Como si hubiera pasado el flautista de Hamelín, la ciudad se ha quedado sin niños. Al menos eso parece. Confinados en sus hogares, están viviendo una situación que jamás habíamos imaginado, que jamás vivimos nosotros. Quizá en algún momento precisen por ello de una atención especial.
De hecho, al regresar a casa tras mi trabajo justificado -voy a todas partes con un salvoconducto oficial-, el saludo de Manuel pequeño se acompaña cada día de la misma pregunta: Papá, ¿cuándo podremos salir?
A pesar de mis respuestas evasivas, admito que no lo sé, si bien intuyo que aún queda más tiempo de lo que nos gustaría. Porque esa curva epidémica sigue sin querer ser curva, aun a sabiendas de que la única manera de invertirla es hacer precisamente lo que estamos haciendo: quedarnos en casa.
Pese a nuestro esfuerzo por amenizar su nueva rutina, no siempre lo logramos. Al principio ideamos los días monográficos, dedicando cada jornada a una actividad... Luego propusimos disfrutar en familia con alguno de esos espectáculos infantiles que pueden verse a través de las redes... Ahora hallamos cierta distracción en sus entrenamientos de balonmano.
En cualquiera de los casos, se le va a hacer muy largo este tiempo de espera pues él anhela salir.
Por eso, si a estas alturas del año ya empezaba a pedir a San Jorge que el próximo 23 de abril tuviéramos sol para disfrutar de un feliz Día del Libro, desde ya comienzo a rogarle con más ahínco si cabe que nos traiga calor pronto para ayudarnos a combatir el Coronavirus. Un calor que -como anticipan distintos estudios- se alíe con nosotros destruyendo sus paredes, reduciendo su supervivencia sobre superficies, limitando su cadena de transmisión.
Y es que de lo único de lo que estoy seguro es de que volveremos a juntarnos. Porque como siempre le digo a Manuel pequeño, este partido -sin duda el más difícil de su corta vida- lo vamos a ganar.
jueves, 26 de marzo de 2020
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1 comentario:
La verdad Manuel es que esta cuarentena nos va a cambiar los esquemas mentales, modos de vida, estrategias de supervivencia, educacion, y un largo etcétera. Después de este virus llegarán los análisis políticos (insufribles), analisis sobre nuestro modelo educativo (hace falta cambios profundos), análisis de nuestro sistema sanitario (cómo/quiénes/dónde/cuándo/cuánto estar preparados para la próxima),análisis individuales y familiares (estaremos preparados mentalmente para otra crisis? Qué tenemos que cambiar? Y los niños?) análisis sociologicos y economicos (como va a afectar este y otros impactos en la economía? Hará falta nuevos sistemas en la economía?) y un sin fin de análisis más. Nuevos cambios se avecinan, y no van a ser temporales, que nadie se engañe. Estamos preparados? Como dijo Einstein:"no es más inteligente el que mas sabe, si no el que tiene mayor capacidad de adaptación".
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