En uno de los actos culturales a los que asistí durante el último mes se produjo la siguiente situación. Antes del mismo, la artista que actuaba solicitó al público presente que a fin de facilitar su dinámica ocupase solo una parte del local. Y así lo hicimos todos sin ningún problema.
Unos diez minutos después de empezar, una persona mayor con muletas entró en la sala dirigiéndose, seguramente por desconocimiento, hacia el lado que estaba vacío. En ese momento, una joven perteneciente a la institución en la que el acto se celebraba se dirigió a ella indicándole que por favor debía sentarse donde estábamos los demás y donde, por cierto, había sillas libres. Esa tarde me encontraba de guardia localizada en mi trabajo, por lo que me situé en la última fila con el móvil silenciado. Desde allí, contemplé lo ocurrido a apenas un metro de distancia.
Tras hacerle la indicación -en mi opinión, de manera absolutamente educada- aquella persona se sintió molesta y decidió marcharse. Mas en su adiós, le dijo a la joven que le había faltado al respeto y que iba a poner una reclamación por escrito. El resto de la escena se me escapa al haber sucedido en el pasillo, si bien me consta que la muchacha volvió a disculparse, pues en ningún caso fue su intención ofender.
Al concluir el acto, sentí a aquella joven preocupada. Evidentemente, lo que había sucedido no había sido agradable. Al acercarme a ella para corroborar que fui testigo de lo ocurrido y que en verdad su actitud había sido respetuosa, me insistió en que ella solo hizo una observación, que jamás quiso molestar a nadie. Quien sabe si con esa queja -a mi parecer, injusta a todos los efectos- su propio puesto de trabajo pudiera quedar comprometido. Por eso, tirando de nobleza baturra, me dirigí en persona al director de aquella institución, advirtiéndole de cuanto había visto y poniéndome a su disposición por si llegara a cursarse cualquier reclamación.
Y es que me estoy dando cuenta de que me estoy haciendo mayor. Cada vez me muestro más intransigente contra las injusticias que nos rodean... Por banales que parezcan, con independencia de quienes vengan.
viernes, 29 de marzo de 2019
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