jueves, 3 de septiembre de 2020

Causalidad o casualidad

El día que presenté mi tesis doctoral me sentía inusualmente tranquilo. Llevaba un buen trabajo, había preparado sobradamente mi exposición y algo me decía todo saldrá bien. De hecho, la defensa del proyecto resultó brillante y mi respuesta a las primeras preguntas del Tribunal mostraron un dominio sobre el tema que a modo de feedback aumentaba nuestra seguridad.
Hasta que su último miembro advirtió que en mi ponencia había un sesgo -error metodológico-, que no invalidaba sus conclusiones, pero las limitaba: la misma persona que realizó la intervención presentada acabaría haciendo su evaluación. Sin saberlo, incurrí en el llamado sesgo de conveniencia, en el que los sujetos sometidos a cualquier estudio científico que establecen cierto vínculo con el investigador pueden acabar respondiendo lo que creen que conviene en vez de lo que realmente es, en el caso de que sea él quien les evalúe. Quizás aquel detalle me hizo perder la máxima nota, pero permitió que ganara algo que jamás olvidaría: hay que ser muy riguroso con las conclusiones que deduzcamos. Esa es una de las bases del método científico consensuado por toda la comunidad.
A propósito de mi entrada de ayer, referida a la vacuna antigripal, cierta amiga me envía una gráfica que en su opinión demuestra la relación existente entre su administración y la mortalidad por COVID19. Ciertamente parece un gráfico aclaratorio, pero que contiene distintos errores. El más importante es su sesgo de selección, al haberse descartado -intencionadamente o no- países con altas tasas de vacunación y bajas de mortalidad, hasta el punto de que si se incluyeran todos constataríamos que esa supuesta relación sería a lo sumo casual. Revisada con espíritu estadístico, su diseño también está manipulado a fin de multiplicar ese efecto que pretende demostrar. Y es que, últimamente constato que no son verdad demasiadas teorías que nos quieren vender. Porque como aprendí esa mañana ante aquel Tribunal, correlación no siempre implica causalidad... Porque como he aprendido en tiempos del Coronavirus, o combatimos los bulos con rigor o acabaremos viviendo otra epidemia paralela: la de la intoxicación informativa.

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