Me encanta el cine. Ayer estuve viendo El escritor (The ghost writer), la última película de Roman Polanski. Un film de intriga y acción que a mí me gustó. Su argumento gira en torno a un autor "negro" o "en la sombra", de esos a quien se le encarga una obra que acaba firmando otro.
Un escritor reclutado para redactar las memorias de un exprimer ministro británico aparece muerto en la playa y ante la urgencia de la editorial por terminar el trabajo, se busca a un nuevo profesional. Tras aceptar el encargo, éste comenzará a recabar datos llegando a las mismas conclusiones que su predecesor. El político se enfrenta a acusaciones de crímenes de guerra cometidos durante su mandato y el escritor verá peligrar su vida a cada paso que avanza en la investigación.
Al margen de su argumento, la película me hizo recordar aquel tiempo en el que una editorial me pidió escribir para otro. O mejor dicho, que mis cuentos salieran en la obra de un tercero, reservándose la posibilidad de hacer constar mi autoría aunque fuera, eso sí, en un lugar recóndito y con letra diminuta. Según aquel editor y siendo yo entonces un absoluto desconocido, se daría la paradoja de que así ganaría más dinero que si fuese yo quien lo firmara. Y lo mejor: llegaría a más lectores.
Dije que no. Nunca me arrepentí... Como tampoco nunca dejó de encantarme el cine.
domingo, 11 de abril de 2010
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2 comentarios:
Sólo el título ya me llama la atención. Me gustaría ir a verla, no sé cómo voy a hacer para disfrutar de tantas cosas que ofrece este mundo teniendo una vida tan efímera. Pero lo intentaré.
Me alegra saber que no fuiste capaz de "prostituirte" literariamente por dinero. Bueno, la verdad es que, por lo que te conozco sé que no es el dinero precisamente tu debilidad, y no me sorprende tu negativa.
Un abrazo, Manuel.
Gracias de nuevo, Mercedes, por tu comentario. Ciertamente la película me gustó pues es de mi estilo. Por eso la recomiendo.
Desde el respeto a todas las opciones, lo de ser "escritor en la sombra" no acabó de convencerme (y menos con ese argumento). Eso sí: en este mundo literario tan complejo tampoco me atrevería a decir "nunca jamás".
Otro abrazo grande para ti.
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