De entre los ocho libros que llevo publicados a día de hoy, quizás el más emotivo para mí sea Mi planeta de chocolate (Ediciones Irreverentes) por las siguientes razones. Primera, en esta novela dejé de hablar de Manuel para contar la historia de un personaje inventado; aquel inocente Benito Expósito Expósito, que eludiera los avatares de la Guerra que le tocó vivir siendo fiel a su máxima de vida: Cuando debas elegir entre dos opciones, toma siempre la que tenga chocolate. Segunda, por haberme permitido ser finalista del II Premio Vivendia de Relato, con el alborozo que tal hecho nos supuso. Tercera, porque a raíz de eso pasé de sentirme un médico que escribía a un médico escritor. Cuarto, porque si bien el proyecto no terminó de cuajar, sentí una gran alegría cargada de esperanza cuando cierta productora se interesó por su trama para producir una serie con ella. Y quinto porque aún hoy, casi doce años después de publicada, sigo recibiendo críticas positivas, como la que está tarde me ha llegado por email: Sencillamente preciosa. No en vano, me ha emocionado tanto que incluso estoy sopesando la posibilidad de escribir una segunda parte.
Tras dos ediciones y decenas de presentaciones -algunas tan curiosas como las que hice en el Salón del Chocolate Moda Shopping, de Madrid, o en la mismísima Feria del Libro de Frankfurt-, Mi planeta de chocolate sigue siendo mi obra más leída... Y aunque se encuentre prácticamente agotada, todavía hay librerías donde adquirir algún ejemplar.
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