Aun cuando obviamente se mantengan las medidas sanitarias establecidas en tiempos de pandemia, la celebración de eventos culturales constituye otra noticia positiva, indicativa de un retorno progresivo a nuestra ansiada normalidad. Es el caso de las ferias literarias, que poco a poco se vuelven a organizar.
Viviendo muy de cerca la de León -donde aún quedo pendiente de alguna dedicatoria-, mirando de reojo la de Zaragoza -en cuyos stands también se encuentran mis libros- e invitado en septiembre a la de Madrid, mi próxima parada será Valladolid. Y es que este próximo sábado 5 de junio, de 17 a 19 horas, estaré en la caseta que MAR Editor ha dispuesto en la 54ª edición de su Feria del Libro, ubicada en la Plaza Mayor, firmando ejemplares de mi última obra: Catorce lunas menguantes, ilustradas por Raquel Ordóñez Lanza, con la que obtuvimos el II Premio Liliput de Narrativa Joven.
Será mi tercera feria en la ciudad del Pisuerga, donde siempre he acudido con mis cuentos. Será una jornada festiva de turismo comedido en la mañana, pero también de reencuentros vespertinos con tantos lectores y amigos. Será, en definitiva, otro gesto cotidiano desde la convicción de que siendo responsables la Cultura es segura.
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