Tras siete días de permiso con el único objetivo de desconectar, este lunes festivo a las ocho de la mañana entraré nuevamente de guardia como epidemiólogo de nuestra Área Sanitaria. Durante este tiempo apenas he tenido llamadas de trabajo, por lo que agradezco a mis compañeros que hayan asumido cuanto había y hubiesen entendido que para seguir operativo, en esta semana necesitaba parar.
A fin de empezar al cien por cien, la tarde de este domingo anduve intercambiando datos sobre COVID19 con la epidemióloga saliente y con cierto facultativo de nuestro hospital... Y admito que en su conjunto han sido poco halagüeños. Además de continuar en máximos de contagios, seguir habiendo fallecimientos relacionados, dibujar una curva que no dobla, sumar más brotes activos y más ingresos en UCI, nuestros servicios sanitarios mantienen su trabajo a niveles críticos, con todo lo que conlleva.
Por mi parte, y al margen de esa labor específica como epidemiólogo, insistiré en las medidas de prevención -desde el uso adecuado de la mascarilla al mantenimiento de la distancia social, así como el cumplimiento estricto de los aislamientos/cuarentenas indicados-, a sabiendas de que a los países que mejor les está yendo no son aquellos con más restricciones, sino esos con mayores niveles de civismo. Y porfiaré porque se cumplan especialmente en los supuestos momentos de relajación.
Por poner un solo ejemplo, recuerdo el último brote que analizamos antes de este permiso. Cierta administrativa de una sala en la que trabajan veinte personas da positivo a Coronavirus. Enseguida se encienden las alarmas. ¿Estaremos todos infectados? Y resultó que en aquella sala no hubo ningún caso más. Todas las PCR dan negativas. El cumplimiento de cada norma -incluida su correcta ventilación- convirtieron ese espacio laboral en un lugar seguro.
Sin embargo, el compañero con quien comparte trayecto en coche -charlando distendidamente, sin mascarilla y ventanillas habitualmente cerradas- más las dos amigas con las que desayuna -en una terraza a escasa distancia entre sí, hablando sin mascarilla, fumando conjuntamente y por un tiempo también superior a los quince minutos- dan en su PCR un resultado positivo. En total, otro brote con cuatro casos relacionados. Y es que el maldito Coronavirus aprovecha cualquier secuencia en que bajamos la guardia para conseguir llegar.
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