidemiológica, aunque cierto legislador -probablemente de los mismos a los que debo justificar al detalle alguna actuación preventiva- no lo considere así.
De modo que a mí, que en cada estudio de contactos de esta pandemia insisto a las personas implicadas en que cumplan los aislamientos sin moverse de casa -y mucho más estando pendientes del resultado de cualquier prueba-, este ejemplo del fútbol me pone contra las cuerdas. Por ello, no me extraña la actitud que ayer mismo nos mostraba uno de esos contactos: ¿Por qué no se me permite viajar en coche de León al Bierzo para estar con mi familia, mientras todo un equipo puede tomar un avión desplazándose 600 kilómetros para jugar un partido?
Y lo peor es que lleva razón.
Así que, parafraseando a aquel entrenador llamado Bill Shankly, proclamaré que aunque haya gente que piense que el fútbol es cuestión de vida o muerte, no me gusta su postura. Tristemente, a menudo, resulta mucho más que eso.
jueves, 6 de agosto de 2020
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