sábado, 28 de marzo de 2020

Adioses en tiempos del Coronavirus

Esa tarde de verano nuestro abuelo regresaba de un entierro. Con mis ocho años recién cumplidos, apenas entendía qué era eso... Mas él, con su paciencia infinita, nos lo explicó.
- Es el adiós que les damos a aquellos que queremos -musitaría adaptándose a mi infancia-. Aunque sabéis un secreto: permanecerán siempre en nuestro corazón.
Desde que empezó esta crisis por Coronavirus se están yendo demasiadas personas que de un modo u otro había conocido. Primero, aquel amigo librero... Luego, ese mago con el que coincidí en algún cuentacuentos solidario... En estos días, cierta colega de Atención Primaria... un compañero miembro de las Fuerzas de Seguridad del Estado... otra vecina del pueblo. Descansen todos en paz.
El problema es que ni ellos ni cuantos han fallecido en estos días pueden tener una despedida en condiciones. A consecuencia de esta pandemia estuvieron solos en el hospital, sufrieron solos, murieron solos. En su partida no se permiten los velatorios, la misa de difuntos, la asistencia al propio entierro. Sin flores ni besos. Tan solo un ataúd sellado y desinfectado, ante esos rezos del cura con algún familiar situado al menos a dos metros de distancia. Como asegurase aquel enterrador, corren malos tiempos para morirse.
En este contexto, es de valorar la profesionalidad de otro gremio que en este proceso constituye el último eslabón en la cadena de toda atención integral: el personal funerario. Un colectivo que también se expone al riesgo de contagio, que ha aumentado significativamente su carga de trabajo -debiéndose ajustar a una normativa estricta-, que ejerce de paño de lágrimas improvisado en este adiós tan forzado.
Por eso, vaya para ellos nuestro más sincero agradecimiento, junto al aplauso de cada día... Y para todos los que se fueron, aquel secreto que compartiera mi abuelo: a pesar de las circunstancias, permaneceréis siempre en nuestro corazón.

1 comentario:

Arturo dijo...

Manuel aperte de un grandisimos profesional, eres UNA GRANDISIMA PERSONA,no puedo más que agradecerte estas palabras porque te salen de ese gran corazón que tienes.
Todos juntos saldremos de esta situación y esto marcará un antes y un después en este mundo el cual será el que tendrán que disfrutar nuestros pequeños.
Un abrazo para ti y tu familia y aquí tenéis a Orta familia que os quiere y que la tenéis para lo que necesitéis.
Insisto ERES UN GRANDE y el mundo necesitaría más gente como TU.