Si el Balonmano fue el deporte de mi infancia, el Atletismo lo sería de mi juventud. De hecho, lo practiqué federado durante varias temporadas en los clubs Real Zaragoza -entrenado por el inolvidable Enrique Lope- y en la Peña Zoiti de Huesca -bajo la batuta de ese entrenador, también extraordinario, llamado Pedro Millán-. Hice medio fondo primero y marcha atlética después, si bien he de admitir que mis marcas apenas pasaron de discretas. A lo más que llegué fue a conseguir un campeonato universitario de 10 kilómetros marcha -en Zaragoza- y a hacer mínima para el campeonato nacional en esa misma modalidad -al que acudiría, en Santiago de Compostela-.
Sin embargo, los principales trofeos que guardo de aquella etapa no están en ninguna vitrina, sino entre mis recuerdos. Durante esos años lo pasé sencillamente genial, asumí tantísimos valores que transmite este deporte, conocí a personas estupendas que aún conservo como amigas... Muchas de ellas integrantes de aquel club de amarillo, llamado Scorpio71, contra las que a veces competíamos sobre el tartán, para acabar siempre luego como aliados. De hecho, en sus participaciones en tantas ligas, les animábamos desde la grada para que llegaran lo más lejos posible.
Esta misma semana, el Club de Atletismo Alcampo-Scorpio71 ha cumplido cincuenta años. Medio siglo de vida siendo referencia de este deporte tan lleno de magia, habiendo contado en sus filas con atletas olímpicos como Esther Lahoz o Carlos Mayo, entre otros muchos. Quizá por ello, en la actualidad tenga a sus dos equipos -masculino y femenino- en la élite del panorama español, aglutinando a más de 400 atletas en categorías superiores y a centenares de niños en su escuela de atletismo.
Scorpiones: mil gracias por todo y felicidades de corazón en estas, vuestras bodas de oro. ¡A por los próximos cincuenta! Entre tanto, nos seguiremos contando en las pistas.
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