Le conocí en mi consulta del viajero. Acudió junto a su pareja para asesorarse desde un punto de vista médico a propósito de aquel viaje con fines solidarios que iban a realizar. Sin embargo, resultó imposible que su presencia pasara desapercibida:
- ¿Sabéis quién está en el Centro de Vacunación Internacional? -se escuchaba gritar por la sección-... ¡Clara Lago y Dani Rovira!... Los de Ocho apellidos vascos.
A pesar del revuelo a la entrada de mi despacho, ambos se mostraron ante mí con absoluta naturalidad. Ni esos golpeteos a la puerta ni tantas miradas pegadas al ventanal impidieron que la consulta transcurriese por los cauces normales. No negaré que estuve tentado de compartir con ellos lo mucho que nos habíamos reído en sus películas, de pedirles alguna foto o incluso de regalarles dedicado cualquiera de mis libros... Pero sencillamente no tocaba.
Un minuto antes de salir, él me dedicó una broma.
- En el próximo viaje que haga, quiero que me asesore otro médico como tú.
Todos reímos.
Al acceder al pasillo se desató la locura. Ante la veintena de personas apelotonadas, todo fueron piropos, selfies desenfocados, algún que otro empujón... Y Clara y Dani allí, manteniendo el tipo, devolviendo sonrisas sin perder ni un solo instante la compostura.
Dani Rovira anunció ayer que padece cáncer y que inicia sin demora sus sesiones de quimioterapia. Desde este sencillo blog, de todo corazón, le deseo lo mejor. A él y a cuantos como él están pasando por un proceso así, con el agravante de que sea en estos tiempos del Coronavirus.
Vaya nuestro ánimo inmenso para ellos, mientras representan el papel más importante de sus vidas... Y en concreto para Dani, renovar mi ofrecimiento de que en el próximo viaje que haga quisiera asesorarle yo.
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